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Tecnología e intimidad

"Lo fundamental es que los órganos de vigilancia y las propias autoridades también se adecúen al cambio de los tiempos y se doten de las herramientas que les permitan velar porque a mecanismos como el Puma se les dé un uso correcto".

27 de junio de 2013 Por:

"Lo fundamental es que los órganos de vigilancia y las propias autoridades también se adecúen al cambio de los tiempos y se doten de las herramientas que les permitan velar porque a mecanismos como el Puma se les dé un uso correcto".

Gran preocupación ha generado en Colombia el anuncio de que las autoridades contarán con un sistema tecnológico que les permitirá interceptar comunicaciones de todo tipo, llamado Plataforma Única de Monitoreo y Análisis (Puma). La inquietud radica en que esta tecnología posibilitará a la Policía interferir, incluso, las redes sociales y las llamadas por internet. Las autoridades justifican la necesidad de este sistema con el argumento de que es vital para prevenir delitos e investigar a sospechosos. Y advierten que los seguimientos sólo se podrán hacer con la autorización de los organismos de Justicia.Los críticos de esta iniciativa, entre ellos varios miembros del Congreso, señalan que la indebida utilización de esta tecnología puede atentar contra el derecho a la intimidad, que consagra la Constitución. Y recuerdan cómo sistemas similares, e incluso menos sofisticados, han sido usados en el pasado por los gobiernos para monitorear a quienes consideran sus enemigos.El debate por el sistema Puma coincide con la polémica surgida a nivel mundial por la decisión del Gobierno de Estados Unidos de levantar cargos contra Edward Snowden, exmiembro de la Agencia de Seguridad Nacional, (NSA por sus siglas en inglés) quien le reveló al diario británico The Guardian y al estadounidense The Washington Post que las autoridades de su país tienen acceso a millones de registros telefónicos, amparados en la Ley Patriota, aprobada tras los atentados terroristas del 11 de septiembre del 2001.Los argumentos que esgrimen las autoridades de EE. UU. para defender estos seguimientos son los mismos que expone la Policía colombiana. Y los cuestionamientos también coinciden y tienen que ver con el temor de que se invada el ámbito privado de las personas.Lo cierto es que en este mundo de vertiginosos y constantes avances las autoridades deben disponer de los sistemas que les faciliten la lucha contra la delincuencia. Entre otras cosas, porque los criminales se las ingenian para utilizar la tecnología más sofisticada para cumplir sus propósitos. Y desarrollos como las redes sociales ya han sido usados para cometer delitos. La tecnología no es mala en sí misma. Al contrario, los avances que nos provee, la mayoría de las veces, contribuyen a brindarle una mejor calidad de vida a la gente. Lo que puede ser negativo es el manejo que se le dé. Pero la existencia de ese riesgo no puede llevarnos a prescindir de las posibilidades que el mundo moderno ofrece. La Policía, pues, y las autoridades en general deben recurrir a todas las alternativas que el desarrollo tecnológico les brinda para optimizar su lucha contra la delincuencia.Lo fundamental es que los órganos de vigilancia y las propias autoridades también se adecúen al cambio de los tiempos y se doten de las herramientas que les permitan velar porque a mecanismos como el Puma se les dé un uso correcto.La privacidad de las personas es un derecho sagrado que debe ser objeto del mayor de los respetos. Pero no se puede invocar para impedir que las autoridades cuenten con los instrumentos pertinentes para combatir el delito.

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