El investigador de delitos informáticos del CTI de la Fiscalía en Cali hizo un trato con su hija: puedes tener perfiles en las redes sociales, pero yo debo saber quiénes son tus amigos, qué te escriben, qué compartes, quién te quiere agregar.  Debo saber, también, la contraseña.

-Nosotros - me refiero a  los adultos, explica el investigador - somos inmigrantes digitales. Llegamos relativamente hace poco a ese mundo. Nuestros hijos en cambio son nativos digitales. Nacieron en la era de las redes sociales, así que es imposible evitar que ingresen a ellas. Pero sí podemos educarlos sobre su buen uso y sobre sus peligros. Los casos de delitos informáticos cuya víctima es un menor son repetitivos.

El investigador enseguida revisa  sus cuentas: en lo que va de 2017 a la Unidad de Delitos Informáticos del CTI  han llegado 30 denuncias sobre menores que están siendo víctimas  del ciberacoso y otro tipo de delitos relacionados. Es decir:   una denuncia diaria.  

- Se están incrementando los casos de padres que nos contactan preocupados porque se enteran   que a su hijo le están escribiendo desconocidos para hacerles propuestas de encuentros sexuales.  

La semana anterior, de hecho,  la Policía capturó a un hombre de 21 años que contactó a una niña de 12 a través de Instagram. La niña supuso que hablar con un desconocido era apenas un juego, y empezó a tener una relación virtual con este individuo que, le escribió explícitamente, pretendía favores sexuales a cambio de dinero.

A la niña en realidad no le interesaba el dinero. Es de las que los jóvenes llaman “una niña bien”. Su papá vive en el exterior,  su madre la lleva y la trae del colegio; un buen colegio. Así que no necesitaba plata. Pero sí sentía curiosidad por esa persona que le escribía desde quién sabe dónde. Un nuevo ‘amigo’.

El tipo le propuso que se vieran en un centro comercial, y la niña, que por esos días estaba al cuidado de una tía, aceptó. Sin embargo, justo antes de la cita, sintió que algo iba mal en todo ello y  le contó a su mamá lo que estaba ocurriendo. 

La madre hizo la denuncia y la investigación la asumió la Unidad de Investigación Criminal de la Policía de Infancia y Adolescencia. 

En su oficina de la Estación del barrio El Lido la capitana Sandra Marcela Narváez Pérez narra el caso. 

- Los agentes alcanzaron a capturar a esta persona antes de que hiciera contacto con la niña en el centro comercial. Por fortuna, gracias a la denuncia oportuna de la madre,  logramos llegar a tiempo.  El problema es justamente que algunos padres no denuncian. Prefieren insultar al victimario cuando leen en el celular de su hijo un mensaje obsceno en vez de acudir a nosotros.  

La capitana ha lidiado con esos delincuentes en más de una ocasión. Sabe que se pueden hacer pasar por un actor, un cantante, un futbolista, lo que sea para engatusar a los menores.

En  el despacho del investigador de  la Unidad de Delitos Informáticos del CIT se sigue el caso de un hombre que contactó  a una menor y le pidió fotos desnuda haciéndose pasar por un cantante querido por los niños: Maluma.

Algo parecido sucedió hace unos días en Estados Unidos. Bryan Asrary fue detenido cerca de Boston después de hacerse pasar por Justin Bieber para pedirle a una niña fotos desnuda a cambio de un encuentro personal con tu ídolo. 

La niña le envió algunas selfies y videos y Asrary la extorsionó: si no le enviaba más imágenes, publicaría las que ya tenía. Cuando lo capturaron confesó que había hecho lo mismo con otras niñas. 

Juan Camilo Díaz, profesor del Instituto de la Familia de la Universidad de La Sabana, asegura que  en promedio, el 7 % de los usuarios de una red como Facebook son adolescentes con edades entre 13 y 15 años.  La mayoría de estos jóvenes falsifican sus datos personales para lograr entrar a esta red social. Basta cambiar los datos del año de nacimiento. La capitana Marcela continúa.  

