El silencio y la llovizna fueron los únicos acompañantes de una inédita semifinal de la Liga Águila, que se realizó sin presencia de público en las graderías del estadio Pascual Guerrero, debido a la sanción impuesta por la Alcaldía de Cali tras los condenado hechos vandálicos que protagonizaron algunos hinchas en el pasado clásico vallecaucano del miércoles 24 de mayo.

Este desolador panorama en San Fernando, repercutió en un juego que no tuvo ni emociones ni goles.