El caso de María Antonia Cuero, una mujer colombiana cuya edad fue certificada en documentos que ya están siendo evaluados por entidades internacionales, podría convertirse en un hito para la ciencia. Con 124 años de vida, su historia comienza a posicionarse en el debate global sobre la longevidad extrema y sobre las condiciones que permiten alcanzar edades poco comunes en el mundo.
La información fue revelada por EL TIEMPO, tras una entrevista con el inmunólogo clínico Juan Manuel Anaya, director del Centro de Investigación e Innovación en Salud de Coosalud (CIISA), quien ha acompañado clínicamente a María Antonia durante años.
Consultada por los médicos sobre el secreto de su longevidad, María Antonia respondió con sencillez: comer plátano todos los días y vivir sin complicaciones. Este alimento, habitual en la dieta del Pacífico, es rico en potasio, fibra y magnesio.
A pesar de que la ciencia advierte que no existe un único factor que explique la longevidad, su alimentación tradicional y su forma de vida rural han llamado la atención del Proyecto Centenarios de Colombia.
Originaria del Valle del Cauca, María Antonia pasó la mayor parte de su vida en zonas montañosas del departamento. Allí trabajó en el campo, participó en actividades comunitarias y mantuvo rutinas que aún conserva: se baña sola, cocina, baila, canta e incluso practica natación.
Los médicos explican que, pese a su diagnóstico de osteoporosis, su estado general de salud es aceptable para una persona de su edad.
El doctor Anaya relató que en una reciente visita la encontró “muy bien de salud”, y presentó al diario fotografías y documentos que respaldan su extraordinaria longevidad.
Madre de ocho hijos y abuela de una veintena de nietos, su historia refleja prácticas sociales del Pacífico del siglo XX. Uno de sus episodios más significativos ocurrió cuando entregó a su hija menor, Delcy, a una maestra del pueblo para que pudiera educarla y garantizarle mejores oportunidades.
Hoy, Delcy, ya retirada del magisterio, la cuida en su hogar en Cali, donde la longeva recibe acompañamiento de sus nietas y atención médica.
Su estilo de vida se mantiene fiel a la tradición: consume productos naturales del campo, evita alimentos procesados y conserva prácticas como preparar biche artesanal y participar en rituales comunitarios. Su peso es de 47 kilos.
La persona más longeva registrada oficialmente es Jeanne Louise Calment, francesa que murió a los 122 años y 164 días. Si Guinness World Records llegara a confirmar la documentación, María Antonia superaría esta marca. Además, reabriría el debate sobre si algunas regiones del país presentan condiciones similares a las llamadas ‘Zonas Azules’, territorios donde las personas viven significativamente más.