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La reversa en Europa

"la decisión significará para España asumir compromisos estrictos en materia fiscal. Pero también traerá liquidez al sistema financiero español, al cual no llegan aún los 100.000 millones de euros anunciados hace algunos meses".

7 de septiembre de 2012 Por:

"la decisión significará para España asumir compromisos estrictos en materia fiscal. Pero también traerá liquidez al sistema financiero español, al cual no llegan aún los 100.000 millones de euros anunciados hace algunos meses".

Luego de meses de angustias y dudas reflejadas en el alza del costo de su deuda y en el aumento del desempleo a límites ya peligrosos, España parece encontrar al fin el compromiso de Alemania y de la Unión Europea para ayudarla a salir de la vorágine. Con lo cual, la llamada eurozona también da un paso en firme para defender la continuidad del euro como la moneda común. Por paradójico que parezca, el presidente Mariano Rajoy deberá hacer una petición oficial de rescate al Banco Central Europeo. La sola noticia empezó a actuar, al presentarse una sensible reducción en las tasas a las cuales había llegado el costo de su deuda. Esa petición será seguida de exigencias para cumplir el plan de rescate, implicará que el BCE entre a comprar títulos de deuda española, lo que empezará a devolverle la confianza y la liquidez al atribulado y asfixiado país. Se cumple así una de aquellas reversas que se producen cuando la sensatez supera las declaraciones de principios. Por un lado, y luego de intensas negociaciones con la canciller de Alemania, Ángela Merckel, el presidente Rajoy ha pasado por encima de su promesa electoral de no pedir el rescate de España. Por la otra, el Banco se prepara para comprar deuda española, algo que desdice de las constantes declaraciones de su presidente, Mario Draghi, quien se ha resistido siempre a comprometer los recursos de la entidad en operaciones crediticias donde no está segura la capacidad y el compromiso de los deudores. Es decir, se juntaron por primera vez la política y la ortodoxia bancaria para tratar de detener una crisis que se riega por todo el continente europeo Por supuesto, la decisión significará para España asumir compromisos estrictos en materia fiscal. Pero también traerá liquidez al sistema financiero español, al cual no llegan aún los 100.000 millones de euros anunciados hace algunos meses. En efecto, y previa una enorme cirugía que puede implicar la desaparición de muchos bancos, cajas y demás entidades crediticias agobiadas por el desplome de la burbuja inmobiliaria y por la recesión que no parece tener fin. Todo está pendiente entonces de que España envíe una solicitud de rescate al Banco Central Europeo. Con lo cual se activará el operativo de salvamento, el más grande realizado hasta ahora en la Europa de la posguerra. Pese al reclamo del presidente del Banco Central Alemán, quien expresó su desaprobación a la medida que calificó como “demasiado próxima a la financiación de los Estados con la máquina de imprimir billetes”, la situación parece no tener reversa. Detrás de esa decisión está también la necesidad de construir un dique que frene el tsunami de la desconfianza y la consecuente recesión que ya toca las puertas de Italia y se asoma en Francia. Un dique que surge de la amenaza real y los compromisos políticos, y debe llevar a implantar las rígidas políticas fiscales y los severos controles que siempre ha exigido Alemania para consolidar la existencia del euro. Al parecer, es el fin esperado de la prosperidad al debe en el Viejo Continente.

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