La obra ‘Toda desnudez será castigada’, del director Antunes Filho, hará parte de la delegación que Brasil traerá al Festival Iberoamericano de Teatro como país invitado. Se trata de uno de los referentes de la escena en su país y en el continente. GACETA dialogó con el mítico maestro.

Considerado el padre del teatro moderno brasileño, el director brasileño Antunes Filho es un mito viviente del teatro en América Latina. Hombre de mil batallas en el teatro, exigente, sincero y promotor de un actor auténtico que encuentra en la técnica las herramientas precisas para expresarse, es creador de una metodología que busca un “nuevo actor” para el teatro.Nacido en 1929 es autor de espectáculos como ‘Macunaima’, inspirado en la obra literaria de su compatriota Mario Andrade, que rompió los paradigmas teatrales en la década de 1970 y con la cual giró por todo el mundo. A través de esta obra, Filho puso en escena las costumbres, tradiciones e idiosincrasias del pueblo brasileño, narradas a través de Macunaima, ese héroe del pueblo, “negro retinto e hijo del miedo de la noche”.En su larga trayectoria formó varias generaciones de actores brasileños y ha dirigido a figuras de la talla de Fernanda Montenegro, ganadora de un premio Emmy y nominada a un premio Óscar.Como parte de la delegación de Brasil, país invitado de honor al XIV Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, Fitb, que inicia este 4 de abril, los colombianos podrán ver uno de sus montajes más recientes. Se trata de ‘Toda desnudez será castigada’, pieza del extraordinario autor brasileño Nelson Rodrigues, una representación de la compañía de Servicios Sociales de Comercio, Sesc.La hipocresía de la sociedad es el eje de esta obra que narra la intimidad de una familia conservadora que, como en los pueblos pequeños, vive su propio infierno por cuenta de los dilemas morales. Pero eso no ataja la sensualidad y el erotismo que brotan como una marca inevitable de la cultura brasileña.La obra fue realizada en el marco del centenario de Rodrigues, periodista, escritor y dramaturgo, un referente de la literatura de ese país, y del cual Filho ha estudiado y montado parte de su repertorio.Esta es la segunda vez que una obra de este dramaturgo llega al país. La primera vez lo hizo en Cali, en el 2009, durante el VII Festival de Teatro de Cali, cuando se presentó su obra ‘Foi Carmen Miranda’, pieza que recrea la vida de la famosa actriz y bailarina brasileña de los años 30. Aunque no estará de cuerpo presente en Bogotá, GACETA lo ubicó en Brasil, donde continúa activo en múltiples compromisos, para que les contara a nuestros lectores sobre la obra que trae al país y para que reflexionara sobre su trasegar en el mundo del teatro. ¿Por qué eligió la obra ‘Toda desnudez será castigada’ para la conmemoración del centenario del nacimiento Nelson Rodrigues, autor que usted ha investigado a profundidad?Fuimos invitados a hacer una lectura de esta obra en la celebración del centenario de Nelson Rodrigues, pero no me agrada la idea de hacer lecturas de mesa, es algo molesto, plano, reductor. Así que decidí montar primero veinte minutos de la pieza para sentir si ella tendría resonancia entre los actores y con el público y de esa experiencia, a las pocas semanas de intensos ensayos, nos sentimos seguros para realizar el texto completo.