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La campaña de la violencia

"Mientras los demócratas avanzan su campaña sin mayores disputas, entre los republicanos, la advertencia del candidato Donald Trump sobre que un eventual rechazo a su investidura como candidato se convierta en factor de “disturbios”, lleva la violencia como elemento de un desconocido clima político en los Estados Unidos".

22 de marzo de 2016 Por:

"Mientras los demócratas avanzan su campaña sin mayores disputas, entre los republicanos, la advertencia del candidato Donald Trump sobre que un eventual rechazo a su investidura como candidato se convierta en factor de “disturbios”, lleva la violencia como elemento de un desconocido clima político en los Estados Unidos".

Mientras los demócratas avanzan su campaña sin mayores disputas, entre los republicanos, la advertencia del aspirante Donald Trump sobre que un eventual rechazo a su investidura como candidato se convierta en factor de “disturbios”, lleva la violencia como elemento de un desconocido clima político en los Estados Unidos. Trump habla cada vez más desde una condición de virtual ganador de su colectividad. Así, lo que parecía ser un pintoresco candidato, ahora usa la amenaza, la xenofobia y el populismo para ganar la audiencia. Uno de los más recientes capítulos de las primarias, el del estado de Florida, favorece ese discurso. Trump ganó el martes último en calidad de visitante, con un doble resultado a su favor: sumó delegados que lo acercan a la nominación y de paso se llevó por delante a quien era el consentido de la dirigencia republicana, el senador Marco Rubio.Además, demostró que muchos latinos están de acuerdo con su discurso contra la legalización de once millones de inmigrantes, quienes según el aspirante golpearían directamente sus opciones laborales y sus garantías sociales.¿Cuán lejos está Trump de cantar victoria, cuando The Economist lo ve como una de las nueve amenazas para la estabilidad mundial? Eso es lo que se preguntan hoy los preocupados líderes del partido, tanto como los electores. Lo cierto es que está menos lejos de lo que ellos mismos temen y aún distante de lo que quisiera el candidato. Hoy, tiene garantizados 646 delegados. Para ser ungido necesita 1237. La convención es en julio.Pretender frenarlo, a punta de recursos válidos, es difícil. Lo primero que debe producirse es que Trump no alcance los delegados para ganar la candidatura de su partido. Entonces, cualquier cosa puede suceder, aunque no será fácil conseguir que los otros sobrevivientes de la carrera por la candidatura concilien. Ted Cruz, el senador de Texas, es un conservador y predicador, muy amigo de la demagogia y muy distante de los cambios que necesita su país. Y John Kasich, el gobernador de Ohio ha ganado terreno en las últimas semanas, pero pocos ven en él las dimensiones para llegar a la Casa Blanca.Otras posibilidades como las de hacer rancho aparte para dejar solo a Trump o buscar un nombre de último momento entre políticos jóvenes, le darían la razón al millonario y procaz candidato sobre sus temores de que le sea escamoteada su aspiración. Y abriría la posibilidad para que la violencia que aparece en su campaña cada vez con mayor frecuencia se incremente basada en la ‘injusticia’ que se comete.La última opción es que la posible candidata demócrata, la exsecretaria de Estado Hilary Cllinton, derrote a quien ha hecho de la intolerancia y la procacidad en su lenguaje su bandera para la elección. Aunque se conoce su experiencia en el manejo de los asuntos públicos, no es menos cierto que la frialdad de su campaña y la cantidad de enemigos que ha acumulado a lo largo de su trayectoria pública produce temores y dificultades Sin embargo, será el último recurso para evitar que se cumpla el vaticinio de The Economist.

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