La canción francesa quedó hoy huérfana con el fallecimiento de Charles Aznavour, a los 94 años y más de 70 en los escenarios, con los que mantuvo un idilio que prosiguió casi hasta su último suspiro.

El éxito tardío, que no le llegó hasta los 36 años, se prolongó hasta el final. De hecho, su muerte se produjo nada más regresar de una gira por Japón, cuando recuperaba fuerzas para lanzarse a otra serie de conciertos, que eran el oxígeno que le mantenía con vida, según confesaba en sus últimas entrevistas.

Bruselas iba a ser su próxima cita con el público el próximo día 26, antes de volver a París y a una mini-gira por Francia.