El Museo Nacional de Río de Janeiro, el más antiguo y de mayor acervo de Brasil pero que fue destruido por un incendio el domingo, carecía de seguro sobre su patrimonio y tampoco contaba con una brigada de bomberos para combatir posibles focos de fuego.

La falta de un seguro y de una brigada de incendios fue admitida por la subdirectora del museo, Cristiane Serejo, y se agrega a las otras carencias denunciadas y que han provocado indignación entre los brasileños, como el recorte de los fondos públicos para su manutención y los problemas de infraestructura de la edificación, como goteras e infiltraciones.

Serejo aseguró que la contratación de un seguro y la creación de un grupo de funcionarios habilitados para combatir incendios habían sido descartadas por la institución, por tratarse de costos adicionales que no podrían ser cubiertos.