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Transformación necesaria

"...las CAR cayeron en manos del clientelismo y su importancia se diluyó en la atención de la voracidad politiquera, mientras el medio ambiente siguió su camino hacia la destrucción".

23 de enero de 2011 Por:

"...las CAR cayeron en manos del clientelismo y su importancia se diluyó en la atención de la voracidad politiquera, mientras el medio ambiente siguió su camino hacia la destrucción".

A la espera de los decretos que desarrollarán la decisión del Gobierno Nacional de intervenir las Corporaciones Autónomas Regionales, CAR, es claro ya que se le pondrá un dique al clientelismo y la corrupción que se apoderaron de las autoridades ambientales creadas por la Ley 99 de 1993. Los vallecaucanos deberán estar atentos para que las medidas preserven el patrimonio de la CVC y le devuelvan el papel que tuvo en el desarrollo del río Cauca y el cuidado de la región Pacífica.Con los anuncios del Consejo de Ministros se empezó a poner fin al derroche de recursos que significó crear decenas de entidades sin precisar sus funciones, pese a que se les entregó ni más ni menos que el cuidado del ecosistema colombiano. Hoy debe reconocerse que fue un gran error fijar como límite a sus jurisdicciones los mismos que conforman los Departamentos del país, porque con ello se fraccionó el cuidado de las cuencas hidrográficas. Fue lo que ocurrió con la CVC, ocasionando la fragmentación de la parte alta del río Cauca con las consecuencias que hoy se lamentan.Pero fue una equivocación peor el imponer una estructura formada por entidades sin patrimonio y sin vigilancia, sujetas a unos estatutos propensos a toda clase de manipulaciones. Producto de ello, las CAR cayeron en manos del clientelismo y su importancia se diluyó en la atención de la voracidad politiquera, mientras el medio ambiente siguió su camino hacia la destrucción. Esa es la razón por la cual, si bien no se les puede culpar de ser responsables directos de la catástrofe invernal, sí se puede reconocer que la omisión cometida por esas entidades es notoria en muchos de los estragos causados por el invierno.Y dentro de todo ese balance fue patente la forma en que la politiquería afectó a la CVC, impidiéndole completar el plan Lilienthal que le dio origen. Porque si se hubieran concluido las defensas que debió tener el río Cauca, si se hubieran construido los embalses en los ríos que bajan de la Cordillera Occidental, y si se hubiera protegido el ecosistema del Litoral Pacífico, el daño hubiera sido mucho menor. Infortunadamente, los cambios en su administración implicaron su aplazamiento indefinido.En efecto, al cambiar sus estatutos, la Ley 99 permitió que la voracidad clientelista se apoderara de la CVC, destruyendo de paso el conocimiento adquirido por funcionarios de larga experiencia. Y que sus recursos se desviaran para satisfacer los ‘compromisos políticos’ de quienes asumieron el control de la entidad, en una feria de contratos y burocracia que la sumieron en la peor de las postraciones de su historia.Por eso hay que reconocer el propósito de intervenir a las CAR y, en nuestro caso, de salvar a la CVC de la politiquería. A pesar de la crisis, es claro que la entidad conserva un patrimonio importante, construido con el aporte de los vallecaucanos. Y que todavía es posible recuperar su destino como generadora de desarrollo y cuidado del medio ambiente, fijado hace 56 años. Es de esperar que ese patrimonio y ese propósito sean respetados y acrecentados con los cambios que anunció el Gobierno Nacional.

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