Juan Carlos García es uno de los vecinos del barrio El Refugio que se unieron hace tres años para comprar alarmas y cámaras de vigilancia en su sector. La iniciativa nació ante la preocupación por el consumo de drogas y la ocurrencia de hurtos.

Hasta ahora, han tenido que gastar alrededor de $19 millones en 30 cámaras, que son monitoreadas por ellos mismos y por la Policía.

“La compra de cámaras fue por los hurtos, y ha sido muy efectiva, pero se hubiera podido invertir en otras cosas, como cuidar los parques, embellecerlos, y hacer actividades para los niños”, cuenta García.