Vía Cali-Loboguerrero: se estrellaron dos motos de frente. Sus cuatro ocupantes murieron. Vía Cali-Pance: un motociclista impactó contra un bus de servicio público y el saldo trágico fue similar: fallecieron el motociclista y el pasajero. Días después, en el mismo sitio, una mujer y su hijo menor de 12 años repitieron la historia.

Los guardas de tránsito atienden a diario accidentes de motociclistas, que en Cali son casi la mitad del total de accidentes de tránsito, el 48 %. Pero nada tan fuerte como esas ocho vidas perdidas en menos de dos meses.

Es que en Cali se registraron 6200 accidentes de motos en 2016. Parecerá poco frente a las 690.032 motocicletas (7 % del total del país) que hay matriculadas en la ciudad, sin contar las registradas en municipios vecinos.

Pero con consecuencias tan lamentables como 127 muertos y unos 2000 heridos en 2016. Este año, hasta noviembre 20, se reportaron 119 muertos. Una experiencia que golpea fuerte a los agentes de tránsito, dice William Bermúdez, líder del Centro de Gestión de la Secretaría de Movilidad de Cali, (Ceges).

“Eso es lo más lamentable, el alto índice de mortalidad, porque si bien las motos son los segundos actores en la vía con mayor accidentalidad, después de los autos, el mayor número de muertos los ponen los motociclistas y sus pasajeros”, comenta Bermúdez.

El secretario de movilidad, Juan Carlos Orobio, destaca que en lo que va corrido de 2017, a noviembre 20, van 5268 accidentes en moto, una disminución de casi mil casos con relación al mismo lapso de 2016.

Pese a ello, en 2016, en Cali se reportaron 46.900 víctimas de accidentes en moto, atendidas por el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT), según la Federación de Aseguradores Colombianos, Fasecolda. Lo que la convierte en la tercera ciudad del país con mayor número de afectados por este motivo, después de Bogotá y Medellín.

Conductores de moto, acompañantes, ciclistas o peatones atropellados por motociclistas, suman en 2017, 119 muertos, lo que muestra una leve disminución en el índice de mortalidad por accidente en moto, que en 2016 fueron 127. Aún así, es como si tres buses de 40 pasajeros cada uno se hubiesen estrellado, sin dejar sobrevivientes. Y equivalen al 48 % del total de muertes en accidentes de tránsito.

“Esta disminución es importante, porque estos indicadores venían subiendo en los últimos años y por fin logramos reversar esa tendencia y las cifras van a la baja”, afirma Orobio.

Esto obedece, dice él, al esfuerzo por parte de la Secretaría de Movilidad, con el apoyo de gremios, la Agencia de Seguridad Vial y comités de usuarios, para generar conciencia en los motociclistas. A campañas educativas como #soymoteroejemplar y a la labor del cuerpo de agentes que se enfoca en reducir los malos comportamientos de los motociclistas.

Fruto de ello es el aumento a 117.456 comparendos a motociclistas por infracciones al Código de Tránsito este año, cuando en 2016 fueron 83.759 y en 2015, 68.389. Un 71 % más respecto a 2015 y 40,2 % con relación a 2016.

Costos sociales y económicos

No obstante, los costos económicos, sociales y emocionales por un accidente de tránsito como los generados en moto, son incalculables. Los costos directos van desde movilizar la ambulancia, la cobertura de salud hasta la recuperación para dejar la persona apta para la sociedad.

Los costos indirectos se cifran en las expectativas de vida (fijadas en Colombia en 75,4 años para hombres y 81,1 años para mujeres) frente a la edad que tenía al morir y/o quedar en discapacidad. Muchos pueden quedar con lesiones y después mueren o sobrevivir, pero con movilidad reducida.

“Los costos sociales afectan a una familia que queda sin ingresos, al viudo o viuda y a los huérfanos, que sumados a los económicos de salud y de productividad laboral, si era asalariado o empresario, ya su familia no va a tener las mismas condiciones de bienestar y va a generar un retroceso”, advierte el contralor de Cali, Ricardo Rivera.

