Con la aplicación de la norma 1666 de 2010, que sustituye los vehículos de tracción animal, cerca de 700 familias de la capital del departamento se quedarán sin su principal fuente de ingresos.

Al caballo le dieron rienda suelta por una bajada. El peso que llevaba era desmedido: más de una tonelada. Fue tan rápido, que pronto el animal tomó gran ligereza. Se hizo indomable para su jinete. Corrió como nunca y el peso que llevaba en su carreta se disolvió en la velocidad impulsada por los latigazos. Entonces el jinete supo que era el fin. El caballo descontrolado, solo pudo detenerse cuando su cabeza y cuello se vieron destruidos al estrellarse de frente con un poste de energía. El accidente pasó hace mucho tiempo. Pero no ha sido el único que recuerde Julio Sanchéz o ‘Tulio’, como se le conoce en la galería del barrio Bolívar. En sus 18 años como carretillero ha presenciado cuantos ha querido. Desde un simple jadeo del animal que no quiere trabajar, hasta el desplome de un caballo en las calles por fatiga o infarto. Para ‘Tulio’, estos actos que ocurren, no solo en Popayán, sino en toda Colombia, por descuido o ignorancia de sus compañeros, ha sido uno de los motivos por los que el Gobierno Nacional pretende implementar a partir de 31 de enero de este año, el decreto1666 de 2010,“por el cual se establecen medidas relacionadas con la sustitución de vehículos de tracción animal”. 'Carruajes' para evadir la pobrezaEran los albores de los años 90, cuando Julio Sánchez llegó a la ciudad de Popayán. Provenía del municipio de Totoró, con la ilusión de mejorar su vida. Entonces, con 30 años encima, decidió hacer su vehículo de tracción animal. Compró un buen caballo, una buena carreta y desde ese entonces tuvo un empleo para mantener a sus cinco hijos y a su esposa, ya que la ciudad no le ofrecía otra alternativa. Para ésa época, cuenta, era más rentable el oficio. Los carretilleros en toda la ciudad no pasaban de los 70, cosa que se veía en el resultado final de su producido. “Sacaba por lo menos 12 mil pesos diarios, que hoy en día se aproximarían a los 70 mil en una mañana”, comenta. Sin embargo, el paso de los años hizo que muchos se animaran a elaborar su vehículo. Ya pasaron a ser 100, luego más de 200 y luego, hasta el 2011, se llegaron a tener 463 vehículos de tracción animal censados. “Esos fueron los que contabilizamos en la ‘Asociación Nueva Esperanza’ del barrio Alfonso López de la que hago parte y soy vocero. Pero pueden ser más, alrededor de 700 que ya existan dentro de la ciudad”.Con este oficio, cuenta don ‘Tulio’, se pueden mantener más de 1000 familias de escasos recursos en la ciudad de Popayán. Las personas llegan desde la madrugada para ganarse varios viajes. “Muchos al final de la rutina se pueden ganar entre 15 mil y 30 mil pesos, dependiendo del día”. Como Carmenza Astudillo, que desde hace tres años llega a la galería del barrio Bolívar, a las 4 de la mañana para iniciar la jornada laboral. De ella, depende el sustento de sus tres hijos: comida, escuela y salud. “Nosotros trabajamos hasta las diez de la mañana o medio día, porque después ya no hay trabajo o él debe descansar”, comenta mientras carga varios mercados en su carreta. “No pueden aplicar la norma 1666”, comenta ella mientras dejan los mercados a un lado para responder la pregunta, “porque si no ¿qué pasaría con lo que vivimos de esto? Cómo va a invertir la ciudad en nosotros, si ni siquiera tiene para la salud, educación o vivienda”, concluye mientras vuelve a tomar sus bolsas. Frente a esto, la ley autoriza la sustitución de vehículos de tracción animal por vehículos automotores, “clase motocarro, homologados para carga liviana hasta de 770 kilogramos de capacidad, para facilitar e incentivar el desarrollo y promoción de actividades alternativas y sustitutivas para los conductores de vehículos de tracción animal”“. La pregunta que se hace Carmenza y don ‘Tulio’, es sobre la viabilidad de la norma. “Tendrían que sacar mucho dinero para tantas personas que viven de esto y asegurarnos que va a ser permanente la ayuda”, afirma Carmenza.Contra el tiempoA pesar de que la norma dice que “los alcaldes de los municipios de categoría especial y de los municipios de primera categoría del país, de que trata la Ley 617 de 2000, deberán desarrollar y culminar las actividades alternativas de sustitución de los vehículos de tracción animal, antes del 31 de enero de 2012”, ‘Tulio’ cree que es imposible ejecutarla y que la solución puede ser otra: “Educarse entre quienes se valen los equinos para trabajar”. Después de que en el año 2000 las carretas comenzaron a aumentar considerablemente en la ciudad, hubo una desorganización en los gremios ya establecidos, “muchos no cumplían con los requerimientos que entre nosotros nos exigíamos, como tener un buen cuidado con el animal, se responsables a la hora de conducirlos, mantener en buen estado la carreta, bien pintada, aseada y engrasada y hasta la buena presentación nos exigíamos, porque no dejábamos de prestar un servicio”, afirma don Julio Sánchez.Por eso ahora ofrece capacitar a sus compañeros, tanto en la forma de tratar a los animales, como en el cumplimiento de las normas que a ellos les compete, con la ayuda de las autoridades de la Administración Municipal. “Mucha gente no trata bien a sus animales. Les pega, los castiga y se excede en el uso de su carga. Eso mata el animal y en otras ocasiones lo pone agresivo y pude golpear a otras personas o incluso causar accidentes de los propios dueños”. Muchos por ahora de los que trabajan en las plazas de mercado no saben a qué se refiere la ley, ni cuándo ni cómo se aplicará. Para ellos, no pasa de ser un susto y una idea que es casi imposible de consolidarse. Sólo esperan que el trabajo que los ha sostenido por años se pueda seguir desarrollando. Mientras tanto, el tiempo para que se cumpla la norma ya comenzó a correr. Dos años en los que los alcaldes de cada ciudad tienen para aplicar poco a poco esta norma, pero mientras eso pasa ‘Tulio’, le apuesta a la unión del gremio de carretilleros, para no dejar que se acabe este labor y exige a las autoridades locales que “nos ayuden a controlar las normas que muchos de nuestros compañeros violan, para que todos podamos seguir trabajando, porque si aplican la ley ¿Cómo trabajamos?"