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Las causas del paro

"Ahora se habla de asuntos como el acceso a la propiedad de la tierra, reconocimiento de las zonas de reserva campesina y “garantías para el ejercicio de los derechos políticos de la población rural”. Es todo un decálogo político, imposible de solucionar para cualquier gobierno y frente al cual es casi improbable encontrar un acuerdo, puesto que lo que se pide para terminar el paro es, en la práctica, la refundación del Estado".

21 de agosto de 2013 Por:

"Ahora se habla de asuntos como el acceso a la propiedad de la tierra, reconocimiento de las zonas de reserva campesina y “garantías para el ejercicio de los derechos políticos de la población rural”. Es todo un decálogo político, imposible de solucionar para cualquier gobierno y frente al cual es casi improbable encontrar un acuerdo, puesto que lo que se pide para terminar el paro es, en la práctica, la refundación del Estado".

Dos días después de iniciado, el paro nacional agrario convocado por gremios del sector y de representantes de transportadores y mineros continúa su marcha. Mientras tanto, no parece existir la posibilidad de encontrar la solución a la protesta que incidirá sin duda en la economía de los colombianos. Lo primero es hacer claridad sobre las causas del paro, y sobre las posibilidades de solución. Durante los últimos años, la discusión ha girado en torno a las condiciones económicas del sector agropecuario, afectado por los cambios producidos por las políticas de apertura, por la revaluación y la caída de los precios en los mercados internacionales. De ellos, el sector cafetero es el que lleva la voz cantante por su tamaño y la importancia en el tejido social.De otra parte, se ha creído que las demandas de los transportadores se refieren a hechos como el alto precio de los combustibles que les restan competitividad, así como a la política que ha permitido un crecimiento en la oferta frente a una demanda que no tiene la misma proporción. Y están también las exigencias de los mineros, que reclaman la derogatoria de medidas como la destrucción de maquinaria que sea sorprendida en actividades ilegales de explotación, además de exigir un tratamiento adecuado a la minería tradicional y artesanal. Esos parecerían ser los temas centrales de la protesta. Pero algo muy distinto indica el documento presentado por quienes hacen parte de la llamada Mesa Nacional Agropecuaria y Popular de Interlocución y Acuerdo, como justificación al paro. Antes que una lista de reivindicaciones como las citadas, lo que hay en ese documento es una verdadera proclama política, con pretensiones distintas a buscar las soluciones a los reclamos que hasta ahora se han conocido. En efecto, el documento arranca con la presentación de “un pliego nacional de peticiones agrarias y populares en la búsqueda de la reforma agraria estructural que contribuya a la soberanía nacional en el marco de una justicia social”. Luego, al pedir que se les garanticen sus derechos humanos y descalificar la política agraria por favorecer “los intereses del capital nacional e internacional” exige que se construya una nueva, “con la participación directa y decisiva del movimiento agrario popular”.Es decir, y a juzgar por el documento citado, la protesta de hoy tiene otro origen, muy distinto a la búsqueda de soluciones para los sectores involucrados. Ahora se habla de asuntos como el acceso a la propiedad de la tierra, reconocimiento de las zonas de reserva campesina y “garantías para el ejercicio de los derechos políticos de la población rural”. Es todo un decálogo político, imposible de solucionar para cualquier gobierno y frente al cual es casi improbable encontrar un acuerdo, puesto que lo que se pide para terminar el paro es, en la práctica, la refundación del Estado. Por ello, a los colombianos nos tocará aguardar un tiempo para ver si es posible encontrar una solución sensata y práctica, mientras esperamos de las autoridades que se garantice la actividad del país sin que ello implique desconocer el sagrado derecho a la protesta social.

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