De ahí que en 2016, las aseguradoras colombianas pagaron en el país la escandalosa suma de $1.3 billones por indemnizaciones solo por accidentes de moto. Más de la tercera parte del presupuesto del Municipio de Cali ($3,3 billones). El Soat amparó 7,9 millones de automotores, de los cuales el 46 % correspondía a motocicletas; 30 % a vehículos familiares y 24 % a otras categorías.

Cuando el Soat es insuficiente para cubrir la atención en salud de los accidentes, la EPS, debe atender el resto de la cobertura. Algo bastante oneroso, pues hay pacientes que barato, facturan $150 millones, según la gravedad de las lesiones, dice Marcela Benjumea, enfermera profesional, auditora de una clínica de nivel IV de complejidad del norte de Cali.

“El común denominador es el trauma craneoencefálico, porque no usan el casco reglamentario o no se lo abrochan y un accidente les causa hemorragias cerebrales que requieren neurocirugías o cirugías maxilofaciales”, dice Marcela.

Todos los accidentes de motociclistas son graves y los costos son gigantescos para el sistema de salud, sea que se pierda un dedo, una extremidad, un ojo o que haya fractura, según la complejidad de la misma, dice Guillermo Velasco Echeverry, coordinador de Gestión del Riesgo y Desastre de Salud Pública de Cali.

Estos costos de atención y tratamiento pueden superar los $100 o $150 millones, porque muchos requieren cirugías costosas como neurocirugías y cirugías maxilofaciales. Luego siguen reintervenciones quirúrgicas, hay materiales de osteosíntesis o una prótesis articular, que puede costar más de $20 millones, injertos óseos, múltiples transfusiones sanguíneas...

Esto sin contar el equipo médico en quirófano, mínimo de siete personas, los medicamentos, la hospitalización, que si es corriente está entre $170.000 a $300.000 diarios, si exige aislamiento, $400.000, más los tratamientos de rehabilitación, entre otros.

En caso de trauma craneoencefálico severo o moderado, requiere hospitalización en Unidad de Cuidado Intensivo (UCI), donde un día cuesta $1.400.000. Luego pasa a Cuidado Intermedio, cuya tarifa es de $740.000, según cifras del médico especialista Jimmy Caicedo, director del Centro Regulador de Urgencias y Emergencias de Cali (Crue).

Caicedo dice que en promedio en Cali se atienden cuatro accidentes diarios con motociclistas y el 6 % sufre trauma craneoencefálico. Son pacientes que no salen en menos de 15 días de una UCI, es decir, que mínimo su sola hospitalización cuesta $21.000.000.

Suma que supera el tope del Soat, que cubre hasta 800 smldv ($19.672.448,00). “Un paciente de UCI puede consumir lo del SOAT en dos o tres días fácilmente”, afirma Marcela. Y si demora más tiempo, la cuenta se crece y son las EPS, sean de régimen subsidiado o contributivo, las que deben asumir los costos.

Luego sigue la rehabilitación y una sola sesión de terapia cuesta $50.000 en promedio y si son diarias o interdiarias, en una semana un paciente se gasta mínimo $150.000. Lo que aplica igual para los que sufren politraumatismos como golpes, fracturas y otro tipo de lesiones.

Secuelas irreversibles

La funcionalidad del cuerpo no hay ningún aparato que la reponga y los costos son infinitos para dejar a una persona habilitada de nuevo, porque hay que hacerle varias cirugías. Y las secuelas psicológicas de quien pierde una extremidad o queda con una discapacidad severa son profundas”, explica el doctor Velasco.

William Vallejo, subsecretario de Movilidad, estima que las muertes y sobrevivientes con movilidad reducida o en situación de discapacidad, se convierten en una carga económica que equivaldría a 3 o 4 puntos porcentuales del PIB de un país.

