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Esperanza y escepticismo

Hay pues una mezcla de esperanza y de escepticismo ante el nuevo intento por lograr resultados en la negociación con el ELN.

12 de febrero de 2017 Por:

Liberado Odín Sánchez y amnistiados los dos guerrilleros solicitados como facilitadores de paz por el ELN, esta semana se instaló de manera formal la mesa de negociación entre las delegaciones del Gobierno Nacional y de esa organización subversiva.

De manera profusa, las cámaras de televisión, los reportes gráficos y las notas impresas mostraron las imágenes y contaron acerca de la ceremonia que se llevó a cabo el pasado martes en una hacienda facilitada por el gobierno del Ecuador. Y se escucharon los discursos de los jefes de ambas delegaciones, cumpliendo con un ritual esperado, el de iniciar otro esfuerzo, quizás el último por terminar la violencia justificada en razones políticas en Colombia.

Comenzaron así unas negociaciones que han tenido antecedentes largos y accidentados. Secuestros y extorsiones con claro interés económico, incrementos de atentados contra la infraestructura nacional y un creciente vínculo con el narcotráfico contrastan con los discursos de los líderes del ELN, cuyo jefe de la delegación da a entender que esta vez no hay reversa.

Al frente estará una nutrida delegación oficial, encabezada por el exministro Juan Camilo Restrepo y compuesta por ministros, congresistas y expertos miembros de las entidades públicas. Además, y ofreciendo las condiciones para tener un diálogo fluido, cinco o más miembros de la comunidad internacional serán garantes y facilitadores, proponiendo incluso sus territorios para que se desarrollen las conversaciones.

Al saludar este inicio, el doctor Restrepo ha hecho llamados a la renuncia del secuestro y en general a silenciar las armas como demostración de buena fe, no ante el Gobierno sino, y en primer lugar, ante los colombianos que son llamados de nuevo a tener fe en el empeño de negociar la paz con un grupo que lleva 53 años amenazando y tratando de destruir su tranquilidad.

Ese llamado es más que necesario para impedir una nueva frustración, si de verdad los integrantes del ELN están unidos para conseguir un resultado por primera vez en las decena de intentos que han fracasado en los últimos diez años. Son esos fracasos los que han generado escepticismo en la Nación, más ahora cuando crece la vinculación de fracciones de ese grupo con el narcotráfico y uno de sus comandantes ofreció recibir en su organización a los disidentes de las Farc.

Hay pues una mezcla de esperanza y de escepticismo ante el nuevo intento por lograr resultados en la negociación con el ELN. Los últimos seis años mostraron que sí era posible ponerse de acuerdo para terminar con la violencia fratricida. Y a pesar de las dificultades que se presentaron en las negociaciones con las Farc en La Habana así como en la ratificación de los acuerdos, este mes será recordado por el desfile de sus guerrilleros rumbo a las zonas de concentración mientras el Congreso adelanta las reformas constitucionales y legales a las cuales se comprometió el Gobierno.

La mesa está servida. En adelante, la actitud del ELN y su disposición a abandonar las armas para participar en la política será el gran impulso a la credibilidad de los colombianos para llegar al resultado que todos esperamos.

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