‘Toda desnudez será castigada’ está clasificada por la crítica dentro de las 'tragedias cariocas' de Rodrigues, ¿está de acuerdo con esa opinión?Es un texto híbrido, una tragicomedia muy característica de la obra de Nelson Rodrigues. Curiosamente, un tipo de texto que flota entre extremos opuestos muy suaves, y permite que surjan otras capas emergentes de personajes, circunstancias y caracteres. Esta clasificación fue hecha por los críticos por algún tipo de orientación de la lectura de la obra, no por el propio Nelson Rodrigues.La hipocresía, el erotismo, la doble moral y la complejidad de las relaciones familiares son algunos elementos de esta obra. ¿Dónde radica para usted la esencia de esta pieza teatral?Obviamente el período histórico determina la posición crítica con respecto a la obra, y en este caso, mucho ha cambiado. Sin embargo, todos los desnudos traen residuos bien nítidos de la formación de la burguesía brasileña. Algunos valores aún perduran hoy. Y tal vez, en un sentido más amplio, y por analogía las preguntas eran bases arquetípicas que nos rodean y pueden jugar en el inconsciente colectivo: siempre estamos enfocados en su vibración espiritual con su potencia creadora de mitos, provocando todo el tiempo. Es esta fuerza inconsciente, en mi opinión, la esencia de su obra, la que formó al más grande dramaturgo de Brasil, Nelson Rodrigues.¿Cuáles fueron para usted los principales retos de plasmar esta obra en el escenario, desde la dramaturgia, la puesta en escena y la dirección de actores?El reto era intentar descubrir a Nelson Rodrigues, mostrar a la luz la grandeza de los textos que componen su obra. Que el texto fuera el foco principal del espectáculo y que todas las dimensiones ocultas de las circunstancias y personajes pudieran emerger a un primer plano. Que esa dramaturgia mítica surgiera de la comunión entre la escena y la poesía. Así, que el conjunto de los actores y las dinámicas creadas exhalaban una cosa extraña, como un corte rápido y al mismo tiempo profundo, porque vivimos en un momento más crítico, más agudo, mas incisivo y más veloz y en la escena no podía ser insensible a eso. Como si una claqueta de cine empezara a marcar las acciones conscientes e inconscientes del autor.Bien es sabido que Rodrigues es un autor que dejó un gran legado literario y periodístico. Usted ha reunido obras suyas en piezas como ‘El eterno retorno’. Pero, en lo personal, ¿qué lo identifica con este autor y con su obra?No sería inteligente no darse cuenta de que Nelson Rodrigues fungió como el gran escritor brasileño. Entendemos a Rodrigues como un gran poeta y no sólo como un periodista que tuvo su inspiración en lo cotidiano y en sus problemas morales y parodias. Lo cotidiano le sirve como punto de partida para el desarrollo de su mirada de la condición humana. De ahí surge el mito. Y así, su trabajo se convierte en un elemento prismático, revitalizado, intemporal. Es, sin duda, nuestro mayor autor, pero no sólo por la estructura de las circunstancias que están presentes en sus textos, sino por una especie de sonar que él crea y que se dirige a lo más subterráneo de nuestras vidas. Una potente fuente arquetípica en cada personaje y situación. Ahí está mi comunión con Nelson Rodrigues.La base de su trabajo ha sido la investigación y la experimentación de la técnica teatral ¿Cuál es, en su visión, los principios del teatro que usted ha ido construyendo a lo largo de tantos años?Intentando y tratando de imponer los cuestionamientos claves del teatro. Y eso implica mucha dificultad al plantear aspectos de las técnicas del intérprete. Gracias a mi experiencia, he notado que tristemente los brasileños no tenemos mucho eso. Es muy difícil intentar ponerlo en práctica. Es eso en lo que yo aplico mi energía. No sé si por suerte o por desgracia para la tradición, la cultura y nuestra fisiología (cuerpo y voz) a nosotros nos gustan más la danza, el canto y la música que el teatro en prosa, con su rigor y disciplina. Nuestra cultura está más acostumbrada a esa libertad. La prosa de teatro exige rigor y técnica. Sin ese rigor técnico no es posible que exista un gran teatro. Ese ha sido mi esfuerzo para avanzar. Al mismo tiempo, el actor debe tener como base para toda la vida, su naturaleza. No se puede vivir en la enajenación conceptual que el teatro y el arte también pueden generar. Pero sin técnica no se llega a