Este año se conocerá el inventario de emisiones de gases efecto invernadero en los municipios de Tuluá, Buga y Palmira. Falta de árboles hará que concentración de calor sea mayor.

Un estudio conjunto realizado por la CVC y el Ciat, mostrará, a finales de este año, el inventario de emisión de gases efecto invernadero en tres localidades del Valle del Cauca: Tuluá, Buga y Palmira.

El estudio, que se hace por primera vez a escala municipal, permitirá que en el mediano plazo, las autoridades ambientales, las Alcaldías y la Gobernación, puedan unir esfuerzos en la generación de acciones para disminuir las emisiones.

De esta manera la región empieza a prepararse para los impactos del cambio climático que, de acuerdo a un informe del Ideam y la ONU que se conoció el martes, provocará un aumento de 2,42 grados centígrados en la temperatura del país. 

Aquel incremento, que en esa medida se sentirá hasta dentro de 85 años, tendrá mayor fuerza en algunas porciones de Colombia como el Caribe y el Caribe interior (Córdoba, Sucre, La Mojana, zona baja del Magdalena), al igual que en el Valle, básicamente por la proximidad de esas regiones con el océano: las zonas costeras son las que primero reciben los efectos. 

El ingeniero ambiental Andrés Carmona, profesional especializado de la dirección técnica ambiental de la CVC, explica que con el estudio puesto en marcha, efectivamente la región se está adelantando en la preparación que urge, puesto que en este momento el inventario de la emisión de gases efecto invernadero que se hace en el país, la hace el Ideam pero a escala nacional: “Nos adelantamos para identificar en términos locales cuál es el sector que más aporta,  qué actividades son más generadoras y, así, posiblemente, atacar las causas mediante instrumentos de planificación: planes  de ordenamiento territorial y los planes de desarrollo, por ejemplo”.

De acuerdo con Carmona, esta iniciativa, originada a partir de la metodología que genera el Panel Intergubernamental de Cambio Climático, ya ha permitido resultados parciales en Tuluá, donde se ha identificado el sector agroindustrual como uno de los principales aportantes en emisiones.

“En el departamento los máximos aportantes son Cali y Yumbo. Cali por su tamaño, su parque automotriz, las empresas; Yumbo por su vocación industrial. Yumbo será el siguiente municipio donde se hará el inventario”.

Aunque es prematuro afirmarlo –precisa el ingeniero Carmona- la emisión de gases en el departamento no sería una de las mayores en Colombia, que de hecho no se encuentra entre el listado de países que figuran como aportantes primarios en el mundo (Estados Unidos a la cabeza).

Aún así, puntualiza, “hay que tener la iniciativa de frenar estas emisiones y eso se hace generando alianzas con sectores productivos para que ellos involucren alternativas de producción más limpia, mejoramiento de materias primas y lo que tenga que ver con producción sostenible”.

Todo aquello es una urgencia. Porque como señala Natalia Rodríguez, doctora en Derecho Ambiental de la universidad de Macquarie, “el problema de las emisiones es que son globales”. Es decir, todos nos afectamos en la misma proporción. “Y no solo por los carros y la industria, sino por el ganado y la deforestación. Cada que hay una tala de árboles perdemos un sumidero de carbono”.

La falta de árboles en la región, justamente dice la doctora Rodríguez, incidirá sin pierde en la sensación que aquí tendrá el calentamiento global: “El Valle es plano y el calor se concentrará más naturalmente por su condición geográfica, pero también porque su territorio principalmente es de cultivos. Los grandes bosques están en Los Farallones y a pesar de que hay árboles, no es tanta su cobertura forestal”.

En este momento, no solo en el Valle sino en el resto del planeta, la meta es que los niveles de emisión de gases disminuyan hasta alcanzar las mediciones que había antes del año 90.  

El profesor de derecho ambiental, Alberto Ramos Garbiras,  recuerda que hasta ese momento  eran tolerables. “No había una alteración extrema de la temperatura como la de ahora y los desastres ambientales tampoco eran tan frecuentes como ahora”.

Natalia rodríguez, opiniónMitos y realidadesExisten varios malentendidos respecto del cambio climático. En esta columna me gustaría aclarar dos conceptos sobre este problema que nos afecta a todos, a veces de maneras insospechadas. 1.  El cambio climático no me afecta: Tal vez el mito más falso. La gente no dimensiona lo que implica el término cambio climático; hablamos aquí de una alteración del sistema del clima planetario, incluyendo los recursos hídricos, sistemas costeros, los océanos y la agricultura, todo lo cual compromete la seguridad alimentaria. ¿Cómo? En plata blanca, eventos climáticos que antes no presentaban mayores daños se vuelven una verdadera catástrofe. Ya están ocurriendo. En Colombia vimos eventos climáticos extremos en la ola invernal y las sequías del Casanare y la Guajira. En otras latitudes hemos presenciado la intensificación de huracanes y ciclones y en los próximos años podemos esperar que estos eventos se intensifiquen, trayendo consigo devastación, hambre, pérdidas económicas y un probable aumento de enfermedades tropicales. 2. El invierno en Europa y Estados Unidos en el 2014 fue de los más fríos, ¿cómo es posible pues hablar de calentamiento global?: Es por este tipo de confusiones que es más preciso hablar de cambio climático en lugar de calentamiento global. El año 2014 fue paradójico: fue el año más caliente, en promedio, del que se tiene noticia hasta ahora. No obstante el invierno fue de los más fríos en Europa y en Estados Unidos. No es sino una contradicción aparente. El promedio global siguió siendo el más alto y el frío invernal no fue otra cosa que uno de los eventos climáticos extremos que debemos esperar y para los que tenemos que trabajar en estar preparados. * Ph.D. en Derecho Ambiental, Macquarie University. Profesora de la universidad Icesi.