El pais
SUSCRÍBETE

Salvar el PAE

Sin duda es una buena noticia que el programa será fortalecido, y que se mantendrá la descentralización a pesar de los pedidos de los mandatarios locales y regionales que tratan de salvar sus responsabilidades, ante los antecedentes que lo han rodeado.

19 de septiembre de 2018 Por: Editorial .

Más que un intento por imponer el asistencialismo como política de gobierno, el Programa de Alimentación Escolar es un esfuerzo por garantizar un elemento fundamental para ofrecer oportunidades a los niños y jóvenes de escasos recursos económicos para construir su futuro. Por eso debe ser protegido y blindado de los vicios clientelistas y de la corrupción que lo convirtieron en epicentro de escándalos frecuentes.

El PAE parece inobjetable como instrumento para asegurar la nutrición de los estudiantes, uno de los aspectos sustanciales para alcanzar su desarrollo mental e intelectual. Más aún en un país donde la pobreza pone a los padres de familia en la disyuntiva de no enviar a sus hijos a la escuela o al colegio por carecer de recursos para suministrarles la alimentación que requieren.

Por ello, el Estado ha asumido el compromiso de suplir esa carencia, y lo hizo mediante la descentralización, entregándoles la responsabilidad a gobernaciones y alcaldías. Sin embargo, la presencia del clientelismo voraz combinado con la debilidad en los controles o en la lentitud de responder al desafío de la corrupción, han llevado a que en muchos casos el PAE se transforme en una enorme decepción que favorece a los contratistas inmorales y a los funcionarios que abusan de sus atribuciones para desviar recursos que deberían ser intocables.

El resultado es que se cuentan por decenas los funcionarios destituidos o encarcelados por haber hecho mal uso del programa, mientras son muchos los contratistas y las redes que cambiaban de nombre o de integrantes para burlar las sanciones y continuar con el desfalco descarado. Pero es ya incontrastable la pérdida de recursos y confianza, y se cuentan por miles los estudiantes defraudados por las mafias y la venalidad de quienes debieron proteger el interés público de la depredación que se ha cometido.

El Gobierno Nacional anunció ya las directrices para reestructurar el Programa de Alimentación Escolar. Además de afirmar que ampliará la cobertura a cinco millones seiscientos mil estudiantes y aumentará el aporte a cerca de dos billones de pesos para el próximo año, el presidente Iván Duque dijo que el programa debe ser “eficiente, transparente, de equidad, que permita que los niños de Colombia y, especialmente, los más vulnerables, reciban una alimentación que les permita tener los micronutrientes para el aprendizaje”.

Sin duda es una buena noticia que el programa será fortalecido, y que se mantendrá la descentralización a pesar de los pedidos de los mandatarios locales y regionales que tratan de salvar sus responsabilidades, ante los antecedentes que lo han rodeado. Por eso, uno de los elementos más importante está en el compromiso de los órganos de control y vigilancia, así como de la Defensoría del Pueblo, de actuar con la diligencia necesaria para evitar los vicios y las corruptelas que han frustrado un propósito nacional.

El PAE debe ser fortalecido. Pero ante todo debe ser protegido de quienes ven en él la oportunidad de enriquecerse o de mantener el poder político para su propio beneficio.

AHORA EN Editorial