Lucas Paquetá se encuentra nuevamente en el ojo del huracán, por al parecer “buscar” ser expulsado en el compromiso en el que su equipo, el West Ham, cayó derrotado 2-0 ante el Liverpool.
Transcurrían los 84 minutos del compromiso y el futbolista brasileño vio la tarjeta amarilla; esto al parecer no le gustó al futbolista y le reclamó reiteradas veces al árbitro.
Cuando el futbolista parecía ser retirado por sus propios compañeros, de un momento a otro Paquetá decide volver a donde el juez central para continuar reclamándole sobre la tarjeta, algo que no le gustó al árbitro, el cual optó por sacar la segunda tarjeta amarilla y, por ende, la roja.
La acción siguió siendo polémica, pues una vez Paquetá vio la roja, se fue hacia los camerinos aplaudiendo, mostrando una especie de felicidad por haber sido expulsado, algo que no ocurre en los jugadores, pues tener un jugador menos significa menos ataque y defensa para el mismo.
Escándalo sin fin
Semanas después de ser absuelto de un escándalo de apuestas que pudo costarle su carrera, Lucas Paquetá volvió a vestir la camiseta de Brasil en el cierre de la clasificatoria del Mundial de 2026 contra Chile y Bolivia.
Cuando quedó libre de los cargos a finales del mes pasado, Paquetá celebraba la oportunidad de “volver a jugar al fútbol con una sonrisa en la cara”. El centrocampista de 27 años jugó sus últimos partidos con los pentacampeones mundiales en noviembre de 2024, en empates premundialistas con Venezuela (1-1) y Uruguay (1-1), cuando Brasil era dirigido por Dorival Júnior.
Había sido marginado en convocatorias pasadas, blanco de una investigación de la Federación Inglesa de Fútbol (FA) por presuntos amaños en partidos del West Ham en la Premier League contra Leicester City en 2022 y Aston Villa, Leeds y Bournemouth en 2023.
Se sospechaba que había provocado tarjetas amarillas intencionalmente para “afectar el mercado de apuestas”, según la FA. Paquetá, que siempre defendió su inocencia, enfrentaba la amenaza de una sanción vitalicia.
En su club siguió actuando pese a la amenaza del castigo, aunque el caso frustró, según la prensa inglesa, una transferencia hacia el Manchester City en 2023.
A principios de mayo, sin embargo, en un partido West Ham-Tottenham, rompió a llorar cuando le sacaron una tarjeta amarilla, en plenos reportes sobre la investigación abierta contra él. “Quería expresar lo agradecido que estoy a Dios y lo ansioso que estoy por volver a jugar al fútbol con una sonrisa en la cara”, reaccionó al ser absuelto.