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Yesus Cabrera, volante de América. | Foto: Cortesía: Dimayor

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Alabado seas, Yesus: el 'salvador' del América de Cali (opinión)

Hay fieles que le prenden velas. Cada tarde. Cada noche. Cada que urge un milagro. Primero lo crucificaron. Porque así es la historia de los mártires.

14 de marzo de 2021 Por: César Polanía - Editor de Afición

Los ‘Diablos’ tienen su propio santo. Se llama Yesus Segundo Cabrera Ramírez. Es cartagenero. Tiene 30 años. Y se refiere a sí mismo como “hijo de Dios”.

Hay fieles que le prenden velas. Cada tarde. Cada noche. Cada que urge un milagro. Primero lo crucificaron. Porque así es la historia de los mártires. Fue por allá en el 2015, cuando ese ‘santo’ se vistió de ‘diablo’ por primera vez. Antes había hecho varias estaciones, donde tampoco le tuvieron la suficiente fe. Equidad. Real Cartagena. Deportes Tolima.

Debió quedarse predicando su obra con el rojo. Pero, ya se sabe, no le creyeron. Por un año cargó esa cruz. Hasta que en otras partes escucharon su palabra. Fue profeta en Deportivo Pasto. En Once Caldas. Y con la biblia en la mano volvió a ser ‘diablo’. Fue en el 2018. Y desde entonces vive entre el cielo y el infierno. En el América.

Allá arriba, en el cielo, hay dos estrellas que tienen la bendición de sus manos. De sus pies, mejor. Primero, como discípulo de ‘Guima’. Y luego, de Juan, acaso quien más le tenga hoy fe.

Acá abajo, en el infierno, sigue aferrado a su tridente. El ‘santo’ que tiene cola ha surgido, luego de que una nube oscura y densa se posara sobre los ‘diablos’, como el salvador. Su salvador. Antes también lo fue. Pocos lo pudieron ver.

Quizás el propio Yesus tampoco lo sabe, a pesar de los cuatro ‘milagros’ que ha hecho en su andadura esta temporada. Así son los redentores. “No soy un ‘10’ clásico. Soy más de ayudar en marca. Como extremo tengo esas dos facetas y me siento cómodo. Tengo el sacrificio y espero potenciarlo un poco más”, dice Yesus. No Jesús. Yesus. Pero, igual, “hijo de Dios”.

Resucitado ya en el corazón de los fieles rojos, Yesus transita por la plenitud de su madurez. En el camerino. En la cancha. En su vida propia. En su casa con sus dos bebés.

Soportó piedras y caminos tortuosos. Y todo ello le ayudó a sobrevivir en un mundo redondo llamado pelota, donde pasar de los 30 se va pareciendo más a un pecado. Para algunos se vuelve un calvario. Para otros, un paraíso, si saben cargar la cruz. La cruz propia. Y, en este caso, también la de Juan. El mismo Juan al que blasfemamos. El mismo Juan al que glorificamos. El mismo Juan que va al Señor de los Milagros después de caminar 68 kilómetros para orarle a Jesús. Y a Yesus, seguramente.

Los ‘diablos’ empiezan, así parece, a recomponer el camino. Salen de las llamas poco a poco. La nube oscura y densa se mueve hacia otros lados. Llueven ‘Ramos’ para un tal ‘Adriancho’ en la víspera de una Semana Santa. ¿Podrán ascender nuevamente al cielo? Es prematuro decirlo. Este mundo redondo es raro. Mientras tanto, alabado seas, Yesus.

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