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La clave de la negociación

¿Está o no dispuesta la guerrilla a reconocer su vínculo estrecho con el narcotráfico? ¿Aceptará desmontar el imperio del mal que promueve, desde la siembra, el procesamiento, el microtráfico que inunda las ciudades del país, hasta el gran negocio de vender la droga terminada a los mercados internacionales? ¿Detendrá el letal negocio de canjear cocaína por armas con las cuales destruye vidas y haciendas? En fin, ¿aceptará que el narcotráfico en todas sus expresiones sea desmontado, como quiera que es el principal promotor de la violencia contra nuestra Nación?

1 de diciembre de 2013 Por:

¿Está o no dispuesta la guerrilla a reconocer su vínculo estrecho con el narcotráfico? ¿Aceptará desmontar el imperio del mal que promueve, desde la siembra, el procesamiento, el microtráfico que inunda las ciudades del país, hasta el gran negocio de vender la droga terminada a los mercados internacionales? ¿Detendrá el letal negocio de canjear cocaína por armas con las cuales destruye vidas y haciendas? En fin, ¿aceptará que el narcotráfico en todas sus expresiones sea desmontado, como quiera que es el principal promotor de la violencia contra nuestra Nación?

Luego de las acusaciones sobre atentados preparados por las Farc contra dirigentes y funcionarios públicos, que aún no han sido desvirtuadas, se inició la ronda de negociaciones en La Habana. Esta vez, el proceso se concentrará en el narcotráfico y la necesidad de desmontar las estructuras criminales que desde la guerrilla fomentan y explotan lo que es sin duda el combustible principal de la violencia en Colombia durante los últimos 25 años. El pasado viernes ya se conoció la posición de la guerrilla frente a las drogas ilícitas. Según el documento de tres páginas leído por el jefe de su delegación y segundo en la cadena de mando del grupo ilegal, el narcotráfico es producto del capitalismo, y para terminarlo es necesaria la participación de toda la comunidad internacional. Así mismo reconoce que si bien cobran contribuciones ilegales a los campesinos y traficantes, las Farc no han hecho cosa distinta a proteger el campo colombiano, además de que se oponen a terminar con el cultivo de la coca. Pero otra cosa cuenta la historia. Se sabe, por ejemplo, que la guerrilla multiplicó de manera exponencial su capacidad de destrucción, desde el momento en que se alió con los carteles de la droga y luego se convirtió en la organización de tráfico ilícito más poderosa del planeta. A partir de allí y hasta ahora, Colombia ha debido dedicar ingentes cantidades de recursos humanos, económicos y bélicos para tratar de controlar el enorme entramado de cultivos, producción, comercialización y exportación que poseen las Farc. Incluso las más temibles bandas de narcotraficantes en el mundo las reconocen como las primeras proveedoras de cocaína.En ese contexto debe centrarse entonces las negociaciones. ¿Está o no dispuesta la guerrilla a reconocer su vínculo estrecho con el narcotráfico? ¿Aceptará desmontar el imperio del mal que promueve, desde la siembra, el procesamiento, el microtráfico que inunda las ciudades del país, hasta el gran negocio de vender la droga terminada a los mercados internacionales? ¿Detendrá el letal negocio de canjear cocaína por armas con las cuales destruye vidas y haciendas? En fin, ¿aceptará que el narcotráfico en todas sus expresiones sea desmontado, como quiera que es el principal promotor de la violencia contra nuestra Nación? Se ha dicho que los puntos sobre la tierra y sobre participación en política eran la clave para lograr un acuerdo. Pues no parece ser así. Visto desde una perspectiva más real, en el asunto de las drogas ilícitas y el involucramiento de las Farc en el funesto negocio está quizás el meollo de la negociación. Desmontarlo es sin duda el esfuerzo más importante de Colombia para terminar con el desangre y la guerra fratricida que consume esfuerzos, vidas y riquezas. Y mantenerlo, sería claudicar ante la ilegalidad y la ilegitimidad.Por lo tanto, el punto sobre las drogas ilícitas es la clave de la negociación. De la intención sincera de las Farc de desmontar su relación con el narcotráfico dependerá el futuro de la negociación y el respaldo del pueblo colombiano a unas negociaciones que no terminan de convencer, pese a los fervientes deseos por alcanzar la paz para Colombia.

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