El pasado 4 de diciembre la plataforma Netflix estrenó la serie Estado de Fuga 1986, que reconstruye la masacre ocurrida en el restaurante Pozzetto ese año, un hecho que estremeció a Bogotá y dejó 29 muertos, entre ellos el propio homicida: Campo Elías Delgado.

Inspirada en dicho suceso, la producción sigue el camino de León, un estudiante de literatura que descubre que su amigo y mentor (en la vida real, el escritor Mario Mendoza), Jeremías, es el autor del crimen que sacudió a toda una ciudad. Entonces, inicia una búsqueda personal por reconstruir los días que no recuerda y comprender si tuvo algún vínculo previo con el asesino.

Jeremías Salgado está inspirado en Campo Elías Delgado. | Foto: El País

Para ello, el protagonista se adentra en las grietas de su memoria, en la mente perturbada de Jeremías, excombatiente de Vietnam, quien vive aún con su madre, con quien sostiene una fría y distante relación.

Son ocho episodios y el elenco está encabezado por Andrés Parra, Carolina Gómez y José Restrepo, además de otras destacadas figuras de la televisión como: Consuelo Luzardo, Camila Jurado y Ernesto Benjumea. El guion es de Ana María Parra, con supervisión del escritor Mario Mendoza, y la dirección de Rodrigo Guerrero como showrunner, junto a Carlos Moreno y Claudia Pedraza.

La serie se grabó en Colombia y fue producida por AG Studios, cuenta con fotografía de Diego Jiménez, diseño de producción de Juan Carlos Acevedo y música original de Manuel J. Gordillo.

Hablamos con el actor Andrés Parra sobre este nuevo papel que asume, sin más pretensiones que ser creíble y alertar sobre la importancia de la empatía, en una sociedad donde la salud mental está bastante descuidada.

José Restrepo y Andrés Parra son Camilo León y Jeremías Salgado en Estado de Fuga 1986, la serie sobre la masacre de Pozzeto. | Foto: El País

¿Qué le atrajo del personaje de Jeremías Salgado y cómo se preparó para interpretarlo?

Eh, no, esta vez fue al revés. A mí ahora me atrae trabajar con Rorro (Rodrigo Guerrero) y con Mario (Mendoza), lo que sea que vayan a hacer, okay, yo voy, ma**ca, ¿un trasteo?, voy. ¿Un entierro? Voy. Me atrae volver a trabajar con ellos, porque llevamos tres años trabajando juntos y es donde más cómodo me siento.

Para prepararlo, la investigación la hicimos a través de un reporte forense basado en los hechos reales de la masacre de Pozzeto. Esa fue, digamos, mi Biblia, por decirlo así. Yo me agarré de ese documento, porque cuando ocurrió ese hecho yo tendría 3 años.

¿Qué representa para usted asumir este personaje tan violento?

El reto actoral no es en sí el personaje, es cómo hacer para que esto se crea. ¿Cómo hacemos para que cuando yo abra la boca, lo que diga, la gente lo crea y se conmueva o se irrite, o se moleste, eso es el reto que uno tiene como actor con cualquier rol. Al final del día, tú puedes investigar mucho y puedes tener un personaje muy light o muy complejo, el problema es que abras la boca y no te crea, ahí estamos jodidos.

Al final los actores somos unos imitadores de la emoción. El reto es ese. Que cuando te digan “grabando” y uno hable y se mueva, lo que diga o haga, se crea. ¿Me creerán que yo soy este señor?.

¿A qué condición mental se refiere el título: estado de fuga?

La serie habla de salud mental y de estos estados en los que uno pierde un poco la razón, es decir, se fuga, se disocia, se sale un poquito de la realidad. Y eso lo vemos en la serie. Es un estado de amnesia espontánea, irreversible.

Consuelo Luzardo hace el papel de la mamá del asesino. | Foto: El País

¿Cómo cree que esta serie puede aportar a la comprensión de lo que motivó esta masacre?

Yo creo que el aporte de la serie, porque es un poco de lo que se trata, es explicar por qué pasó eso, es decir, por qué una persona llega a hacer eso, esa es un poco la intención de la serie, que tratemos de entender por qué eso puede llegar a pasar, esa es pregunta. Y abre una arista bien importante que es: hasta dónde nosotros como sociedad también hacemos parte de eso, es decir, ¿Cuál es el aporte que yo hago de violencia, de bullying, de burla, de rechazo, de desprecio, para que algo como esto ocurra?

Eso lo decía ayer Mario (Mendoza), tenemos el deber de intentar portarnos un poquito mejor, de saludar, dar las gracias, pedir el favor. Somos muy violentos con el otro y sobre todo con el débil, con el distinto, con el raro, con el freek, con el gordo... somos hp. Yo creo que las redes sociales son una radiografía de eso. Somos odiosos, malas personas, somos gente muy odiosa..

Pero como que siempre nos hemos ido por la fácil que es decir: “Ese era un monstruo, un loco”. No ma**ca, eso es un ser humano, y usted lo puede tener en su casa. ¿Cuánta gente hoy está viviendo la vida cargando con eso? Y son bombas que van a explotar en cualquier momento. ¿Y yo qué estoy haciendo? Yo, yo, yo, ¿qué estoy haciendo? ¿Estoy haciendo algo o estoy pasando derecho? Esa es la gran reflexión de esta serie. No se nos puede olvidar que más allá de que el asesino es responsable de sus actos, también es un ser humano.

Todo empieza desde la familia, él no tiene una buena relación con su mamá. Ese entorno familiar no ayudó. ¿Cómo estamos criando a nuestros hijos? ¿Cómo les estamos enseñando a comer, a sentarse? ¿Qué están viendo? ¿Cómo los están tratando en el colegio?

¿Estoy yo tratando de hacer el ejercicio de apersonarme de la crianza de mis hijos, logrando un ambiente amoroso, tranquilo, seguro, o esto es fuete todos los días, gritos, humillación, tratarlo de estúpido, ‘usted no sirve para nada, es un imbécil, mire cómo está de gordo’?. ¿Cómo estamos tratando a los demás?

Resulta que esta gente va acumulando y acumulando y acumulando y acumulando y un día estalla.

Y es un fenómeno nuevo, no es tan viejo, no son asesinos en serie, no son sociópatas, no son psicópatas, es una cosa se llama el Síndrome de Amok y es eso, gente que un día ya no puede más, y se vuelve a un tanque de guerra.

¿También influyó que hubiera estado en la guerra?

Sí, es que usted lo revisa y la violencia está implícita. Toda la vida es violencia. Y es que en Colombia también hay soldados que han salido traumatizados de la guerra, hay miles de millones de personas con el mismo patrón, sueltas. Eso es jodido.

Es además una persona culta, que lee mucho y se relaciona con un estudiante de literatura, ¿cómo analiza esa amistad entre ellos?

En la serie, este señor, además, está intentando eso, establecer una relación humana con otra persona. Pero no hay habilidades sociales, no es fácil, le cuesta trabajo. Yo creo que ve en Camilo a la única persona que lo ha escuchado, es el único que se le ha ocurrido preguntarle cómo está, qué quiere, cómo se siente. El único que lo vio. Hay gente dando alaridos para que los veamos. Pero no, ya no nos vemos, ya no nos observamos, ya no nos escuchamos. Es que esto es grave.