Una red de motociclistas persigue a los guardas para ‘cantar’ operativos. Informales ‘modernizan’ su parque automotor.

A  las 6:00 a.m. ya  están   en la esquina de la Carrera 3, frente al Tránsito Municipal, en Salomia.  Esperan  la salida de alguno de los catorce  guardas  del Grupo Contra el Transporte Informal. Son dos hombres motorizados, corpulentos,  celular en mano, mirada ‘rayada’.  Lea también: Vehículos ‘piratas’ se pelean las rutas y los clientes en las vías de Cali

Como lo hacen desde hace varios meses,  perseguirán como una sombra  a  los    agentes de Tránsito  para saber  dónde realizarán los operativos y de esta manera avisar a los transportadores informales. A medida que ruedan se les suman más motos: tres, cuatro, hasta  siete,   también un automóvil Honda verde y  un Spark blanco. 

Los guardas se detienen para  verificar si es  una  persecución. Entonces, los otros  también lo hacen. 

“Los informales  nos están monitoreando, hace días hemos denunciado la situación, todo sigue igual, nos  persiguen.   Los motociclistas esperan a los agentes del grupo y les hacen seguimiento. Ellos tienen sus estrategias y nosotros le diseñamos ‘la contra’”, relata  Miguel Cárdenas, supervisor del grupo operativo de Guardas.

Cada día los guardas  hacen recorridos por diferentes sectores. El jefe del grupo es quien  decide el destino  en el último minuto, hacen lo que llaman un  barrido por zonas, especialmente en la  Calle 70 y la Avenida  Ciudad de Cali. Los operativos son cortos. Tan pronto  los motociclistas que persiguen a los guardas notifican que el Tránsito está en la zona, los informales desaparecen.

 Los perseguidores no musitan ni una sílaba a los guardas. Solo dirigen miradas  y hablan con agite por teléfono. A veces hacen tronar  los exostos de sus motos.   Segundos después de que el carro  pirata es subido a la grúa llega una automóvil para llevarse al infractor. Un guarda dice que esto es de todos los días. Que inclusive tienen casos de personas que han sido sancionadas hasta nueves veces por piratería, “son muy pocos los nuevos infractores”.

 Se le escucha al conductor informal decir: “somos del combo  de Andrés”. El guarda responde: “¿quién es Andrés?”,  allí  queda la conversación.   

En el mismo sitio grita  una mujer: “¡en lugar de hacer operativos contra los piratas mejoren el MÍO, ahora nos va a tocar esperar y vamos a llegar tarde!”.

Nicomedes Zúñiga,  coordinador del  Grupo Contra el Transporte Informal, explica que su equipo   trabaja dividido  en dos turnos: siete en la mañana y siete en la tarde. Dice que  cambiaron los  operativos  tradicionales, ya que los informales aplicaban el ‘plan bicicleta’, que consistía en desviarse una cuadra antes del puesto de control y salir una cuadra adelante. 

“Ahora lo que hacemos es  circular por las vías en parejas. Llamamos los ‘dragones’ (las grúas) cuando ya tenemos el procedimiento. Con eso nos evitamos comportamientos agresivos de algunos  sancionados”, explica.

Nicomedes comenta  que la mejor arma para detectar a un pirata es el interrogatorio. “Nos dicen que todos los pasajeros  son familia del conductor o que son compañeros de trabajo.  Entonces toca aplicar sicología, preguntarles por separado, pedir los carné. Usualmente los pasajeros no aguantan tanta preguntadera, se bajan del carro y le piden al conductor el pasaje de vuelta. Allí cayeron”.   

Van 2015 piratas sancionados 

[[nid:566332;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/270x/2016/08/grafico-pirateria.jpg;left;{}]]Las  cifras de la Secretaría de Tránsito señalan  que por informalidad  en Cali han sancionado a  2015 conductores  de vehículos entre enero y lo que va corrido de agosto de este año. Durante el 2015  fueron 2311 automotores  ‘pillados’.

Voceros de la dependencia municipal sostienen que    los resultados de la batalla contra la piratería en Cali son muy positivos. “En Bogotá, durante el 2015, al transporte informal le  impusieron 1048 comparendos frente a 2311  por el mismo motivo en  Cali”, reflexiona un guarda.

 En lo relacionado con la plataforma Uber, Tránsito dice que este año  han sancionado 108 conductores de vehículos con placa blanca que transportaban pasajeros sin autorización.  

