Ponerse en el lugar del otro es difícil. Entender que un ser querido que ya no está le puede salvar la vida a una persona que ni siquiera conoció, aún más. Donar órganos y tejidos, sea en vida o no, es una decisión complicada.

Sin embargo, este acto de amor puede ayudar a prolongar la vida de otra persona que tenga un órgano o tejido que ya no funciona bien.

Actualmente, hay más de tres mil colombianos en lista de espera de un trasplante, ya sea de riñón, hígado, corazón, pulmón o intestino. Así lo asegura Juan Esteban Gómez Mesa, Jefe de la Unidad Cardiovascular, de la Clínica Falla Cardíaca y Trasplante Cardíaco de la Fundación Valle de Lili y docente de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Icesi, quien afirma que “esta lista aumenta cada año, mientras que la proporción de donación en nuestro país permanece demasiado baja”.

“En el país el 10 % de las personas se muere en lista de espera”, afirma Gilberto Mejía, director del área de trasplantes de la Fundación CardioInfantil. Asimismo, Jhon Bernardo Ortiz, Coordinador Operativo en Donación y Trasplante de Órganos de la Fundación Valle de Lili y docente de la Icesi, asegura que en Colombia 22 personas mueren cada día esperando un trasplante.

De ahí la importancia de donar órganos y tejidos, pues hay niños, jóvenes y adultos con enfermedades crónicas, en quienes su único tratamiento definitivo es que se les reemplace ese órgano enfermo para no fallecer.
Lo que muchos no saben es que algunos órganos y tejidos se pueden donar en vida. Por ejemplo, un órgano par como un riñón, se puede ceder a un familiar u otra persona, siempre y cuando se cumplan con los requisitos establecidos en la normatividad vigente.

Las personas mayores de 18 años son las únicas que pueden tener voluntad de donar y para ello deben encontrarse en plenas facultades físicas y mentales. “En caso que el donante sea menor de edad, deberá tener autorización de los padres. Y normalmente, las donaciones en vida se hacen entre parientes”, aclara el médico Jhon Bernardo Ortiz.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que para donar un órgano o un tejido no siempre se debe hacer en vida. Una persona que fallece también puede hacerlo. Por eso, el doctor Mejía explica que “no se debe pensar en la donación como el ejercicio de ofrecer una parte de nuestro cuerpo para que alguien pueda vivir, sino en que la persona que dona el órgano ofrece todo su cuerpo para que otros puedan seguir viviendo”, esto refiriéndose a donantes cadavéricos.

Sin embargo, es necesario aclarar que cuando alguien ha sufrido una enfermedad o ha estado en una condición crítica de salud puede ser un donante en potencia. Según esto ¿una persona que haya sufrido un paro cardíaco o una muerte cerebral puede donar? Expertos en el tema explican en qué condiciones se puede hacer.

¿Cómo donar?

Una vez diagnosticada la muerte cerebral, los doctores tratantes le informan a un grupo de médicos coordinadores en donación para que se comuniquen con la familia y resuelvan las dudas del estado del paciente.

Cuando la familia haya resuelto las dudas y esté sensibilizada, se aborda el tema de poder dar vida a otras personas a través de la donación de órganos y tejidos.

Para realizar el proceso del trasplante, los coordinadores consultan al Instituto Nacional de Salud (INS) para saber si existe una oposición en vida y por escrito de la persona para ser donante. De lo contrario, se entiende que por la Ley 1805 todos en Colombia somos donantes y esto se le informa a la familia.

Posteriormente, el cuerpo del donante es llevado a cirugía de donación, respetando siempre la integridad del cuerpo y este luego es entregado, conservado toda su estética física, para que la familia realice los actos fúnebres.

“Los cuerpos son intervenidos de manera tal que los familiares no noten diferencia alguna. Se devuelven vestidos, lo que evita que las cicatrices sean visibles para los parientes”, asegura Gilberto Mejía, director del área de trasplantes de la Fundación Cardioinfantil.

Paro cardíaco

Una persona sufre un paro cardíaco como manifestación de diferentes enfermedades, ya sea como resultado de un deterioro agudo o por progresión crónica de las mismas.

