De madre costurera y padre mecánico, diocesano, nacido en Medellín, le gusta el Atlético Nacional pero dice que sufre por América, Cali y Cortuluá; tiene fama, entre los sacerdote, de hacerse unos buenos frijoles con plátano. Monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez, es desde hace poco menos de cuatros meses el arzobispo de Cali y se confiesa en este entrevista con El País, en el buen sentido de la palabra.

De entrada se le nota su talante académico, más diplomático, con una virtud extraña de decir crudas verdades en un tono afable y hasta se podría decir lleno de paz. En esta charla habla de lo humano y lo divino, más de lo primero, a decir verdad...

¿Padre cómo llega a Cali?
En 1999 fui nombrado en la Pastoral de la Universidad Pontificia Bolivariana y allí, sin esperarlo, rector general por 9 años, ahí es mucho lo que se aprende en materia de administración. Terminado ese proceso paso a ser el vicario general de la Arquidiócesis de Cali donde fui llamado para ser obispo auxiliar en Cali. Llevo 8 años conociendo la Diócesis y su estructura.

Hablemos de Cali. ¿Hoy cómo siente y percibe a Cali en cuanto a ética y valores?
Cuando llegué a Cali, aterrice con temor y temblor, aunque venía de una ciudad compleja como Medellín, donde también hay muchos problemas. En Cali confluyen muchas cosas que veía con temor, pero que hoy, ocho años después, veo como magníficas oportunidades.

¿Qué veía?
La multiplicidad étnica, cultural y de costumbres que tiene Cali. Aquí confluyen todas la razas. Tenemos la segunda población afro más grande de Latinoamérica, después de Salvador Bahía (Brasil), y yo me preguntaba ¿cómo se maneja eso?. Después descubrí que dentro de la ciudad hay 8 o 9 cabildos indígenas, con todas las influencias del Sur. Luego tenemos una población mestiza y raizal, que arrastra tradiciones y culturas.

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Pensé que ese temor y temblor era por la inseguridad y violencia, porque aquí mataron un Arzobispo…
Pues yo vengo de Medellín que tampoco es una ciudad tan calmada, allá han matado más sacerdotes que aquí, lastimosamente. Pero mi perspectiva es que yo soy primero pastor que líder social y lo he experimentado ahora luego de reunirme con las bancadas parlamentarias, con los rectores de universidades, los líderes sociales y sé que lo que esperan de nosotros es jalonar el liderazgo social.

En términos sociales, ¿cuál es la mayor necesidad que tiene Cali?
Le propongo que avancemos con lo que me preguntaste sobre los temores y temblores… para mi lo mejor que tiene Cali es su pluriculturalidad si la sabemos explotar y articular.

Lógico que hay unas realidades sociales que duelen y preocupan, en especial el tema de la inequidad tan grande, donde los pobres cada día aumentan y los ricos siguen siendo más ricos y más poquitos. Es una distribución desigual de los bienes, las oportunidades. Lógicamente esa situación es un caldo de cultivo gigante para esas expresiones de violencia, robo, corrupción de todo lo que lastimosamente Cali atraviesa. En temas como la distribución de drogas, de ofertas indebidas para los jóvenes, de dinero fácil para muchos. A mí no me da miedo eso sino que me preocupa y me entristece y más cuando muchas de las personas involucradas en esas acciones dicen ser católicos y cristianos.

¿Actualmente qué está pidiendo en sus oraciones y a qué santo?
Tengo una capilla en mi casa y oro todos los días; yo me invoco a la Virgen Inmaculada, le encomiendo a mis sacerdotes, a los gobernantes y en especial que se desarmen los corazones, sino no vamos a alcanzar la paz. Tenemos que despojar los corazones de los odios, las rencillas, las envidias, los egos, ¡ay! esos egos son terribles.

¿A usted le gusta la política?
Soy político por naturaleza, pero no politiquero. El sacerdote es un líder social por naturaleza, pero es la política del bien común, la política no partidista. Tenemos que suscitar que los tejidos sociales se restablezcan. Una de las metas que me he propuesto es que los puentes rotos de Cali los podamos restablecer, alguien me decía: Cali está condenada al diálogo. Sino logramos sentarnos todos está situación se va a prolongar en el tiempo.

En sus 8 años con monseñor Jesús D. Monsalve, ¿cómo fue trabajar con un obispo tan controvertido?
Para mi fue una escuela maravillosa. Cuando me nombran obispo auxiliar la mente del Papa es que tú hagas escuela al lado de alguien. Y a Monseñor Dario le decía en estos últimos meses: “Le he aprendido lo que debo hacer y lo que no debo hacer”. Esa es la tarea del maestro.

¿Y qué le aprendió?
La coherencia, el amor de iglesia y de patria… Ese ímpetu que lo llevaba a ser controversial tenía un soporte y es que él desea que en Colombia, algún día, podamos sentarnos todos en torno de una misma mesa.

¿En qué se diferencia usted con monseñor Jesús Darios Monsalve?
La formación, él es biblista, yo canonista. Él tiene 75 años, yo, 63, en temas sociales él es mucho más agudo y perspicaz y tiene un proyecto para liderar estos asuntos de conflicto; yo soy más académico, ahí nos diferenciamos mucho, sabiendo que ambos amamos la iglesia y en eso la relación fue muy armónica, pero cada uno en su lugar. De hecho, en esas acciones de índole social, en la frontera que pueden generar fricción, él me pedía que no participara, me respetó mucho, incluso yo le decía con toda libertad: “Piénselo, es oportuno o no, no creo que sea lo mejor”, yo tenía mucha libertad para expresarle, pero él era el arzobispo y respetaba, él me valoro mucho esa parte...