- Los padres deben entender que sus hijos no tienen la madurez para saber responder ante un desconocido.  Toman estos mensajes  como un juego, no advierten el peligro y terminan enredados. Estas personas que los contactan son muy hábiles. Primero les hablan muy amigablemente, les preguntan por sus aficiones. Que a mí me gusta escuchar a Nicky Jam, les dice un niño, por ejemplo, y esta gente va y se busca toda la vida del cantante y por ahí empiezan a entrarle al menor. Otras veces, en cambio, les preguntan qué regalo quieren, y son más directos: si tenemos relaciones sexuales te  doy ese regalo. Lo más grave es que hay niños que publican toda su información de ubicación: el colegio,  el conjunto donde viven, todo. Y hay delincuentes que se aprovechan de menores con necesidades económicas.   

La capitana  siguió el caso de un hombre de 62 años que les pagaba a jovencitas de barrios  humildes de Cali para que lo dejaran grabarlas desnudas y después comercializar las imágenes en páginas pornográficas. 

Según estudios de la Universidad de La Sabana, por material pornográfico con menores se paga en el mercado entre $50.000 y $250.000. Es el precio  “por cada fotografía o video en que un niño, niña o adolescente aparezca en situaciones comprometedoras”.

Los delincuentes tal vez desconozcan un detalle: acosar sexualmente a un niño a través de Internet, extorsionarlo,  es un delito que no es excarcelable. El delito se llama exactamente ‘Utilización o facilitación de medios de comunicación para ofrecer actividades sexuales con personas menores de 18 años’, y la pena va  de 10 a 14 años de prisión. Si la víctima es un menor de 14, el castigo se aumenta hasta la mitad de lo estipulado.

Y hay otro delito conexo: estímulo a la prostitución de menores. Ofrecerle plata  a un menor a cambio de sexo, así el ‘negocio’  no se concrete,  es inducir a la prostitución. El delito  tiene una pena de 10 a 14 años de cárcel y se aumenta a la mitad cuando el victimario es un integrante de la familia. Eso   también sucedió en Cali.

En junio de 2016 la Policía capturó a una mujer que vendía por Internet fotos de su hija de 10 años desnuda. Los clientes eran extranjeros que, desde países como México, le  consignaron entre 40 y 200 euros por las imágenes. 

Según el ICBF, el año anterior 308 niños “ingresaron al proceso administrativo  de restablecimiento de derechos por motivo de explotación sexual comercial”.  

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Pero no solo los menores caen.  La capitana Marcela conoció  el caso de un delincuente de muy buena presencia física,  aquellos que van siempre al gimnasio, y quien contactaba a mujeres de la ciudad  a través de las redes sociales y páginas de citas haciéndose pasar por un  exitoso residente de los Estados Unidos. En  realidad vivía en Cali.

El hombre enamoraba a sus víctimas, que le enviaban fotos en ropa interior, o desnudas. Después les anunciaba que las iba a visitar, y ellas, cómo no, se ofrecían para recogerlo en el aeropuerto. 

Él accedía, aunque para concretar el engaño llamaba un par de horas antes de la cita diciendo que había adelantado el vuelo, así que mejor se encontraran en el norte de la ciudad. 

Se presentaba con la maleta de quien viene desde muy lejos y, después de una velada que parecía perfecta, tenía relaciones sexuales que filmaba con cámaras ocultas. Los videos los utilizaba  para extorsionar a sus amantes. Ahora, este ‘galán’ está en la cárcel. 

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Caer en manos de un abusador sexual no es, por supuesto,  el único riesgo de los niños en las redes sociales. El investigador de delitos informáticos del CTI le sigue la pista a grupos de Whatsapp y Facebook que se han creado en las últimas semanas en Cali y que están integrados por jovencitos de colegio. 

