En tiempos de hiperconectividad, algoritmos veloces e historias que trascienden, una película, descrita por la crítica como “un cándido relato sobre la vulnerabilidad humana”, se consolida como una de las apuestas más relevantes del cine latinoamericano reciente.
Se trata de ‘Querido Trópico’, la más reciente película de la directora panameña Ana Endara. Una historia íntima que llegará a las salas de cine en Colombia el próximo 7 de agosto, luego de recorrer exitosamente festivales como el Toronto International Film Festival (TIFF), el San Sebastián International Film Festival, el CinéLatino Rencontres de Toulouse, y el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (FICCI).
En la cinta, un jardín tropical se vuelve escenario para el encuentro de dos soledades; la de una mujer de clase alta a la que una demencia le está arrebatando todo lo que ha sido, y la de su cuidadora, una inmigrante solitaria y sin apoyo, separada del mundo por un terrible secreto.
“Querido Trópico es un drama luminoso con textura tropical, lleno de momentos inesperados, como el cambiante clima panameño. A través de esta película, quise retratar el encuentro entre dos mujeres a las que todo, o casi todo, separa”, expresa la directora Ana Endara.
Ambientada en la Ciudad de Panamá, la cinta narra lo que comienza como una relación funcional que da paso, lentamente, a una complicidad sutil, inesperada y profundamente humana.
“Dos perspectivas distintas convergen para formar un retrato matizado y conmovedor de una amistad inesperada”, dijo el jurado, que le otorgó el premio Golden Gate Cine Latino Award en el San Francisco International Film Festival (SFFILM).
Y es que, la cinta, que es producida por Isabella Gálvez y Joan Gómez Endara (‘El árbol rojo’, 2022), y protagonizada por Paulina García, -actriz chilena conocida por su papel en Gloria (Oso de Plata a mejor interpretación Festival de Berlín y nominada al Óscar como mejor película extranjera), y Jenny Nava, quien recientemente recibió el Premio Macondo a Mejor Actriz Protagónica por la película ‘El otro hijo’-, aborda temas universales como el cuidado, la complicidad, la memoria y la fragilidad, desde una perspectiva cálida y silenciosa, alejada del drama tradicional.
Para Jenny Nava, darle vida a Ana María fue un proceso de entrega emocional.
“Desde el primer llamado, comencé a visualizar el personaje. La conexión con Paulina fue clave. Hicimos varias escenas juntas y, a partir de sus propuestas, fui construyendo el mío. Es una entrega emocional y física que nace en la interacción. Es como una bola que va creciendo y se convierte en algo vivo en el rodaje”, dijo Nava, y también reflexionó sobre la carga social del personaje, “Ana María representa a muchas mujeres invisibles, aquellas que luchan solas y a las que pocos quieren ver”.
Por su parte, Paulina García construyó a Mercedes, protagonista de la cinta, desde sus contradicciones, “Ella cree que ha logrado todo sola, que ha levantado su casa, su empresa. Pero eso es una ficción. Nadie lo hace todo solo. Y cuando la enfermedad mental empieza a hacer estragos, se deshace esa ficción, se desvanece como agua entre las manos, ella pierde su autonomía, su propia persona, aparecen las grietas, pero al mismo tiempo aparece una humanidad más vulnerable y hermosa, con su cuidadora, que es Ana María. Esta enfermedad le permite querer a alguien que, en otras circunstancias, nunca habría querido, y lo hace desde un lugar profundo y verdadero”.
El estreno llega acompañado, así, de la campaña Cómplices De La Vida, que amplifica el mensaje central del filme: las relaciones humanas pueden transformarse, incluso en los escenarios menos esperados. Y, sin dejar de lado la sensibilidad, Querido Trópico es una propuesta que dialoga con madres, hijas, cuidadoras, amigas, y con interesadas en las narrativas femeninas, la migración y la salud mental y emocional.
Más allá del argumento
Con esta obra, Ana Endara, reconocida previamente por sus trabajos documentales, da el salto a la ficción, conservando su mirada aguda sobre lo cotidiano, alejada de artificios narrativos y centrada en los pequeños gestos que construyen significado. La interpretación de Paulina García, aporta una profundidad contenida que sostiene la emocionalidad del relato sin sobreexponerla.
Creada íntegramente por mujeres latinoamericanas, la producción no solo destaca por su sensibilidad estética, sino también por su coherencia ética, como una forma distinta de hacer cine.