Analistas dicen que poco cambiará el plan de beneficios y las tutelas no desaparecerán.

La esperanza de más de 40 millones de colombianos es que la reforma a la salud que tramita el Congreso de la República les diera siquiera paliativos para sacarlos del ‘shock’ en que se encuentran por cuenta de unos servicios deficientes, demorados y llenos de cuestionamientos debido al mal uso de los recursos.Acabar con el paseo de la muerte que significa el peloteo de pacientes de un hospital a otro, con la negación de procedimientos de diagnóstico y la no remisión a especialistas, con la demora en las cirugías o con las tutelas para que se entregue un medicamento, era el sueño que tenían los pacientes con la actual reforma.Sin embargo, todo parece indicar que el remedio puede resultar peor que la enfermedad. Según analistas, los ajustes planteados al sistema de salud y seguridad social no alcanzan a beneficiar significativamente al usuario, sino que más bien se limitan a reajustar los manejos internos administrativos y económicos entre gobierno, gestores y prestadores de servicios.Así lo advierte Ramiro Guerrero, director del Centro de Estudios en Protección Social y Economía de la Salud, Proesa, de la Universidad Icesi. De acuerdo con su evaluación, esta reforma “no cambia casi nada en el papel frente al usuario; le cambia las tripas internas al sistema, pero la carátula es la misma”, sostiene. “Hacia adentro se reorganiza el manejo de la plata y quién hace qué, pero hacia afuera para el paciente es lo mismo en la práctica”, agrega.Por su parte, Juan Carlos Giraldo, director de la Asociación de Clínicas y Hospitales, indica que al permitir la integración vertical en el nivel básico primario se está facilitando que una gran parte del sistema siga en manos de las gestoras de salud (EPS) que son las más cuestionadas en el actual sistema.El País hace una radiografía con los expertos sobre cómo quedaría el usuario frente a la actual reforma de la salud.La afiliación es ahora en Salud MíaSi hoy el usuario sufre efectos negativos en su atención por cuenta de los recobros que hacen las EPS al Fosyga, conel proyecto probablemente los tendrá más. En la práctica, Salud Mía entrará a reemplazar al Fosyga, con la diferencia que aquel será un organismo independiente, con personería jurídica y burocratizado en el que se centralizarán todos los pagos a los gestores y aún a los proveedores. Es decir, una gigantesca tesorería que responderá por todo. Hoy, el usuario escoge una entidad y llena un formulario de afiliación. Esa entidad tiene una red de prestadores. Y si se enferma pide cita, hace un copago y va a que lo atiendan. Hay un plan obligatorio de salud que en el papel es más amplio que en otros países.Con la nueva reforma es casi igual. La única diferencia es que el formulario de afiliación en lugar de llevarlo a la EPS (o los nuevos gestores) ahora debe llevarlo a Salud Mía, entidad que se haría cargo del proceso de afiliación.No obstante, el usuario sigue escogiendo la entidad gestora (EPS) que se hará cargo de su salud y la de su familia. Este procedimiento de afiliación se ha venido haciendo ante las EPS.Largas listas de espera por especialistas Aunque el Gobierno reglamentó los tiempos de espera por una cita general y una de especialista, hay una distancia muy grande entre lo que dice el papel y lo que pasa en la realidad.Según indicadores de la Ocde, la OPS y la Supersalud, Colombia es de los países donde el usuario debe esperar más tiempo por una cita de especialista. De hecho, el 68 % de las citas demoran más de 30 días, cuando en países desarrollados no supera el 17 % ó 20 %.Uno de los cuellos de botella es la escasez de especialistas. En Colombia solo hay 1,7 médicos por cada mil habitantes, que es un índice muy bajo frente a países desarrollados que duplican ese indicador.Por otra parte, los expertos dicen que las listas de espera deben ser inteligentes no estrictamente cronológicas, que prioricen pacientes de inminente riesgo para reducir los índices de mortalidad. En la nueva reforma no se ve ninguna disposición explícita sobre listas de espera. Pero la realidad tampoco da posibilidad de que la atención mejore porque faltan especialistas y aplicar la propuesta de que los hospitales los titulen va a demorar un tiempo.Control a gestoresUna de las ventajas de los usuarios frente a las nuevas gestoras o EPS es que estas tendrán mayores controles e incentivos económicos si mantienen a sus afiliados en buenas condiciones de salud.Aunque estas entidades ya no manejarán recursos, no podrán prestar un servicio de mala calidad, pues esto tendrá un costo financiero. Otra prerrogativa que se les quita es la plena libertad que tenían para elegir a su red de prestadores. En adelante deberán contratar con clínicas y hospitales previamente definidos, con lo cual se rompe el negocio que tenían algunas entidades, en detrimento de la atención al usuario.Uno de los propósitos ha sido acabar con el paseo de la muerte, el peloteo de un paciente de un hospital a otro porque la EPS no tiene contrato con ellos. La reforma no hace mucho por corregir esto, aunque ya la ley vigente determina que la atención inicial de urgencias es obligatoria en cualquier parte, independiente de dónde el paciente esté afiliado y de si el hospital tiene o no contrato vigente con la EPS. Pero poco se cumple.Un plan de beneficios sin cambios Para los analistas, en Mi Plan los usuarios van a tener el mismo paquete de beneficios establecidos en el actual POS. Lo que en realidad hay es un cambio de lenguaje porque antes se le decía a la gente a qué tiene derecho, y ahora se le va a decir a qué no tiene derecho. Así, lo que antes era no POS ahora será no Plan y es probable que los usuarios sigan reclamando esos beneficios por vía de tutela, ya que aún hay muchas cosas que se quedan por fuera del plan obligatorio de salud (Mi Plan).Lo que viene es que los beneficios del usuario se basarán en un plan de exclusiones explícitas. Se va a generar un mecanismo técnico-científico para definir servicios, medicamentos y tecnologías que no cubrirá el sistema. Se hará a través del Instituto de Evaluación de Tecnologías, con ayuda del Invima, sociedades científicas y de pacientes. Lo que pretende el Gobierno es que con este proceso participativo se reduzcan las tutelas en salud que el año pasado sumaron 114.313. Pero el Ministerio tendrá la última palabra. Por ahora, los analistas no ven mecanismos claros para financiar el ‘no Plan’ que seguirá reclamando la gente.Tras la defensa del interés del usuarioUnas de las funciones que tienen las EPS como gestoras, es representar al usuario ante el prestador (hospital o clínica), pero si el gestor mismo es el prestador, entonces, ¿cómo hace valer el interés del usuario ante quien le presta los servicios médicos?Ese el principal cuestionamiento frente a la integración vertical que tenían EPS e IPS: el conflicto de intereses que se da cuando la EPS es dueña de las clínicas que prestan los servicios al usuario.De alguna manera, la reforma elimina ese conflicto, al dividir una actividad de la otra. Sin embargo, la reforma deja que las EPS se integren con el primer nivel de servicios, el médico general que es la puerta de entrada al sistema.Para los analistas, si el gestor es juicioso y hace todo el trabajo de prevención que le corresponde para evitar que se agrave el paciente (el hipertenso o el diabético), puede evitar tratamientos costosos y complejos después. Lo que no podrá hacer en adelante es prestar niveles de servicios más complejos como una cirugía. Estos debe contratarlos con terceros. Aparentemente para el usuario esto no implicaría afectación alguna.