Arboles calcinados, coches carbonizados y casas devoradas por el fuego el lo que queda en una zona hasta ayer de veraneo y residencial a tan solo 30 kilómetros de Atenas, donde el fuego se ha cobrado por el momento 74 vidas y ha dejado 182 heridos.

A pesar de los esfuerzos colectivos, las altas temperaturas, los fuertes vientos y la simultaneidad de los focos en distintos tipos de terreno ha provocado la mayor catástrofe de este tipo que se recuerde en el país.

Bomberos, Fuerzas Armadas, vecinos e iniciativas privadas se han movilizado para dar respuesta a esta tragedia, cuya banda sonora está compuesta por las sirenas de los camiones cisternas, los coches que se mueven de un lado a otro y el zumbido de los aviones cisternas que aterrizan sobre el mar para cargar agua.