“La vida cristiana no tiene que ser solitaria sino impactar lo social. Un buen cristiano tiene que ser un buen ciudadano. ¿Cuánta gente que realiza acciones violentas, tienen en el cuello un rosario de la Virgen?, eso me preocupa”.

¿Cómo ve la contienda política para la Alcaldía de Cali, cuando lo que principalmente vemos son ataques y no propuestas programáticas en los candidatos?
A todos los saludo haciendo mías la palabras de Jesús, la paz y la reconciliación. Esto para decir, que una de mis preocupaciones es que ni ahora ni antes se ven líneas programáticas de proyecto de ciudad. Es un problema que venimos arrastrando desde hace muchos años, donde los líderes le están dando más protagonismo a la facción ideológica o al interés del partido, o al ego de aquel que dice yo me lanzo por firmas. Hay una discusión ética y filosófica sobre la fuerza de los partidos o la fuerza de presentarse usted como un individuo solo en una contienda electoral… Podemos caer en unos mesianismos muy complicados, ese es un rollo, yo me creo salvador, liberador o tengo un proyecto de país más importante que una programática política de un partido…

¿Por qué Cali carece de líderes?
No solo es Cali, sino el mundo. Mire la crisis de liderazgo en el mundo: Trump, Bolsonaro… porque es un liderazgo que no busca el bien común de un país, sino lucros y reconocimientos de una persona o al pequeño grupo que lo rodea. Pero el problema que me parece más de fondo es que no estamos formando líderes y por eso la dispersión de los partidos políticos. Antes los partidos políticos formaban líderes, si usted ve un Álvaro Gómez Hurtado y otros tantos, nunca fue Presidente, pero fue líder, y tenía una visión clara… Hoy nos falta una verdadera visión de política de Estado y también diría la capacidad del discernimiento y no de operar a la carrera o de la respuesta inmediata a las cosas.

¿Por ejemplo?
A mi me preocupa lo que está sucediendo en el país y comparto algunas de las reflexiones que con algunos obispos hemos tenido. En el país, hoy por hoy, nos movemos en una incertidumbre total, en una improvisación gigante, el Presidente quiere apuntarle a las reformas pero la pregunta es ¿el país puede aguantar todo de un tacazo?, ¿por qué la premura en las reformas? todo tiene su tiempo, es cierto que los períodos presidenciales son lo que son y quieren en cuatro años hacerlo todo… Pero se puede tener un plan donde puede haber un desarrollo programático, poco a poco y eso nos falta en los líderes nuestros: valorar el trabajo anterior y no pensar que siempre se arranca de cero.

¿En sus reuniones con los actores políticos de la ciudad y la región qué propuestas les ha hecho?
Les he planteado tres líneas: Educación, familia y paz. Esos son mis pilares estratégicos como obispo de Cali.

Ustedes desde la Arquidiócesis han sido muy fuertes en el trabajo con la educación, cual será su aporte...

Tenemos unas alianzas estratégicas con la Alcaldía con cerca de 29.000 estudiantes en colegios por cobertura en total solo en colegios tenemos 32.000 estudiantes. Tenemos 5000 estudiantes en colegios de formación judeo - cristiana, la Universidad Unicatolica, pero también las universidades Javeriana y San Buenaventura que son de iglesia. Si nos le apostamos a una educación con calidad ese es otro rollo que tenemos.

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Explíquenos...
No estamos formando para el trabajo. Ya di instrucciones para que cambie eso, para que nuestros colegios le apunten a una formación técnica y tecnológica, una formación para el trabajo. A partir del 2024 todos nuestros colegios tendrán esa formación.

¿Qué lo llevó a tomar esa decisión?
Estuve reunido con los empresarios y me dijeron que tenían plazas de trabajo disponibles pero no hay mano de obra. Es increíble que nos digan mano de obra no hay...

Cómo así Arzobispo, si la gente lo que necesita y pide es trabajo...
Actualmente hay un concepto de las generaciones actuales de un trabajo flexible. Dicen: “No queremos trabajo formal, no queremos trabajo estable, nosotros ponemos los horarios”, es un problema de concepción. En una empresa me decían que necesitaban 75 trabajadores y solo lograron seleccionar 23 y de esos solo quedaron cinco porque el resto no trabajan los fines de semana, no hacen horas extras y por otro lado hay un problema de capacitación. Después del estallido social los empresarios buscaron ofrecer a las primeras líneas trabajo para involucrar mucho de estos muchachos pero ha sido complejo. Por un lado, muchos de esos muchachos no quieren depender de otro sino hacer sus propios negocios, otros no tienen capacidades formativas y por ultimo hay unos jóvenes con unos problemas de personalidad muy complejos como la drogadicción. Por eso el trabajo es complejo.

Frente a la preocupación por la adicción en la ciudad me dice que tiene una buena noticia...
Sí, en mayo vamos a abrir un gran centro de recuperación de personas adictas. Será una experiencia piloto basado en un modelo italiano que se llama Comunitasé Nacolo y es un trabajo de inserción de drogadictos y otro tipo de adicciones, incluyendo las redes sociales. Ya lo vamos a inaugurar, esperamos que en el mes de mayo, en un predio de 10 hectáreas del sur de Cali. Es una experiencia que será importante para un modelo de ciudad.

¿Cuál es su mensaje para esta Semana Santa?
En esencia que la Iglesia de Cali dirá no a la muerte causada por la violencia de todo tipo y sí a la vida como lo hizo el Cristo del Madero. Sí a la reconciliación, sí a una Cali mejor, somos capaces, tenemos futuro. Perder la esperanza es lo más trágico que puede pasarle a la humanidad. La palabra del Dios tiene que estar entre nosotros. Sabemos que hay problemas, por eso la suplica para que vivamos en paz.