Para el periodista y preparador de reinas, Jorge Dusterdieck, “los certámenes más importantes del mundo son actualmente: en el país, el Concurso Nacional de Belleza de Cartagena y le siguen otros, pero de lejitos”.
A nivel internacional, dice este experto, “el principal era Miss Universo, pero eso cambió: ahora son más destacados: Miss Mundo, Miss Internacional, Miss Cosmos y Miss Supranacional”.
Para Dusterdieck, desde tiempo atrás Miss Universe se viene enfrentando a una pérdida de imagen y credibilidad, “cuando el presentador Steve Harvey anunció como ganadora a la colombiana Ariadna Gutiérrez y luego corrigieron el fallo dándole la corona a Filipinas. Pero lo sucedido este año no tiene antecedentes, es, como dicen por ahí, la tapa. Un manejo muy oscuro ha prendido las alertas, al punto de que muchas voces se están elevando para que haya un cambio de directivas y la ganadora renuncie a su título por considerarlo amañado y fraudulento”.
Explica Dusterdieck que cada concurso tiene su misión: “El de Cartagena, por ejemplo, tiene un objetivo sumamente filantrópico, donde la Señorita Colombia cumple una misión social (benéfica) de mucho alcance. La reina recorre diversas regiones llevando un mensaje de unión, solidaridad y apoyo a infinidad de obras. Miss Mundo y Miss International se mueven en esa tónica también. Miss Universo, en cambio, al parecer, se mantiene a flote a punta de escándalos e inconformismo que para nada benefician su imagen”.
Miss Universo parece venirse a pique, de acuerdo con Dusterdieck. “No se puede esperar nada bueno de un concurso que sobrevive a punta de escándalos y de voces de inconformismo. Cuando el dueño del paseo sale a decir públicamente que está feliz porque las cuentas de instagram del concurso y de la ganadora han alcanzado millones de likes y de comentarios, ponte tú a pensar lo que eso significa. Es como si no fuese consciente de que la mayoría de esas voces se están elevando para manifestar su inconformismo por un triunfo cantado hasta por jurados que renunciaron y hablaron antes de la coronación”.
Otro experto, Daniel Montañez, periodista, de Missiology Colombia, cree que el Concurso Nacional de Belleza, de Cartagena, sí debería elegir a la representante que vaya a Miss Universo, pero que debe renovarse. “Aunque en el pasado hicieron un buen papel, se están quedando atrás Raimundo Angulo y la junta directiva, al considerar que todo el mundo debería buscarlos. Ellos deben salir a buscar marcas, patrocinadores y llegar a acuerdos, para fortalecer la marca Señorita Colombia”.
“Este concurso refleja lo que uno espera de una reina, que sea una mujer que trabaje por el país, que construya marca, que fortalezca ese impacto social, que sea una vocera de causas, que haga eco de problemáticas que vive el país y represente concertación y reconciliación”, agrega Montañez.
Para él, “los gran slams de la belleza en el mundo son Miss Universo, Miss Mundo, Miss Internacional, Miss Gran Internacional y Miss Supranacional. En Colombia, están el Concurso Nacional de Belleza y Miss Universe Colombia (que elige nuestra representante a Miss Universo, pero es una marca que no se ha posicionado y que la gente no entiende)”.
“El Miss Universo deja participar a mujeres transgénero, abolió el límite de edad y permite que compitan casadas y con hijos. En Miss Mundo, Miss Internacional y el reinado de Cartagena conservan las reglas tradicionales”, anota.
Por su parte, Víctor Manuel García, Víctorpaparazzi, periodista y experto en reinados, asegura: “Miss Internacional dijo: le enseñaremos a Miss Universo lo que es una victoria justa y transparente, coronaron a la mejor de la edición”, refiriéndose al triunfo de Catalina Duque, que representa la cuarta corona para Colombia en dicho certamen.
“A los dos dueños del Miss Universe los tiene en la mira la justicia, cada uno en su país. Este año dicho concurso fue escándalo tras escándalo. Raúl Rocha engañó a todos imponiendo a Miss México y ahora está en la mira de las autoridades”, añade.
Para El Rey del Espectáculo, Víctor Paparazzi: “Lo devastador del Miss Universo 2025 no es el escándalo en sí, es la normalidad del escándalo. Es la facilidad con la que México puede convertir un triunfo internacional en otro capítulo delictivo de una economía criminal que se expande sin recato. Y no es solo una anécdota embarazosa; es una corona criminal colocada sobre las sienes de un país que gana un certamen de belleza (con fraude), y a la vez pierde todos los días con extorsiones, fugas, mordidas, ductos perforados, facturas falsificadas y corrupción”.