Pese a que hace más de una semana el Ministerio de Salud actualizó los protocolos de bioseguridad para disminuir el riesgo de transmisión del coronavirus, en aras de desestimar acciones que se consideraban inocuas, en Cali la adecuación de las nuevas medidas muestra avances discretos.

Aún en algunos establecimientos comerciales, bancarios, supermercados y restaurantes se pueden ver en la entrada a personas tomando la temperatura con termómetros infrarrojos o conminando a los visitantes y clientes a limpiar la suela de sus zapatos en tapetes con líquidos desinfectantes, que son dos de las medidas abolidas por la autoridad nacional de Salud.

De acuerdo con comerciantes y voceros consultados por El País, el hecho de que aún se sigan implementando estas medidas obedecería a dos razones: desconocimiento y confusión en el cambio de las directrices y preferencia de uso por mayor sensación de seguridad.

Al respecto, Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, solicitó un pronunciamiento formal sobre el alcance de la recién expedida Resolución 223, que modifica algunas medidas de bioseguridad establecidas en la Resolución 666 (protocolo general de bioseguridad), pero según su visión “no se pronuncia de manera clara frente al control de temperatura, ni frente a la toma de datos de empleados, proveedores y clientes”.

De hecho, a través de una misiva dirigida al ministro de Salud, Fernando Ruiz, Cabal solicitó claridad en el tema esgrimiendo que respecto al control de temperatura “la anterior resolución disponía que: ‘(...) No se puede permitir el ingreso y/o acompañamiento a las instalaciones, de personas que presenten síntomas de gripa ni cuadros de fiebre igual o mayor a 38°C.’, y aunque en la Resolución 223 este punto fue eliminado, se mantiene en el numeral 5.1.11 la siguiente obligación: ‘(...) Establecer un protocolo de verificación de estado de salud y temperatura de proveedores y clientes cuando haya algún tipo de ingreso a las instalaciones’. Lo que no deja claro cómo y cuándo se aplicaría esta medida”.

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En esto coincidió Albeiro Aristizábal, presidente de la Asociación de empresarios y comerciantes del centro de Cali, Grecocentro, quien señaló que entre el gremio se han dado confusiones en torno al uso de los termómetros infrarrojos y realizar los tamizajes al ingreso de los establecimientos.

“Había mucha gente que decía que aún debíamos usar los termómetros, pero este martes tuvimos una reunión con las secretarías de Salud y de Desarrollo Económico y nos aclararon que esto ya no es necesario ni eficiente, porque la persona que ingrese puede tener síntomas de la enfermedad y no tener fiebre”, dijo Aristizábal.

Para el líder gremial que se desestime esta medida “es muy positivo porque no necesitaremos personas adicionales para estar haciendo la toma de temperatura de forma permanente; esto ayudará en el tema de costos”.

Aristizábal hizo énfasis en que en el centro de la ciudad seguirá siendo una obligación el lavado y desinfección de manos al ingresar a los pasajes y establecimientos comerciales. “Si seguimos exigiendo el uso permanente del tapabocas y respetando el distanciamiento y los aforos creo que podremos seguir trabajando bien”, aseveró.

Por su parte, Brany Prado, director ejecutivo de la Asociación Colombiana de la Industria Gastronómica, Acodrés, para la región Pacífico, indicó que el levantamiento de medidas que han sido calificadas como inocuas a la hora de prevenir el contagio de la enfermedad ha contribuido a mitigar algunas aglomeraciones en el ingreso a los establecimientos.

No obstante, Prado señaló que si bien desde instancias nacionales se abolió el uso obligatorio de termómetros para conocer la temperatura corporal de los clientes, a los restaurantes de la ciudad se les continuará recomendando la continuidad de este protocolo.

“Es algo voluntario. Hay muchos restaurantes que por decisión propia seguirán tomándole la temperatura a los comensales al ingreso, porque consideran que es una labor que les garantiza una seguridad a la gente que está en el sitio; hemos recomendado que podamos seguir con estas medidas protocolarias porque, finalmente, de llegar a un tercer pico estas medidas se podrían volver a retomar”, dijo.

De otro lado, Prado dijo que el uso de tapetes también ha sido desaconsejado a los restaurantes, en concordancia con lo dictado por el Ministerio de Salud. “Los tapetes lo que han hecho es generar suciedad al ingreso de los establecimientos, pues quedan expuestos al sol y generan mala presentación”, aseguró.

Prado señaló que para continuar en la senda de minimizar el contacto con superficies y objetos ajenos será prioritario seguir promoviendo los menús digitales en los restaurantes. “También debe seguirse empleando el empaque para los cubiertos, con el propósito de garantizarle al comensal que hay una buena asepsia”, dijo.

Lo que sí está vigente

Las medidas de bioseguridad básicas que se mantienen en el país son el lavado de manos, el distanciamiento físico y el uso de tapabocas. A esto se suma una solicitud de la comunidad médica y científica del país: la adecuada ventilación de espacios.

Esto último, teniendo en cuenta que mediante estudios se ha comprobado que los "aerosoles en espacios interiores mal ventilados son una de las causas que contribuye a la transmisión del virus, junto con los mecanismos de transmisión por gotas y por contacto”.

Entre tanto, para garantizar el distanciamiento físico el Ministerio de Salud hizo énfasis en que se debe guardar un espacio de dos metros entre las personas, sobre todo cuando se comparte con alguien con quien no se convive. Así las cosas, tanto en las empresas como en los establecimientos públicos de comercio se deben mantener los aforos máximos.

En ese sentido, el Director Ejecutivo de Acodrés para la región Pacífico señaló que en estos establecimientos “es esencial garantizar que las mesas tengan un aforo pequeño y manteniendo la ventilación, que son cosas que ayudan a la reactivación y contribuyen a contener el virus. A esto se suman las reservas, que han ayudado a controlar el aforo dentro de los establecimientos y a evitar que se incumplan las medidas básicas de bioseguridad”.