Muchas eran colegios y fueron construidas hace más de 30 años. En un recorrido que realizó El País se evidenció que el deterioro es tan crítico que algunas sedes parecen estar a punto de derrumbarse. Urge inversión.

El general Miguel Ángel Bojacá, quien hoy abandona el Comando de la Policía Metropolitana de Cali, lo advirtió antes de su partida: “En la ciudad la Institución está operando con una infraestructura de hace 35 años”. No exagera. Según expertos en construcción, más del 60% de las 37 estaciones de policía de la capital del Valle está en mal estado y requiere una intervención urgente. En un recorrido que realizó El País por varias de estas sedes se evidenció que el deterioro es tan crítico que algunas parecen estar a punto de derrumbarse. Pisos levantados, techos improvisados, paredes invadidas de humedad, sanitarios tapados con tablas de madera hacen parte del paisaje que se observa en los sitios donde a diario operan los cerca de 7.000 policías que tiene Cali y se atienden a cientos de ciudadanos.Pero más allá del abandono y las fallas en el funcionamiento, el principal problema de las estaciones nace desde su infraestructura, pues la mayoría no fue diseñada para este fin. El subteniente Juan Ramón Sepúlveda, coordinador de construcción de la Policía Metropolitana, explicó que en algunas antes funcionaban colegios, sedes de Juntas de Acción Comunal, pequeñas inspecciones o eran simples viviendas de familias numerosas. “Las instalaciones que tenemos hoy son muy pequeñas, pues no fueron construidas como estaciones. Muchas se adecuaron así hace décadas, cuando Cali tenía menos de un millón de habitantes”, indicó el teniente Sepúlveda. Pero la ciudad creció y las estaciones hoy lucen como CAIs. Según los estándares de funcionamiento, cada una de estas instalaciones debería tener 1.000 metros cuadrados, pero en Cali el tamaño no supera los 200 metros cuadrados. ¿Eso en qué afecta a la ciudad? En mucho, dice la intendente Diana Casallas, arquitecta de la Policía, al recordar que la falta de buenas instalaciones desmejora el bienestar de los uniformados, “pues no están trabajando en las condiciones que merecen y eso influye en su desempeño”. Y es que otro de los males de las estaciones de la ciudad es que no cuentan con alojamientos para los uniformados provenientes de otras ciudades. “No tenemos infraestructura para que ellos vivan en las estaciones, sobre todo, los patrulleros y bachilleres que son jóvenes y deberían estar controlados”, indicó el subteniente Jhonatan Gutiérrez, comandante de la estación El Diamante, que fue construida hace 20 años. Según algunos oficiales de la Policía, debido a la falta de alojamientos, muchos bachilleres se van a vivir solos en barrios impactados por la violencia e, incluso, algunos terminan involucrados con pandillas.Por su parte, el comandante de la estación de El Vallado, el teniente César Andrés Silva, resaltó el mal estado de los cuartos de reflexión, donde un detenido puede estar desde diez horas hasta ocho días. En este barrio, impactado por la violencia, en un fin de semana se detienen hasta 60 personas. A pesar de que estos cuartos deberían contar con un buen espacio, baños y un patio que reciba luz, en esta estación y en muchas de la ciudad lucen como celdas improvisadas. “Aquí no caben más de 20 personas y los detenidos no están en las condiciones dignas que todo ser humano merece”, indicó Silva. Urge inversiónEl 90% de las estaciones de la ciudad funciona en predios que son propiedad de la Administración municipal y que la Policía ha tomado en comodato. Eso, según el equipo de construcción de la Institución, es uno de los obstáculos a la hora de invertir en las estaciones.“No es fácil hacerle mantenimiento a instalaciones que no son nuestras. Este año la Policía Metropolitana invirtió cerca de $800 millones de recursos propios en el mantenimiento de algunas estaciones como la Nueva Floresta, el Lido, Los Mangos, El Diamante, entre otras”, explicó el teniente Sepúlveda. Pero eso no es suficiente y la Institución reclama más apoyo de la Alcaldía, teniendo en cuenta que son predios del Municipio. De acuerdo con las cifras de la arquitecta Casallas, el año pasado el Gobierno local destinó $903 millones para trabajos de adecuación de las estaciones. “Pero desde el 2005 no había hecho ningún aporte y este año tampoco. El general Bojacá le da ha dado importancia al tema y ha invertido recursos, pero todavía se requiere más apoyo”. Según los cálculos de la Policía, se necesitarían más de $2.000 millones para arreglar los daños que tienen las estaciones, aunque eso no significaría tener estaciones que cumplan con todas las normas.“Durante mi mandato hicimos tres estaciones en la ciudad (El Guabal, El Caney y La Flora), que fueron construidas bajo el concepto de megaestaciones. Es importante seguir avanzando en este tema, pues la ciudad está operando con una infraestructura muy vieja”, recordó el general Bojacá. El País intentó comunicarse con la secretaria de Gobierno, Eliana Salamanca, para conocer su concepto frente al grave estado de las estaciones de la capital del Valle y la falta de inversión de parte del Gobierno local, pero no obtuvo una respuesta de la funcionaria. Las más afectadasEstación Fray Damián. Luce en un total abandono. Para arreglar los daños en la infraestructura se requieren unos $1.100 millones. Estación de Servicios Especializados. Allí funciona el Esmad. La estación tiene problemas en las baterías sanitarias.El Diamante. Hacen falta alojamientos para más de 200 uniformados. Estación El Vallado. Los cuartos donde son llevados los detenidos están en mal estado y el sitio destinado para guardar las municiones no es el adecuado.