Con su alegría particular y luciendo un brillante uniforme amarillo, Caterine Ibargüen se presentó en el estadio Atlético de Lima en busca de una medalla panamericana en la prueba de salto de longitud, a la cual retornó exitosamente el año pasado quedándose con el título en la Liga de Diamante, a la par que conquistó su tradicional prueba en salto triple.

En su primer intento marcó 6.24 metros, muy lejos del 6.68 de la representante de las Islas Británicas, Chantel Malone. En su segundo salto mejoró y registró 6.54 y en el tercero 6.46, por lo que su segundo brinco fue el que le permitió acceder a la ronda definitiva ocupando el cuarto lugar entre las ocho atletas que definirían el podio.

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En su cuarta salida, la antioqueño marcó 6.51, descendiendo al quinto sitial, que conservaría pues en sus últimos dos ejercicios, con 6.41 y 6.39, respectivamente, acusó un desgaste que la alejó de la posibilidad de podio.

La campeona fue Malone con ese 6.68, seguida por la estadounidense Kerutha Orji (6.66) y tercera, la jamaiquina Tissanna Hickling (6.59).

La atleta de Apartadó suma en su carrera un oro panamericano en salto triple, obtenido en Toronto-2015. Cuatro años atrás, en la edición de Guadalajara, también había dominado esta prueba, además de colgarse el bronce en largo, con 6.63.

El próximo viernes buscará un nuevo metal panamericano, en la final de salto triple, en el que tendrá seguramente una cerrada lucha por el primer lugar ante la venezolana Yulimar Rojas.

Caterine Ibargüen volverá a competir el viernes, en la prueba de salto triple.