El aguacate, que también se conoce como el “oro verde,” no solo es rico para muchos por su exquisito sabor, sino que también se destaca como un tesoro nutricional proveniente de países como México, Colombia y Venezuela.
Con un contenido nutricional significativo, esta fruta ha ganado popularidad en los últimos tiempos por ser considerada un alimento saludable.
Es un alimento con un alto contenido de grasas, principalmente las saludables y monoinsaturadas, el aguacate es una fuente destacada de ácido oleico, fibra soluble e insoluble, así como de minerales como potasio y magnesio. Además, su perfil vitamínico incluye vitaminas E, C y B6, otorgándole propiedades antioxidantes.
De acuerdo con datos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), una porción de 100 gramos de aguacate proporciona vitaminas esenciales, como la vitamina K, vitamina E, vitamina C y vitaminas del grupo B, junto con minerales cruciales como el potasio y el magnesio.
Estos nutrientes tienen una gran importancia en el funcionamiento adecuado del cuerpo, contribuyendo a mantener una buena salud general.
Estudios respaldan los beneficios del aguacate, destacando su capacidad para reducir los niveles de colesterol total y LDL-Colesterol (colesterol “malo”), así como para disminuir los triglicéridos en la sangre. Se atribuye esta acción a la composición en ácidos grasos y a la abundancia de fibra en esta fruta.
Junto con sus efectos positivos en los niveles de colesterol y triglicéridos, el aguacate destaca por su potente capacidad antioxidante, inhibiendo la producción de radicales libres asociados al envejecimiento y a diversas enfermedades crónicas.
Los beneficios del aguacate no se limitan solo a la nutrición interna; estudios han sugerido su utilidad en tratamientos dermatológicos, como en casos de psoriasis. Cremas elaboradas con aceite de aguacate y vitamina B12 han demostrado resultados prometedores en el tratamiento tópico de esta afección cutánea.
En conclusión, el aguacate no solo es un deleite para el paladar, sino que también emerge como un aliado nutricional versátil, ofreciendo una gama de beneficios que respaldan su merecida reputación como un superalimento.
Así las cosas, para conservar esta fruta, inicialmente, hay que tomar una bolsa de plástico y colocar el aguacate dentro, eliminando el aire y sellando adecuadamente.
Después, se refrigera el aguacate para retardar su madurez, preferiblemente en la parte más baja del frigorífico. No se deben exceder los cuatro días utilizando este método, revisando diariamente para asegurar su frescura. Si se vuelve muy blando, se tiene que consumir ese mismo día.
Una vez se corte el aguacate, hay que aplicar jugo de limón con un pincel para evitar la oxidación. Luego de esto, se tienen que envolver las partes cortadas en film transparente para mayor protección.
Para una preservación prolongada, se puede guardar el aguacate en la nevera, evitando dejarlo fuera para prevenir su descomposición acelerada. No se debe olvidar revisar diariamente cada parte sin quitar el plástico para mantener la fruta en buen estado.