Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia en España, se muestra preocupado porque estos grupos tienen ahora poder político en Europa.

El informe presentado en Budapest hace apenas unos días en la Asamblea del Congreso Judío Mundial dejaba claro que la crisis económica que atraviesa Europa, está dejando como resultado no solo la pobreza de millones de personas sino, además, el aumento de la intolerancia a través de formaciones o partidos neonazis que mezclan un mensaje de nacionalismo, racismo, xenofobia, antisemitismo y antieuropeísmo.En otras palabras, hoy Europa, o al menos una buena parte de ella, muestra altos índices de intolerancia. Los jóvenes, en especial, son quienes más rechazo agresivo parecen mostrar en contra de personas de otraz zonas geográficas.Se ha llegado al punto que en países como Grecia y Hungría las alarmas se han encendido de tal forma que ya han llamado la atención de los gobiernos. Basta con nombrar los repuntes alcanzados por movimientos como Amanecer Dorado en Grecia, el Partido Nacionaldemócrata en Alemania o el Jobbik de Hungría o, para no ir mas lejos, la Ezquerda per Cataluña de España. Todos ellos con una tendencia muy clara contra los inmigrantes, los negros o los judíos que habitan en esas regiones.El Jobbik húngaro pasó de la nada a contar con 17 escaños en el Parlamento, con un discurso y consignas xenófobas, racistas y sobre todo antisemitas. Ni que hablar de Amanecer Dorado, que ha logrado en menos de 10 años pasar del 0,1 % de la intención de voto al 12 %, lo que los hace una fuerza electoral con posibilidades de lograr el apoyo de parte de la ciudadanía griega.Todo este desarrollo que han tenido en Europa los grupos neonazis, xenófobos y racistas, es seguido de cerca por Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia que tiene su sede principal en España.El País habló con él para que intente explicar las razones de que este tipo de grupos estén en boga en Europa.¿Ha sido la crisis económica una especie de detonante para el surgimiento de todos estos grupos neonazis en Europa?En parte ha sido así. La ultraderecha fascista y xenófoba ha visto la oportunidad en esta crisis que están viviendo buena parte de los países del Sur de Europa, para sacar partido con un discurso simplista, es decir, encontrar a quién echarle la culpa. Pero no es de ahora, se ha también fraguado en los laboratorios europeos, en Italia persiguiendo a los gitanos rumanos, en Francia, en Gran Bretaña. Lo novedoso es que en el contexto de la crisis se refuerza con actitudes y acciones más extremistas.¿Qué tan oscuro se ve el futuro en este sentido?Pasados casi 5 años del inicio de la crisis se confirman los malos augurios para la Europa democrática: la intolerancia se ha disparado y es un hecho de demasiada gravedad no solo por sus consecuencias en términos de la violación de los Derechos Humanos, discriminación y crímenes basados en el odio, con la siguiente ruptura de la convivencia y la paz social, sino por su proyección. Hace difícil la convivencia. El miedo relacionado con el Islam tras los atentados del 11 de septiembre también se ha disparado y en Europa se ha manifestado con el aumento de los ataques y agresiones contra los musulmanes y en particular contra los magrebíes.¿Preocupa mucho la fuerza que han tomado partidos como Amanecer Dorado en Grecia?Bastante, porque han pasado casi de la nada a ser una fuerza con la que tienen que pactar los gobiernos. Amanecer Dorado cuenta desde 2012 con 21 diputados y el 7 % de los votos. Por su parte Jobbik, en Hungría, donde tuvo lugar uno de los mayores exterminios de personas en la II Guerra Mundial, tiene ya 44 diputados y en las elecciones europeas de 2009 consiguió 3 escaños para el Parlamento Europeo. Es decir, cada vez ganan más adeptos.¿Cómo logran atraer a sus integrantes y votantes?En parte aprovechan la ignorancia de mucha gente, el descontento, la falta de trabajo, de oportunidades y con argumentos muy fáciles logran convencerlos. Por ejemplo, culpan de la crisis a los inmigrantes por venir a robar empleos a los europeos, de llenar los centros de salud, de quedarse con las ayudas, de no pagar impuestos, una serie de bulos que les sirven para alimentar el descontento y el odio. Lo más peligroso de ahora es que en medio de este discurso hay algo más: el antieuropeísmo, como el que se vive en Gran Bretaña, y en el que acusan a la Unión Europea de machacar a las clases medias, sobre todo en los países del Sur.¿Qué papel ha jugado Internet en la expansión de sus proyectos? Ha sido un medio fundamental, inclusive ya no solo hay neonazis en Europa, los hay en Latinoamérica: en Colombia, en Argentina, en Chile. Los neonazis en todo el mundo están conectados. Aquí a España vinieron y siguen llegando ex agentes de la KGB a dar charlas, dirigentes de partidos neonazis, grupos de música, conferencistas. Internet tiene una capacidad casi que ilimitada para que estos grupos difundan.