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La rueda de negocios Softic, que contó con unos 140 empresarios locales y nacionales, termina este viernes en el Centro de Eventos Valle del Pacífico. | Foto: Foto: El País

La alianza entre lo público y lo privado, otra clave para reactivar la economía del Valle

25 gremios, seis cámaras de comercio y 20 empresas han trabajado unidas para identificar y coordinar esfuerzos público-privados frente al desafío de la pandemia.

27 de septiembre de 2020 Por:  Edwin Maldonado, director del Comité Intergremial y Empresarial del Valle del Cauca

A principios del año nuestros planes como región eran seguir atrayendo inversión que complementará nuestras cadenas productivas, cerrar las brechas en materia de competitividad e innovación, generar empleo formal y pertinente, concretar los proyectos estratégicos en infraestructura que se viene empujando de hace años y en general, consolidar un crecimiento por encima del promedio nacional.

Nadie se imaginaba que un virus iba a poner a prueba el sistema de salud, social y económico de todos los países.

La pregunta constante era cómo aprovechar este escenario de oportunidades, pero luego de 160 días de confinamiento obligatorio estricto, y aunque ya se terminó la etapa más dura en nuestra historia como nación, ahora en la fase de aislamiento selectivo, estamos preguntándonos cómo recuperar lo perdido.

Ahora, nuestro mayor reto, es afrontar las nuevas dinámicas sociales y económicas que trajo consigo la pandemia. Esta nos hizo repensar todo, nuestra forma de interactuar y nuestros modelos de negocios, por lo tanto, la región en su conjunto debe repensarse.

Pero esto no significa que tengamos que empezar desde cero o que no sigan vigentes los retos anteriores y que nuestras capacidades ahora no sean relevantes.

El Valle por fortuna, tiene una fortaleza en materia de estructura económica, logística e infraestructura, y en materia de capital humano que nos permitió afrontar de mejor manera esta crisis.

Si bien el Valle, como todas las regiones se vio perjudicado por esta crisis, gracias a nuestra diversidad económica y a que tenemos sectores con altos niveles de sofisticación y valor agregado, gran parte de las empresas, desde la más pequeña hasta la más grande, se adaptaron rápidamente a las nuevas condiciones de operación y las nuevas realidades del mercado, pensando siempre en el empleo de sus colaboradores.

Las cifras muestran cómo, por ejemplo, en materia de manufactura, el Valle es el departamento que menos decreció en el país. Los sectores relacionados con la cadena química, farmacéutica y aseo personal han podido aprovechar la demanda de insumos y elementos para bioseguridad.

De igual manera al ser el Valle, el mayor productor y exportador de productos agroindustriales, hemos aprovechado esa fortaleza atendiendo la necesidad del país e incluso de otros países, en materia de seguridad alimentaria.

Así como la pandemia reveló debilidades sociales y económicas, también sirvió para demostrar la capacidad de nuestro tejido productivo, que debe ser nuestra punta de lanza de cara a una reactivación económica.

Nuestras empresas son ejemplo de innovación y pujanza, pero que gran parte del tejido productivo ha podido sobrevivir a esta crisis, también se debe a un ecosistema empresarial fuerte, que permitió un diálogo constante con el sector público, para minimizar el impacto de la crisis y que acompaño a las empresas en diferentes aspectos, para enfrentar esta nueva realidad.

Es preciso resaltar el trabajo articulado entre la Gobernación del Valle de Cauca, la Alcaldía de Cali, los sectores productivos, las organizaciones de la sociedad civil y la academia.

Se lograron crear múltiples espacios y mesas de trabajo dentro del marco de un diálogo institucional serio y constructivo, donde se trabajó tres pilares: velar por la vida y salud de las personas, apoyar a la población más vulnerable para que tuviera unos mínimos de seguridad alimentaria, y proteger el tejido productivo para garantizar el empleo de la población.

El Comité Intergremial y Empresarial del Valle del Cauca – CIEV, fue en medio de esta crisis una institución activa en estos espacios de articulación, como entidad que reúne diferentes actores gremiales y empresariales del departamento.

En total, fueron 25 gremios, seis cámaras de comercio y 20 empresas trabajando unidas para identificar y coordinar esfuerzos público-privados; brindando información oportuna y relevante para la toma de decisiones, generando espacios de concertación frente a las medidas que iban surgiendo, impulsando iniciativas y apoyando las que fueran pertinentes en cada momento de la coyuntura, y sobre todo sentando posiciones con el objetivo de salvaguardar nuestro tejido empresarial y con esto, los ingresos y empleos de nuestra población.

Esta articulación va a seguir siendo clave a la hora de consolidar la reapertura del resto de actividades productivas y sociales, dentro de un plan de desconfinamiento total bioseguro.

Sin embargo, hay que diferenciar entre reapertura económica y una verdadera reactivación de nuestra economía. La primera es la posibilidad que una empresa pueda reiniciar sus operaciones, y la segunda es cómo hacer efectiva esa oportunidad y en condiciones que le permitan ser sostenibles.

Para una verdadera reactivación económica se requieren cambios estructurales y estrategias de corto, mediano y largo plazo, de acuerdo con nuestras capacidades productivas.

Entre muchos temas, uno de los más críticos va a ser generar liquidez al sector empresarial. Actualmente, muchas empresas, sobre todo Mipymes, no cuentan con flujo de caja para iniciar operaciones, no pueden asumir los costos que implican los protocolos de bioseguridad, reenganchar a sus trabajadores, comprar insumos o adaptarse a la nueva realidad, que implica un uso intensivo de tecnologías.

Por eso, desde el CIEV hemos venido impulsando una iniciativa de financiación innovadora, que busca contribuir a complementar el acceso a capital con la constitución de un fondo privado de reactivación económica, que permita aprovechar la liquidez mundial y atraer fondos internacionales de capital, que busquen más allá de un retorno financiero, un retorno social y ambiental.

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