A través de la edición serigráfica Lady Day, de Diego Pombo, en homenaje a Billie Holiday, se busca financiar el festival de jazz.

Una edición serigráfica de homenaje a la gran cantante de jazz Billie Holiday presentó el artista Diego Pombo. La obra,  titulada ‘Lady Day’, como se le llamaba a la cantante, consta de 50 ejemplares. Estos  se entregarán a las personas que se vinculen al Club de Amigos del Festival, como reconocimiento a su contribución y respaldo económico.

Precisamente este año el Festival le rendirá tributo a una de las grandes voces del jazz: Billie Holiday, que perteneció a la generación de artistas que se dio a conocer en los años 30 y 40 del siglo XX y dejó un enorme legado en su arte. Sus vivencias personales se reflejaban en sus interpretaciones, las duras circunstancias vividas, (una niñez en el abandono, relaciones abusivas, discriminación racial),   paradójicamente contribuyeron a consolidar su estilo y forjar su leyenda.  

Entre los logros del festival, organizado por la Corporación Artística, y Cultural Teatro Salamandra en su última edición se destaca  la participación de 105 artistas  de diferentes nacionalidades en 6 escenarios de la ciudad a los que asistieron más de 11000 personas y que fue seguido por televisión por un millón de espectadores.  Para garantizar su sostenibilidad se  requiere de una gran financiación y aunar estrategias con la empresa privada,  asegurando la continuidad de Ajazzgo.

Billie Holliday Es la cantante más representativa en la historia del jazz. “Ahora que se está hablando de paz y de inclusión, queríamos recordar a esta mujer a quien  le tocó una de las vidas más desgraciadas en la historia de la música y del arte y cuya historia no conocen los afro”, dice Diego Pombo. Cuenta el artista sobre Billie que “la mamá la tuvo a los 13 años, su padre tenía 16. A los 10 ya la había violado uno de los tantos hombres que pasó por la vida de la mamá. A los 16, ya estaba trabajando en un burdel, ya de grande le tocó volver a trabajar de prostituta. Fue adicta a la heroína. Dio con hombres muy malos que la maltrataban, pero aprendió a cantar en los burdeles  como una diosa. Ella es la gran voz en la historia del jazz. Tuvo cinco ingresos a la cárcel por droga. Nunca entró por la puerta de adelante de los teatros ni de los bares. La última orden de captura se la llevaron a la cama cuando estaba muriendo. Compartió una película con Louis Armstrong, en la que hacían de criados. A ella la pintaban de negro”.