Expertos dicen que se trata de una necesidad política de Gobierno y Farc para llegar a un acuerdo de paz.

Desescalar: “La palabra no está registrada”: Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Tampoco existe en el manual de estrategia militar de las Fuerzas Armadas de Colombia. Sin embargo, desde hace varios meses el término es usado por diferentes sectores para pedir que la intensidad del conflicto armado entre el Gobierno Nacional y las Farc sea cada día menor.Dicen, detractores y partidarios del proceso de paz que se adelanta en Cuba, que el término surgió más bien de una necesidad política porque bajo las luces del Derecho Internacional Humanitario este no aplica.Además, expertos coinciden desde todo punto de vista, que la figura no podría funcionar en el caso colombiano pese a la necesidad de disminuir el número de víctimas que deja la confrontación.Camilo Fajardo, especialista en política y conflicto colombiano del Politécnico Grancolombiano, sostiene que el desescalamiento no obedece a ninguna normativa internacional y tampoco hay un protocolo para cumplirlo. Pero indica que debido a esas mismas circunstancias y a la variedad de actores armados que hay en el país, la incorporación de un cese el fuego bilateral sería inviable. Así las cosas, se utiliza el concepto de desescalamiento del conflicto, que es igual a disminuir acciones de guerra.En teoría, explica, para el caso de las Farc implicaría que dejen su accionar armado y que se ubiquen en lugares especiales donde no entreguen sus armas, pero sí cesen su actuar militar; en el caso de las Fuerzas Militares, se buscaría que detengan las operaciones directas en contra de las Farc.Pero el especialista en seguridad y defensa John Marulanda dice que esa situación es “absolutamente imposible” de verificar porque los guerrilleros, en muchas ocasiones, actúan encubiertos o disfrazados de campesinos. Además, insiste que es poco práctico aplicar la figura porque “como digo, no es un término propiamente de la doctrina militar”.Agrega que el desescalamiento es pedirle a una de las partes que disminuya la intensidad y las Farc “tendrían que parar con el narcotráfico, las extorsiones y todo lo que hacen en contra de la población civil, pero quién verifica eso”.Una opinión similar tiene el senador del Centro Democrático, Alfredo Rangel, quien asegura que las Farc están obligadas de inmediato, a cesar el empleo de armas prohibidas por el Derecho Internacional Humanitario, como las minas antipersona, los cilindros de gas y el reclutamiento forzoso de niños.Esas visiones son rechazadas por Ariel Ávila, investigador de la Fundación Paz y Reconciliación, porque, a su juicio, se trata de “un cliché que utiliza mucha gente, pero en la vida real así no funcionan las cosas”.Aclara que el desescalamiento es llegar a acuerdos sobre acciones, intensidad o territorio. “En este caso, creo que van a ser acciones, cuáles, no sé porque no estoy en las negociaciones, pero se podría hablar de cesar atentados en los pueblos, en las carreteras, dejar de atacar en la oscuridad”.Dice que pensar en que la guerrilla deje de poner bombas, reclutar, extorsionar, es idealizar el escenario de la terminación de la guerra, pero bajo el sometimiento, y “aunque no nos guste, las Farc aún no están derrotadas en el campo militar”. Insiste en que este es un tema complejo y que durante el proceso de paz se va a llegar a “pequeñísimos” acuerdos y poco a poco se avanzará a un cese el fuego bilateral.Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis del Conflicto, Cerac, también explica que en medio del desescalamiento el Gobierno “podría permitir que enfermos presos de las Farc sean liberados, sean operados para que les pongan prótesis, dejar de pensar en los bombardeos con determinado tipo de explosivos y, por qué no, limitar acciones contra los miembros del Secretariado”.Sin embargo, Lázaro Viveros, excomisionado de Paz, asegura que ese término es inconsistente, porque eso sería decir que bajan un “poquito” los ataques, pero sigue el conflicto, por lo que la figura no se debería usar: “en un país hay o no hay conflicto, sin términos medios”.Considera que bajar el tono a las acciones no vale ni siquiera la pena mencionarlo, porque sería justificar, en parte, lo que se está haciendo, cuando lo que debe pasar es terminar la guerra.¿Y el armisticio?El pasado miércoles las Farc anunciaron a través de un comunicado en su blog en internet que desde las cero horas de este sábado se iniciaba un cese el fuego unilateral indefinido, indicaron que este “debe transformase en armisticio”. Pero, ¿cuál es la diferencia con la figura del desescalamiento?El experto en seguridad y defensa John Marulanda precisa que éste se aplica entre dos ejércitos soberanos y se firma un acuerdo de no agresión por parte y parte, pero el Gobierno de Colombia no puede igualar a las fuerzas del Estado con la guerrilla, “eso traería problemas políticos”.Camilo Fajardo agrega que el acuerdo del armisticio incluiría vigilancia internacional, que en este caso, podrían ejecutarlo los países garantes en el proceso de paz, para cerciorarse de que en realidad se acaban las confrontaciones.“Tampoco aplicaría para el caso colombiano porque se usa para conflictos de carácter internacional. Lo que pasa en el país es que estamos en un contexto de guerra irregular donde las Farc no son el único actor armado. Hay muchas fuerzas ilegales que no actúan bajo legislación y ni siquiera tiene aplicabilidad el Derecho Internacional Humanitario”.Ariel Ávila, de la Fundación Paz y Reconciliación, advierte que el Gobierno no puede cesar su accionar militar porque significaría un costo político alto que “cobrarían muy bien los uribistas” por lo que lo indicado sería empezar a desescalar los operativos así no lo acepte públicamente. “Seguramente el acuerdo empezará bajo la mesa, así en un mes se filtre la información, pero la decisión será necesaria para iniciar con la terminación del conflicto armado en el país”.Ante las dudas y especulaciones, el presidente Juan Manuel Santos agradeció el gesto de las Farc de cesar su accionar terrorista, pero enfatizó que “ni el presidente ni ningún miembro de las Fuerzas Armadas puede dejar de cumplir la Constitución ni las leyes de Colombia”, entre las que está “la obligación de defender la seguridad y las libertades en cada rincón del país”.