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La quiebra de Grecia

"...Se sabe que el rescate de hace un año por más de US$ 260.000 millones no fue suficiente para devolverle la estabilidad a la economía de ese país, cuya deuda pública llega al 150% de su Producto Interno Bruto. En esas condiciones es imposible conseguir quién ponga los recursos frescos que se necesitan para evitar la que parece ya una inevitable cesación de pagos...".

13 de mayo de 2011 Por:

"...Se sabe que el rescate de hace un año por más de US$ 260.000 millones no fue suficiente para devolverle la estabilidad a la economía de ese país, cuya deuda pública llega al 150% de su Producto Interno Bruto. En esas condiciones es imposible conseguir quién ponga los recursos frescos que se necesitan para evitar la que parece ya una inevitable cesación de pagos...".

Con el nerviosismo creciente de los bancos europeos que poseen la mayor cantidad de la deuda financiera de Grecia, y ante las voces que reclaman sinceridad sobre el tamaño del problema que enfrenta ese país, la Unión Europea se prepara para decidir cuál será la fórmula para detener una crisis que no parece tener fondo. Con ello se pondrá de nuevo a prueba la fortaleza de la que hasta ahora es la tercera economía del mundo.Ya no quedan dudas sobre la necesidad de actuar para impedir que la bancarrota griega continúe enrareciendo el ambiente económico del viejo continente y golpeando la credibilidad del Euro. Se sabe que el rescate de hace un año por más de US$ 260.000 millones no fue suficiente para devolverle la estabilidad a la economía de ese país, cuya deuda pública llega al 150% de su Producto Interno Bruto. En esas condiciones es imposible conseguir quién ponga los recursos frescos que se necesitan para evitar la que parece ya una inevitable cesación de pagos. Por eso, y mientras las soluciones para Irlanda y Portugal siguen aplazadas, en Europa continúan apareciendo constantes evocaciones a las crisis vividas de manera permanente en América Latina durante la década de los ochentas. Auncuando es claro que Grecia tiene a su lado a los grandes países de su continente, los cuales no podrán permitir su quiebra hasta tanto no encuentren la manera de impedir que colapsen sus bancos, son cada vez más notorias las similitudes en cuanto a la receta: la declaración de default, además de un apretón que implica privatizaciones y aumentos de impuestos.Por supuesto, el panorama es descorazonador para el gobierno griego que insiste en negar que entre sus proyectos esté el declarar la cesación de pagos. Los hechos están demostrando otra cosa. Las reuniones permanentes de los ministros de finanzas, así como el mitin secreto de la canciller alemana, Ángela Merkel, con el Presidente de la Comisión Europea, indica a las claras que el problema ya no es sólo de Grecia porque ya es de Europa. Y que cualquier solución deberá contar con la Unión Europea como garante de los créditos y compromisos que se logren hacia el futuro.La pregunta es si para superar la crisis del momento es suficiente girar otra astronómica cifra para honrar la deuda griega y disipar los nervios de los bancos acreedores. Pero lo más enigmático de la compleja situación por la que atraviesa Europa es su capacidad para conjurar las dificultades que padecen Irlanda y Portugal, y para evitar el contagio que puede afectar a España e incluso a Italia, causado en todos los casos por la recesión continuada y el crecimiento de la deuda pública.¿Podrán Alemania y Francia, incluso Inglaterra a pesar de sus dificultades, aguantar y resolver la crisis que experimentan sus vecinos y socios en dificultades? ¿Serán suficientes esas poderosas locomotoras para resistir lo que está por llegar, incluida la posibilidad cercana de que Grecia declare la bancarrota para poder rescatar su arruinada economía? Todo está por verse en la Unión Europea, hasta no hace mucho el mejor ejemplo de lo que se puede lograr con la integración de naciones otrora enemigas.

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