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Inmigración en Colombia

Esa migración soterrada empieza en Cuba, África o Asia y usa a Colombia como lugar de tránsito en la ruta para lo que muchos consideran su encuentro con la libertad al escapar de tiranías como la castrista.

29 de julio de 2016 Por:

Esa migración soterrada empieza en Cuba, África o Asia y usa a Colombia como lugar de tránsito en la ruta para lo que muchos consideran su encuentro con la libertad al escapar de tiranías como la castrista.

Miles de personas, casi todas de nacionalidad cubana, siguen varadas en la zona del Urabá antioqueño a la espera de que se les permita seguir su camino hacia los Estados Unidos. Y entre tanto, las autoridades colombianas parecen confundidas para atender un fenómeno que puede transformarse en algo parecido a la tragedia humanitaria que se vive en Europa. El problema tiene hoy la atención del país, gracias a la denuncia de las autoridades locales y el interés de los medios de comunicación. Se trata de miles de personas detenidas en municipios con modestos recursos para atenderlos. Son los inmigrantes a quienes las redes de trata de seres humanos ofrecieron la llegada al país del norte a cambio de dinero.Esa migración soterrada fue detectada hace varios años. Empieza en Cuba, en África o en Asia y usa a Colombia como lugar de tránsito en la ruta para lo que muchos consideran su encuentro con la libertad al escapar de tiranías como la castrista en la tierra de José Martí, o con las oportunidades de progreso que no tienen en sus países de origen. Para ello debieron contar con la facilidad de llegar a Ecuador y la posibilidad de transitar por nuestro país pagando la complicidad de funcionarios venales y el apoyo de organizaciones que en muchas ocasiones tienen nexos con el narcotráfico.Hasta que los gobiernos de Centroamérica decidieron parar la romería y deportar a los inmigrantes, muchos de los cuales fueron convertidos en mulas que llevaban drogas ilícitas a través del Darién colombiano para entregarlas al otro lado de la frontera, requisito adicional para permitirles continuar su camino. Fue entonces cuando Panamá clausuró el paso y municipios como Turbo empezaron a registrar el represamiento de esa migración en un volumen que según cálculos puede superar a los cuatro mil seres humanos.Ese es el drama que se ha descubierto mediante la denuncia de los habitantes de la zona y la investigación periodística. Es un problema de dimensiones incuestionables, que sigue creciendo a pesar de los descubrimientos y que ahora está en manos de la Cancillería. Ahora, muchos de esos inmigrantes están alojados en condiciones precarias en una finca de la región, a la cual no puede ingresar la autoridad para proceder a su deportación. Incluso, decenas de mujeres darán a luz en los próximos días y eso cambia las condiciones de los inmigrantes ilegales. Son personas, no delincuentes, pero que han violado la ley colombiana. Son dramas humanos que no parecen tener solución por cuanto ni pueden viajar a México donde han pedido ser deportados, ni los gobiernos centroamericanos les permiten cruzar sus fronteras, ni Ecuador admite que sean devueltos allá. Y para completar, Cuba se niega a recibir a sus nacionales, muchos de los cuales temen las represalias del régimen castrista. ¿Qué hacer? Para ello están la ONU, la OEA y todos los mecanismos de la burocracia internacional creados para atender este fenómeno. Lo único claro es que Colombia no puede seguir atrapada en el emparedado de las mafias del tráfico de personas que aprovechan la facilidad para usar el territorio nacional para su negocio.

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