ninguna parte, no basta la sensibilidad. Debe existir la técnica.Usted ha desarrollado técnicas teatrales que buscan el surgimiento de un “actor nuevo” en Latinoamérica. De acuerdo al teatro que usted propone, ¿cómo debe ser un buen actor, qué requisitos debe cumplir?La pregunta básica es ¿a dónde quiero llegar haciendo teatro, para qué quiero interpretar un texto, hacer ejercicio vocal o expresión corporal? No hago ejercicio para el actor sino ejercicios que le sean útiles al actor para hacer algo El ejercicio no es el fin, sino el medio para llegar a un lugar y la gente no sabe a dónde quieren llegar. Tienes que ayudar a encontrar una dirección. Ser solo un gran actor es una cosa hueca. ¿Qué es lo que quiero de los demás? ¿Qué hacen los demás? ¿Por qué hacer teatro para los demás? No podemos limitarnos a hacer teatro, a tener brillo y ganar aplausos, tenemos que hacer algo para aportarle a la gente que va al teatro. Allí comienza a tener sentido. El teatro no es un fin, sino un medio.¿Usted ha dicho que en la actualidad el actor está más preocupado por el dinero y otras cosas que en ser actor. ¿Es posible cambiar esa tendencia o es un mal irremediable?No solo son los actores. El tiempo y el contexto actual hacen que la ética de la supervivencia se superponga a la ética de la convicción en muchas diferentes carreras, oficios y profesiones. Y como todos estamos indefensos, el enfoque siempre es tratar de ganar más dinero, más reconocimiento; vivimos en una época en donde el hombre está lejos del hombre.Usted se ha dedicado a la formación, ¿qué es lo más gratificante de esta labor y qué es lo que menos le gusta?Lo que me hace feliz es provocar o estimular a los actores a descubrir dentro de sí mismos la dirección que deben tomar, a que definan su camino de amor por el teatro, pero sobre todo amor por ellos mismos. Lo que menos me gusta de trabajar con actores y muchas, muchas veces me ha causa desilusiones son las fantasías, el estado mental equivocada que aprisiona a algunos que no les permite al menos en un momento y circunstancia dada, una transformación real.Usted tiene fama de ser muy exigente y que sus actores le temen, ¿es eso cierto o solo es leyenda urbana?Yo tengo mi manera de trabajar, yo siempre quiero que los actores vayan más allá de sus límites y condiciones que se potencien al máximo de su actitud hacia el arte y la vida. Lo que importa es la vida. Es su posición ante la maravilla que la vida puede ser. Pero a veces los caminos para alcanzar estas condiciones son agotadores y determina todo lo que es el proceso de cada intérprete. Yo sólo soy un espejo y un canal para esto.‘Macunaima’ es una obra mítica para el Teatro Latinomericano y mundial, ¿cómo ve esta obra a más de tres décadas de distancia de haberla creado en cuanto a su vigencia? ‘Macunaima’ dio a conocer un poco de Brasil en el mundo (nuestra sociología, nuestra literatura, nuestro teatro). Tal vez fue la primera vez que el teatro brasileño se ha visto de una manera importante en el extranjero. Mario de Andrade vio a Brasil de esta manera, desde la perspectiva de este nuestro héroe, y tuvo éxito en su trabajo, dejándonos al descubierto desde nuestros cimientos. De alguna manera Macunaima trae una síntesis de nuestro patrimonio cultural, por lo que se convierte en atemporal para el análisis de nuestra cultura.¿Qué diferencia encuentra entre el director que debutó en 1953 dirigiendo una obra como Week-End de Coward, al Antunes Filho de hoy en día?Creo que hoy me siento mucho menos seguro de lo que era entonces.A propósito esta es la segunda vez que lleva una obra a Colombia, ¿qué conoce del teatro en Colombia qué concepto le merece?Debo confesar que compañías teatrales colombianas por desgracia no tienen oportunidad de venir a Brasil. Me gustaría estar con el elenco para el festival, pero tengo mucho trabajo aquí en Brasil.