El Feng Shui, antigua práctica china que busca armonizar la energía de los espacios, se centra en la disposición de los elementos dentro del hogar con el objetivo de mejorar el bienestar físico, emocional y espiritual de las personas.

Cada detalle en la organización del entorno influye directamente en el flujo de la energía vital, conocida como Qi.

Entre los elementos analizados, la cama ocupa un lugar central, ya que es el espacio donde se descansa y recargan energías. El uso de almohadas en la cama es un aspecto clave que el Feng Shui examina con detenimiento, ya que, dependiendo de su cantidad y disposición, puede influir en el equilibrio energético de la habitación.

En muchos casos, las almohadas pueden simbolizar la seguridad, el descanso y el refugio. | Foto: (c) Copyright 2022, dpa (www.dpa.de). Alle Rechte vorbehalten

Estos accesorios pueden reflejar diversos aspectos de la vida de una persona, tales como sus relaciones, su bienestar emocional y su capacidad para relajarse y descansar adecuadamente.

La cantidad y distribución de estos cojines se asocian directamente con la energía experimentada en el espacio, y, por ende, con la calidad del descanso y la vida del ocupante de la cama.

Una de las interpretaciones más comunes dentro del Feng Shui es que un exceso de almohadas en la cama puede generar una sensación de caos o desorden, ya que pueden bloquear el flujo y dispersar la energía, dificultando el descanso y la relajación.

En este contexto, una cama sobrecargada de almohadones puede crear una atmósfera de confusión mental, obstaculizando la desconexión emocional y física al final del día.

Por otro lado, la disposición adecuada de unos pocos almohadones en la cama simboliza equilibrio y comodidad. Se recomienda utilizar un número impar de cojines, como tres o cinco, ya que estos números son considerados más armoniosos y favorecen un flujo de energía más equilibrado.

Las almohadas tienen una función esencial en cuanto al confort y soporte durante el descanso. | Foto: Getty Images/iStockphoto

El Feng Shui también ofrece pautas sobre el color y material de las almohadas. Tonos suaves como el blanco, el beige o colores neutros son ideales para promover la tranquilidad y la relajación. En cambio, los tonos vibrantes o saturados, como el rojo o el naranja brillante, pueden generar una estimulación excesiva que interfiere con un descanso adecuado.

En definitiva, la clave está en la moderación, el equilibrio y la disposición apropiada de los elementos, de manera que el espacio de descanso se convierta en un verdadero santuario de paz, armonía y renovación.