Desafiando la rutina y armados de valor, un grupo de jóvenes se entrega cada noche a la ciudad de las luces, las ruedas y la velocidad.

Hundiendo sus ruedas sobre el asfalto de la calle quinta y sumergiéndose sin peros en el túnel de la Avenida Colombia, un grupo de valientes protagonizan cada noche un espectáculo andante de ruedas y algarabía.

‘Cali sobre Ruedas’ es un grupo dispar. En el transcurso del día sus integrantes usan batas de médicos, corbatas de oficinistas o guantes de ingenieros, no semejan ni en edad ni en cartera, pero todos convergen bajo un mismo cielo cuando llegan las 8:30 de la noche y deciden cambiar su calzado por patines.

Con cuatro ruedas en cada pie, la cuadrilla de rebeldes aficionados se ha propuesto desde hace tres años dedicar sus horas nocturnas a vestirse bajo un mismo uniforme y recorrer las calles de la ciudad, como un encuentro fugitivo de sus rutinas y malestares.

[[nid:584896;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2016/10/patines_4.jpg;full;{El Bulevar del Río es uno de los puntos de encuentro de estos 'rebeldes'.Aymer Álvarez / El País}]]

A veces son 40 y otras veces 100, pero siempre conservan el ímpetu y la temeridad para surcar en patines la noche caleña, codeándose entre el tráfico y la soledad. 

Artífices del surgimiento de este clan, sonríe una pareja de caleños, cuya terquedad ha logrado formar un grupo carismático y comprometido con la cándida idea de construir una hermandad de actividad física y vida saludable.

William y Viviana son dos aficionados al patinaje que se hastiaron de la antipatía cíclica de las pistas y decidieron saltar al asfalto, de los caminos largos y las dosis de adrenalina. 

Día tras día se han encargado de liderar un proyecto cívico que ha encontrado un lugar común en decenas de ciudadanos: el deseo de ejercitarse en un ambiente jocoso y liberador.

No exentos de los golpes y contradictores, blindados únicamente por sus pasiones, han labrado un camino alternativo en el mapa de la movilidad y la afición en el pavimento caleño.

“¿Por qué lo hacemos?, porque la mejor forma de enseñar es dando ejemplo. Y nosotros cada noche queremos dar ejemplo de deporte,  movilidad,  civismo y  amistad”, ha dicho uno de sus líderes.

Fieles a la brisa nocturna, los ‘patinadores de la noche’ seguirán deslizando zancadas cada vez más largas, contagiando a los caleños de su indisciplina sana contra la vida inmóvil y la rutina agria.

"Somos una familia"

Las relaciones que se construyen al interior del grupo parecen trascender el breve compromiso de la amistad. Los testimonios de sonrisas y compañerismo dulce son evidencia de que la cita nocturna es un encuentro familiar.

"Sin duda la mayor motivación para venir todos los días ha sido el compañerismo, compartir con mis amigos experiencias únicas, ellos son como una familia", dice Luna Mosquera, una de las integrantes con mayor tiempo en el grupo. "Así es, no se trata sólo de salir a patinar,  también son los fuertes lazos que se forman alrededor de todo esto", completa William Vallejo, uno de los líderes de Cali en Patines.  [[nid:584901;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2016/10/patines_5.jpg;full;{Cada noche, el grupo Cali en Patines se reúne en el parque del barrio Nueva Tequendama para iniciar su recorrido por las calles de Cali.Aymer Álvarez / El País}]] "Esto es como volar"Sin duda, rodar a cincuenta kilómetros por hora, sobre el pavimento frío y con las manos al viento, estimula en los valientes patinadores sensaciones de ventura y excitación. "Es como volar sobre el asfalto. El dominio y la velocidad la tengo en mis pies. Puedo saltar, girar y hacer lo que yo quiera", describe entusiasmado William, líder del conjunto, que además confiesa cierto grado de 'adicción':  "Patinar se vuelve adictivo. Empiezas a liberar endorfinas. Te acostumbras fácilmente y  te empieza a hacer falta". "Me gusta sentir esa adrenalina de los 50 km/h en un descenso, cuando todo depende de cómo enfrentes el terreno y de tu agilidad con los obstáculos. Lograrlo es muy gratificante. Cuando sales invicto, es lo mejor", completa Francisco, un ingeniero que lleva cuatro meses en el grupo, acompañado de Michael, quien ha cumplido un año patinando: "Las sensaciones son espectaculares, ni en bici ni en moto lo experimentas. Porque sólo eres tu sobre las ruedas, es una experiencia única". "Quién dijo que no es de hombres"Sin ocultar la evidente mayoría femenina en el grupo, algunos hombres han logrado hacerse un espacio en un deporte que suele caer en el sexismo. Ellos alegan la falsa idea de delicadeza, en una actividad que requiere de fortaleza, valentía y entereza a pesar de las  caídas constantes. "En Colombia debemos  romper esos esquemas, nuestro país no sólo es cuestión de fútbol, como muchos lo creen. A pesar del estereotipo este es un deporte de adrenalina y fuerza, digno de los hombres y mujeres, por igual", asevera Francisco, uno de los integrantes más espigados del 'clan'.   
Cali en PatinesEste grupo se conformó desde el año 2013, fundado por Viviana Hurtado y William Vallejo, pioneros en el patinaje urbano en Cali. El grupo de patinadores tiene cada noche un punto de partida: el parque de la Carrera 56 con Calle 5, desde las 7:30 de la noche.Desde ahí, los ‘patinadores de la noche’ suelen tomar dos rutas: una hacia el sur, llegando a Valle del Lili, u otra hacia el norte, terminando en el Boulevard del Río.El grupo también realiza clases de patinaje para quienes esten iniciando en la disciplina. También han realizado expediciones en otras ciudades como Buga y Armenia.