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Libertad para Langlois

Las Farc, a las cuales el periodista ha contactado en múltiples ocasiones, no pueden desconocer la profesión de Langlois y la labor que cumplía. Y si como todo parece indicar, lo tienen en su poder, deben liberarlo, sin tratar de crear falsas percepciones.

2 de mayo de 2012 Por:

Las Farc, a las cuales el periodista ha contactado en múltiples ocasiones, no pueden desconocer la profesión de Langlois y la labor que cumplía. Y si como todo parece indicar, lo tienen en su poder, deben liberarlo, sin tratar de crear falsas percepciones.

Una persona que se declaró vocera de las Farc manifestó que ese grupo tiene en su poder al periodista francés Romeo Langlois, corresponsal del canal de televisión France 24 y del periódico Le Figaro, y le dio categoría de “prisionero de guerra”. De ser cierta esa versión, el hecho no sorprende viniendo de donde viene y demanda el rechazo universal, además de la exigencia de devolverlo sano y salvo.Como reportero de guerra, Langlois lleva diez años en Colombia, conociendo el conflicto de cerca y entrevistando a todos los participantes en él. En esa condición acompañaba a la Fuerza Pública en una misión para acabar con el imperio del narcotráfico que las Farc tienen en Unión Peneya, municipio de la Montañita en el departamento del Caquetá. El pasado 28 de abril se produjo una emboscada en la que fueron asesinados tres soldados y un policía. Según las autoridades, en medio del combate el reportero se despojó del chaleco antibalas y el casco protector que le habían suministrado, y al parecer se dirigió hacia los guerrilleros, con una herida en su hombro. Eso es lo que hasta ahora está confirmado. Es decir, no tenía uniforme alguno que diera a entender cualquier vínculo con el Ejército ni portaba armas de cualquier tipo que permitieran prestarse a equívocos.Cuatro días después, Anncol, uno de los mas importantes voceros de las Farc, afirma que “fungía como director de cine cuando los llamados superiores programaron un cinematográfico ataque a un campamento guerrillero”. Al afirmar que “es de suponer que es responsabilidad del gobierno de Colombia, al involucrar en sus filas militares a un ciudadano extranjero como reportero de guerra”, la agencia y la guerrilla no hacen otra cosa que desconocer su calidad de periodista, dando a entender que sí fue secuestrado.Las Farc, a las cuales el periodista ha contactado en múltiples ocasiones, no pueden desconocer la profesión de Langlois y la labor que cumplía. Y si como todo parece indicar, lo tienen en su poder, deben liberarlo, sin tratar de crear falsas percepciones. Nada puede justificar que la libertad y la vida del reportero francés sean usadas para hacer propaganda a su costa, máxime cuando hace tres meses la guerrilla más antigua del mundo expresó su compromiso de renunciar al secuestro. El asunto adquiere otras dimensiones cuando se reconoce el carácter de ciudadano francés de Romeo Langlois. Esa característica hace que la comunidad internacional, empezando por su país, condene con mayor energía el posible secuestro y reclame su liberación sin dilaciones. ¿Acaso no hay alguien dentro de las Farc que sea capaz de medir el perjuicio que sufre su organización en el interés de sacar provecho para conseguir reconocimiento político?Como periodistas y como colombianos sentimos alivio al saber que nuestro colega está vivo, pero rechazamos su secuestro, en caso de que sea cierto, y reclamamos a las Farc que lo devuelva a la mayor brevedad. Langlois no hacía otra cosa que cumplir con su deber de reportero en uno de los conflictos más largos, más inútiles y más desastrosos de la historia.

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