Manuel Liñán, un joven granadino que levanta una polvareda de aplausos en los escenarios a donde llega con sus feroces zapateos, es una de las apuestas de la Segunda Bienal Internacional de Danza de Cali que se inicia el 6 de noviembre.

En las pintorescas cuevas del popular barrio Sacromonte, ubicado al nororiente de Granada, allí donde los niños de familias humildes suelen darse cita para compartir  juegos y canciones, creció un chico hijo de torero a quien le bastó  escuchar los cantes flamencos  para saber que su destino  sería bailar al ritmo de sus lamentos.

Su nombre es Manuel Liñán. Y sus armas,  dos piernas que parecen invencibles, aquellas con las que propina  feroces zapateos al ritmo del flamenco para luego arrebatar aplausos de un público emocionado. 

Nació en  1980, es decir, hace  35 años, pero de él ya se dice de todo: que le baila a la guitarra de forma espléndida, que posee un talento innato, que su conocimiento corporal y su sentido creativo son inigualables, que es capaz de hilar de manera sutil y brillante sus espectáculos, que no se parece a nadie... 

No en vano la lista de reconocimientos obtenidos es larga y honrosa: obtuvo el Premio al Bailarín sobresaliente en el Certamen Internacional de Danza Española y Flamenco de Madrid 2004, el premio al Bailaor Revelación otorgado por Deflamenco.com en 2006; el premio MAX de la artes escénicas de España por la mejor coreografía por De Cabeza 2009; el premio Bailarín Revelación del Festival de Jerez en 2012; el premio de la Crítica Nacional ‘Flamenco Hoy’ como mejor bailaor 2012.

Es justamente ese  ‘bailaor’ galardonado quien estará aquí en Cali junto a su compañía, como uno de los invitados internacionales de la Segunda Bienal Internacional de Danza que comienza el próximo 6 de noviembre. A propósito de esta visita, hablamos con él. 

Manuel, su destino parecía inevitable. Hijo de torero, sobrino de músicos, todos amantes del flamenco... ¿Podría haber sido otra cosa que no fuera bailaor?

Vengo de una familia humilde, padre torero y algunos familiares músicos, aficionados al flamenco. De  pequeño recuerdo mi infancia bailando en las cuevas del Sacromonte en Granada, y al mismo tiempo estudiando en el colegio. Me llevaba los bocadillos a la cueva para en el descanso cenar allí después de bailar. Así  recuerdo mi infancia: entre libros, peñas flamencas y bailes en las Cuevas del Sacromonte, siempre  atraído por el baile. 

¿Cómo fueron sus inicios en el baile? ¿Cómo fue su formación?

De niño  me gustaba ver los programas de artistas que salían en la TV. Yo los grababa y después los pasaba a cámara lenta para aprender de ellos cada uno de sus pasos. Más tarde empecé a bailar en una cueva en el Sacromonte y tomar varios cursillos de maestros que venían a Granada esporádicamente, pues en ese tiempo había pocas posibilidades para estudiar. De ahí que  me tragara los vídeos de un montón de artistas para empaparme de ellos y aprender.

Y bueno, mucho  antes de empezar a recibir los primeros reconocimientos  me di cuenta que el baile iba a ser parte de mi vida. Fue una noche de baile cuando, después de terminar, sentí que el  era la única herramienta con la que me podía expresar tal y como soy. De pequeño era bastante tímido y el baile empezó a darme esa libertad de expresión de la que hoy tanto disfruto. Por fortuna los reconocimientos llegaron después y  por supuesto me apoyaron a seguir adelante 

Desde entonces ¿cuál ha sido su apuesta como bailarín de flamenco? 

Mi apuesta ha sido y es expresarme tal y como soy, lograr poner en escena mis inquietudes, mis fantasías, parte de mi vida... El flamenco creo que es y ha sido un arte en constante evolución en el que cada uno aporta diferentes texturas. 

Además de bailarín es coréografo y director ¿qué lo seduce de crear espectáculos y estar al frente de una compañía?

Me considero una persona muy responsable en mi trabajo y de ahí que le dedique tiempo para lograr un buen resultado o por lo menos un resultado profesional en lo que hago,  es una necesidad personal de crear, de exponer, de comunicarte de expresar a través del baile tus necesidades y emociones.  

‘Tauro’ y ‘Sinergia’ fueron dos de sus primeras obras. ¿Cuál era su propuesta allí?

‘Tauro’ es un homenaje a Granada a mis raíces, la tierra donde nací y crecí.

‘Sinergia’ es la necesidad de compartir mis emociones con los demás y exponer la importancia que tienen y que generan en mi.

Ahora llega con su más reciente trabajo, ‘Nomada’, en donde usted, entre otras cosas, se trasviste de mujer.  ¿Cómo surgió esta obra? ¿Qué veremos en el escenario?

Surgió de la necesidad que tenía de exponerme como coreógrafo y bailaor. De ahí que en este espectáculo me mueva entre esas dos facetas para mí tan importantes, pues cada una de ellas me sustenta de una manera diferente.

Lo mas complejo de esta obra quizás fue asumir la responsabilidad de estar como intérprete, coreógrafo y director, y lo más satisfactorio es compartir el resultado con mis  compañeros y la aceptación que ha tenido por parte del público. 

¿Alguna vez contempló la posibilidad de dedicarse a otro tipo de danza?

Lo mío siempre ha sido el flamenco, aunque es cierto que me han interesado y hasta me he  codeado con otras disciplinas como el cotemporáneo. He colaborado es compañías y espectáculos de este tipo, pero siempre partiendo de mi formación y mis raíces. 

¿Qué tanta acogida siente que tiene el  flamenco fuera de España?

Es bastante amplia. La verdad no dejo de sorprenderme cada vez que salgo fuera de mi país, al ver cómo aman tanto este arte. Hay muchísima afición fuera y mucho cariño; realmente no dejo de sorprenderme.

Usted se presentará en  Cali,  conocida mundialmente como la capital de la Salsa. ¿Qué tan cercano es a este género musical? 

Bueno, lo que se dice bailar salsa... mejor digamos que me muevo un poco.   A veces en Madrid  solemos ir junto con los amigos a sitios de salsa. Pero bailar... (risas).