Velasco atribuye la alta accidentalidad de motociclistas, que ya es un problema de salud pública, “a la irresponsabilidad. En Cali uno ve gente sin zapatos conduciendo moto, haciendo culebrillas o circulando por los andenes; familias en moto, niños en moto. También, a que solo con $100.000 y la cédula le entregan una moto a la gente”, dice el doctor.

No es casual que el rango de edad de los motociclistas accidentados sean personas entre los 18 y los 45 años, y la mayoría son los más jóvenes, que no superan los 30 o 35 años, en plena edad productiva, que muchas veces quedan con graves secuelas neurológicas y hasta incapacidad permanente.

Caicedo destaca que con el uso del casco que exige la norma, se han reducido las cifras de morbimortalidad, comparadas con las de los años 90, cuando no existía la cultura del casco. Sin embargo, las actuales, siguen siendo “tremendamente escandalosas”.

“Desde la Secretaría de Salud estamos mejorando la infraestructura hospitalaria para atención, un buen sistema de ambulancias, hacemos esfuerzos por mejorar el tiempo de respuesta y dar atención inmediata y oportuna, pero todo esto se pierde si no hay una conducta ciudadana adecuada”, puntualiza Velasco.

Pretender acabar con la accidentalidad es idílico, porque va asociados a errores humanos, dice Vallejo, “pero sí podemos disminuir las consecuencias del error humano y eso se traduce en menos muertes, heridos y personas que quedan en condición de discapacidad”.

Las cifras

48 % de los accidentes de tránsito en Cali, son de motocicletas.

40 % de los heridos en accidentes de tránsito son de motociclistas y/o la parrillera, unas 2000 personas.

30.6310 motociclistas sancionados hubo entre enero y noviembre 20 de 2017, por no observar las normas.

14.679 motociclistas más se sancionaron en dicho periodo de 2017, en 2016 fueron 15.934, por no observar las normas.

117.456 motociclistas sancionados van hasta nov.20 de 2017, por distintas infracciones.

602.312 víctimas de moto, fueron atendidas con cargo al SOAT en 2016 en el país.

87 % de las víctimas atendidas con cargo al SOAT, sufrieron accidentes con moto.

565.488 víctimas de accidentes en moto atendió el Soat en 2015. En 2014 se registraron 474.865.

Consejos

Evitar maniobras, lo que hace que tenga control de la máquina.
Tener conocimiento de la norma.

Tener al día la revisión técnico - mecánica de los vehículos.

Conservar distancia de seguridad.

Llevar equipamentos adecuados para conducir según las condiciones climatológicas.

Usar los elementos de protección como el casco, de acuerdo con la norma.

Tener respeto por el espacio público para no generar incomodidad para los demás usuarios de las vías.

Ser consciente de que la moto, si bien es un vehículo ligero, se está en riesgo ante cualquier eventualidad que se presente en la vía.

A los motociclistas y a todos los usuarios de la vía es a respetar las normas de tránsito.

Reconocer que todos los actores tienen derecho al uso del espacio público, en este caso, las vías.

La imprudencia tuvo la culpa

William Vallejo, subsecretario de Movilidad de Cali, resalta que según la Agencia de Seguridad Vial el 95 % de las muertes en vías del país, que son más de 7000, son responsabilidad del comportamiento humano, decisiones que hacen los usuarios del vehículo.

Las de más alta ocurrencia de los motociclistas en Cali es el exceso de velocidad, el irrespeto a la normatividad, como pasar el semáforo en rojo o el pare, conducir en contravía o en forma de zig zag, no conservar una buena distancia, no utilizar los carriles de manera apropiada, transitar por zonas no permitidas, entrando en conflicto con buses del MÍO.

Algo que William Bermúdez, del Ceges de la Secretaría de Movilidad, atribuye a la imprudencia, una conducta con la que aumenta la vulnerabilidad, como no tener una buena reacción o dominio de la máquina, ignorar el piso húmedo o por ser un vehículo tan liviano y ágil, hacer mal uso de la moto.