El pais
SUSCRÍBETE

Una buena noticia

Queda mucho por hacer y son muchos los conflictos que se padecen en casi toda la geografía nacional, ocasionados por intereses como la minería ilegal, el narcotráfico y la lucha por el control territorial que llevan a cabo el ELN y decenas de bandas criminales. Pero, sin duda, el sólo hecho de lograr desmontar las Farc abre una puerta para alcanzar la paz que todos deseamos.

19 de diciembre de 2017 Por: Editorial .

Haciendo un balance sobre los resultados que deja la política de negociación frente a los grupos armados ilegales, Colombia recibió una gran noticia en el 2017. Sin embargo, quedan por resolver muchos problemas para poder afirmar que llegó la paz y entró la era del posconflicto.

Luego de cinco años largos de negociación y tras un tropiezo serio ocasionado por la derrota del Sí al plebiscito realizado en octubre de 2016, el Gobierno Nacional y sus aliados en el Congreso lograron un nuevo acuerdo con las Farc. A partir de ese momento, solemnizado con su firma en el teatro Colón de Bogotá, se empezó a registrar algo inédito que reflejó la intención de terminar el conflicto de cincuenta y tres años con esa agrupación.

Todo empezó con las imágenes de las columnas guerrilleras desfilando hacia las zonas de desmovilización. Más de siete mil integrantes llegaron allí, muchos de ellos con sus familias, en cumplimiento de los compromisos mediante los cuales desaparecían las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia como organización armada. Pocos meses después se produjo la entrega de armas certificada por la delegación del Consejo de Seguridad de la ONU, lo cual le dio certeza a algo que los colombianos han esperado por muchas décadas.

Se sabe que quedaron por fuera varios centenares de sus integrantes que se declararon disidentes. También es cierto que otros más se han reincorporado a la ilegalidad que gira en especial alrededor del narcotráfico. Y se teme que se produzcan más deslizamientos, en la medida en que se sigan produciendo incumplimientos, o se haga más protuberante la dificultad del Estado para copar los espacios dejados por el desmonte de las Farc como grupo armado.

Pero es innegable que se produjo el gran objetivo de dar por terminada la organización de mayor importancia en la violencia de nuestro país. Ahora, sus líderes y muchos de sus integrantes se han comprometido a desarrollar una lucha política no violenta. Para ello crearon la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, un partido que mantiene las siglas pero se supone representa la lucha pacífica por las ideas y los votos.

Es claro que falta mucho para llegar al final del camino. Por ejemplo, apenas empieza la aplicación de la Justicia Especial de Paz que se creó con el propósito de administrar la justicia y la reparación de las víctimas. Y existen muchos temores sobre la impunidad y los beneficios que recibirán quienes comandaron la organización y junto con sus autores materiales fueron partícipes de crímenes de guerra y de lesa humanidad, además de violaciones sistemáticas y aterradoras de los Derechos Humanos de millones de colombianos.

No puede desconocerse que la Nación ha logrado dar un paso trascendental. Queda mucho por hacer y son muchos los conflictos que se padecen en casi toda la geografía nacional, ocasionados por intereses como la minería ilegal, el narcotráfico y la lucha por el control territorial que llevan a cabo el ELN y decenas de bandas criminales. Pero, sin duda, el sólo hecho de lograr desmontar las Farc abre una puerta para alcanzar la paz que todos deseamos.

AHORA EN Editorial