Miguel Escobar (Buga, 1945) es un emblema: campeón con los azucareros en el 67, 69, 70 y 74. Subcampeón de Copa Libertadores en el 78.
Fino central. Muy fino: el periodista cubano José Pardo Llada lo bautizó ‘la fuerza callada’ porque a pesar de su responsabilidad en el terreno de juego, nada tenía que ver con los peladores callejeros que a veces aparecían uniformados en la defensa de algún equipo.
Nada que ver con esos pica-piedras. Nada. Por algo llevó la cinta de capitán. Después de debutar en el profesionalismo con el Pereira, verde durante 13 años.
De hecho es el futbolista que más veces vistió la divisa: 537 partidos. Nunca nadie ha sido más verde que él. Aunque nunca hubo alboroto por el récord.
A sus más de 70 años, ‘la fuerza callada’ no puede hablar. En el 2006 le diagnosticaron cáncer de garganta y para tratarlo debió someterse a una laringectomía (extirpación de la laringe).
Por eso desde entonces necesita de un micrófono de garganta (laringófono) que traduce sus susurros en palabras de acento metálico. Fue un regalo de los periodistas Javier Fernández y Javier Hernández Bonett.
Consecuencia del cáncer, Miguel no pudo seguir manejando el taxi con el que se ganaba la vida.
Después de casi 20 años en el fútbol, después de haberse retirado en Santa Fe a comienzos de la década de los 80, después de ser un emblema, ‘la fuerza callada’ seguía trabajando.
Pero el cáncer volvió a aparecer en su vida y este martes, después de tanto luchar, falleció en su natal Buga rodeado de su familia.