Las consecuencias dependen de la duración del paro cardíaco. “A mayor tiempo serán más graves e irreversibles, pudiendo llegar a falla renal, daño cerebral o alteraciones hematológicas o incluso la muerte”, asegura Juan Esteban Gómez Mesa, Jefe de la Unidad Cardiovascular de la Fundación Valle del Lili. Asimismo, el especialista aclara que “si la persona fallece por paro cardíaco, en ese momento no hay tejidos u órganos vivos, por lo que la donación estará limitada a tejidos”.

De igual manera, Botina explica que las personas que hayan sufrido paro cardíaco solo pueden donar si tienen diagnóstico de muerte cerebral.
“En Colombia y en Cali se realizan trasplantes de donantes a corazón batiente (cadavérico), aunque en otros países se obtienen órganos de donantes en paro cardíaco que requieren procesos logísticos más estructurados para agilizar el rescate de órganos y que los mismos estén en óptimas condiciones al momento de trasplantarlos”.

“Si la muerte cerebral se produce como consecuencia de un paro cardíaco, se puede producir daño severo e irreversible a nivel de todos los órganos y tejidos y en relación a la donación de órganos se presentará un compromiso grave de riñones, hígado, pulmón, intestino y corazón”, aclara Gómez. En este caso, una persona con paro cardíaco no sirve como donante de órganos sino de tejidos, como las córneas. El año pasado, el Banco de Ojos del Occidente Colombiano recibió al mes 22 solicitudes para el trasplante de este tejido, pero en ese lapso llegaban solo 8.

La proporción de donantes es muy baja en Colombia. Donan 7 personas por cada 100.000 habitantes.

Muerte cerebral

Una parada total de las funciones del cerebro, específicamente del tronco del encéfalo, es lo que ocurre en la muerte cerebral.

“Esta condición no tiene reversa, por eso legalmente y clínicamente se considera que el paciente ha fallecido”, explica Javier Lobato Polo, neurocirujano de la Fundación Valle del Lili y docente de la Universidad Icesi.

Una persona puede presentar muerte cerebral como consecuencia de otras enfermedades o condiciones médicas, que no se asocian necesariamente a paro cardíaco, como enfermedades cerebrales, traumas o accidentes.

“Las intoxicaciones, un trauma cráneo encefálico, los golpes en la cabeza, las heridas penetrantes como las que se sufren con arma de fuego, los derrames y las trombosis cerebrales llevan a la persona a un estado de coma y si su estado clínico es crítico y no se puede hacer nada adicional, puede evolucionar a la muerte cerebral”, advierte el especialista Lobato.

Solo cuando se establece el diagnóstico de muerte cerebral en una persona, “la donación de órganos es posible siempre y cuando se haga el mantenimiento del potencial donante. Esto significa que la persona debe permanecer en una institución de salud con ventilación mecánica, la infusión de líquidos endovenosos y medicamentos necesarios para que el corazón continúe perfundiendo órganos y estos puedan ser aptos para trasplante”, dice Flor Neyfy Botina, especialista en Enfermería Nefrológica.

Por esto, Javier Lobato añade que una persona en este estado “puede donar órganos como corazón, pulmones, hígado, riñones, páncreas e intestinos, y tejidos como córneas, globo ocular y tejido osteomuscular”.
No obstante, si la muerte cerebral se produce como consecuencia de un paro cardíaco, se puede dar un daño grave, severo e irreversible a nivel de todos los órganos y tejidos del cuerpo, y en relación a la donación de órganos se presentará un compromiso grave de riñones, hígado, pulmón, intestino y corazón.

Por otro lado, si se presenta a causa de un tumor cerebral o un accidente cerebrovascular (derrame cerebral grave), es posible que no se afecten otros órganos, ya que solo habrá daño cerebral.

Si es por un accidente o un trauma severo que compromete el cráneo y el cerebro, se puede presentar muerte cerebral. Además, puede haber compromiso de tejidos y huesos dependiendo del tipo y severidad del trauma.