Pero  Mauricio Prieto, conductor de Uber, sostiene que   sigue operando y que inclusive la plataforma  implementó el cobro en efectivo. “Ya la gente no necesita de tarjetas de crédito. Y nos siguen buscando porque damos un servicio de calidad”.

Y es que el fenómeno del servicio ilegal de transporte y plataformas como Uber tomó  tal dimensión que el Ministerio de Transporte anunció  un plan de choque para combatirlos que incluye sanciones a propietarios  y empresas a las que estén afiliados los vehículos de servicio especial (ver recuadro).

En Cali  el transporte informal se volvió  un negocio tan lucrativo  que actualmente vive una etapa de reposición en su parque automotor. Los tiempos  de los viejos Renault   de las décadas de los 70 y 80, de  los Daweood Cielo de los 90 de pintura mareada y carrocería vetusta   están llegando  a su fin.

Ahora lo que  ‘urbanean’ (acción de recoger pasajeros)  por  la Av. Ciudad de Cali, la Autopista Sur o  la Calle 5   son automóviles  último modelo   Chevrolet Sail,   Onix o  Spark GT. También se imponen los Kia  full equipo.

 “Con la  gama alta los informales  van a la  fija,   la gente se les monta fácil. Prefieren el  aire acondicionado, la comodidad”, dice Agustín Cuello, agente de tránsito del Grupo Contra el Transporte Informal. 

En  Cuatro Esquinas, en  Talanga,  corazón del transporte informal en Cali, los usuarios saben de eso, “por $2000 una se monta (compartiendo el cupo con otros pasajeros) en un carro  que no  huele   a gasolina, con  aire. Yo hago la esperita y pago $200 más (en relación con los $1800 del MÍO), hasta me siento  segura”, cuenta una usuaria del sistema de transporte informal.  

En ese mismo punto es fácil hacer un conteo: de 8 vehículos piratas, al menos  cinco  son modelos recientes.   

 Algunos captan pasajeros rodando las calles, otros,  como los informales con  Chevrolet Duster,   se ubican afuera  de las discotecas y hoteles  después de la rumba ofreciendo  servicio de ‘lujo’.

  Para Almilkar Ayala, transportador informal, el MÍO, los camperos, los taxis y los pocos buses de servicio público que transitan por el Oriente no son competencia.  “El futuro de la piratería  es el servicio de lujo y hacia allá la gente  está  invirtiendo”.

 Aunque no existen cifras oficiales de cuántos vehículos prestan el servicio informal en Cali, gremios de taxistas calculan que pueden ser entre 6000 y 7000. En el caso de los vinculados a plataformas tecnológicas como Uber, Cabify, Águilas Negras, entre otros,  -servicio de lujo- pueden llegar a 3000. Cabe decir que hay vehículos  vinculados a  dos o tres plataformas.    

“El caso de Uber X -servicio de gama media-, pueden ser 3000 los afiliados. Estos vehículos se ven sobre todo en las bombas de gasolina en la  vía al aeropuerto. También hemos detectado cerca de 50 motos con carruaje ofreciendo el servicio de transporte en  supermercados. En especial en la Carrera 39 con Calle 34. Creemos que pueden llegar  a 50”, dice  Jonhy Rangel, miembro de la Mancha Amarilla.

Entonces, se podría estar hablando, en cifras gruesas de 12.000 automóviles que prestan el servicio irregular de transporte, sin contar los 3000 moto ratones que aseguran hay en Cali.

Inclusive han detectado buses de servicio especial  ‘pirateando’ por el oriente. “Lo utilizan trabajadores de la construcción. Van desde  Pízamos hasta el sector de Alfaguara (Jamundí), les cobran $2000. Los llevan, los esperan hasta la tarde cuando salen de trabajar y los traen a Cali”, cuenta Zuñiga  añadiendo  que el  fenómeno de la piratería crece en las zonas a  las que el  MÍO no tienen la capacidad para llegar.

 Endurecen sanciones  El conductor  que utilice un vehículo particular, que invada el servicio de transporte público individual será multado con $670.000   y la inmovilización del vehículo, que puede ir hasta  40 días. Si el infractor  reincide le será impuesta la misma multa y, de acuerdo con la gravedad, le será suspendida o cancelada la licencia. Si  un vehículo de  servicio especial  (placa blanca) es utilizado para el servicio de transporte público individual, tendrá  una multa de $20 millones más la suspensión de la licencia. Si reincide, tendrá la misma multa y la cancelación de la licencia.  Se investigará al propietario del  vehículo y a la empresa en la que se encuentra afiliado el automotor.  La multa para ambos  podría llegar a  $480 millones.