- A través de estos grupos se están organizando matoneos a otros compañeros. En el grupo empiezan haciendo chistes pesados sobre alguien y han terminado organizando citas para pegarle a  alguien.  Eso puede ir creciendo hasta incitar al delito. Acaba de suceder en México.

En Monterrey, Nuevo León, al norte de México, un alumno del colegio Americano del Noreste le disparó  a sus compañeros y a su profesora. Luego se disparó a sí mismo y falleció. Tenía 15 años. Las fotos y el video de lo ocurrido fueron difundidos  con burlas-  por una cuenta a la cual, se sospecha, pertenecía el joven: @Holk_Legion4.

Según la policía mexicana, los integrantes de esta red se adjudican acontecimientos que impactan a la sociedad y se burlan de los hechos para generar polémica y enojo.

-Estamos investigando grupos similares en Cali en los que se  incentiva a jovencitos  a realizar ciertas acciones osadas  que pueden llegar a ser delictivas. Hemos detectado que en los grupos se organizan rankings: quien más se atreva a hacer matoneos, más puntos y reconocimiento obtiene, dice el investigador de la Unidad de Delitos Informáticos de la Fiscalía, y enseguida  revela  otra amenaza en las redes sociales: la droga cibernética. No es mito. 

 - Por grupos de Whatsapp están circulando archivos de audio que logran recrear ciertas sensaciones que generan algunas drogas en el cerebro. Por eso los especialistas las llamamos drogas cibernéticas o virtuales. En la Unidad de Delitos Informáticos de la Fiscalía tenemos dos denuncias al respecto.

Las drogas cibernéticas no son  exactamente una mezcla de ciertos tipos de géneros musicales  como algunos suponen, sino sonidos binaurales: tonos con frecuencias particulares para cada oído, que pueden afectar las ondas del cerebro generando cambios de estado de ánimo. Como las drogas.  Los archivos son fácilmente descargables de Internet.

-Por eso insisto en que  los padres deben ser amigos de sus hijos, que ellos tengan la confianza de mostrarle a uno como papá todos los contenidos que manejan en redes sociales y las personas con las que se relacionan. Y aunque ellos vuelan, pueden tener más de un perfil, recomiendo exigir las contraseñas de estas cuentas, así como de los teléfonos y las tabletas, sobre todo, si nuestros hijos son aún muy niños: los más vulnerables a los delincuentes que navegan en  las redes, lo certifican las  estadísticas, son los pequeños de entre 11 y 14 años. Además, uno de cada tres usuarios de Internet en el mundo es un menor, dice el investigador del CTI.

Según la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, no hay que olvidarlo,  los padres que con el fin de proteger a sus hijos menores de edad accedan a los contenidos de sus correos electrónicos, redes sociales o páginas web, no violan su derecho a la intimidad.Así operan  

Enganche: El acosador formula interrogantes al menor con el fin de conocerlo vía chat.  Busca ganar la confianza del niño.

Fidelización: el acosador quiere que el niño se apegue a él para garantizar el contacto.

Seducción: Como ya ha conseguido  su confianza, el niño accede a las peticiones del adulto: pide que se desnude, que haga actos obscenos; el menor accede, inocente, sin sentir el peligro.

Acoso: Al tener  la información que requería, el acosador procederá a extorsionarlo para no subir la información a internet.BlindarseA veces queremos compartir la emoción de un viaje y  publicamos en las redes las fotos del pasaje. Tenga cuidado: esto alerta a los delincuentes, que podrían  acceder a las fechas de su viaje y, si dejó la casa sola, los riesgos se incrementan...Tampoco publique las fotos de sus tarjetas  bancarias y de su cédula, pues le pueden suplantar su identidad. La cuenta de Twitter, @NeedADebitCard retuitea imágenes que los  usuarios publican de sus tarjetas, una manera de alertar sobre esta práctica peligrosa.