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En el limbo

"...la que fue en su momento una oportuna solución para evitar el final de Emcali dejó de ser transitoria y se convirtió en una intervención permanente. Y en ese largo periodo, las soluciones definitivas siguen posponiéndose".

30 de enero de 2011 Por:

"...la que fue en su momento una oportuna solución para evitar el final de Emcali dejó de ser transitoria y se convirtió en una intervención permanente. Y en ese largo periodo, las soluciones definitivas siguen posponiéndose".

Once años de intervenida con propósito de liquidación cumple Empresas Municipales de Cali, sin que la ciudad tenga certeza aún sobre cuál será su destino final. De nuevo es necesario pedirle al Gobierno Nacional que le cuente a la ciudad el verdadero estado de la entidad y decida la forma en que terminará esa intervención.Durante todo ese tiempo, Emcali ha sido objeto de múltiples procedimientos y propuestas para sanear sus finanzas y enderezar su administración. De todo ello se conoce que sus deudas con la Nación ascienden al billón de pesos, tras una cirugía que llevó a reestructurar sus pasivos, vendiendo activos como Termoemcali. También se sabe que está produciendo utilidades operativas que, sin embargo, no alcanzan a ser suficientes para resolver las dificultades de las telecomunicaciones, lo que llevó a crear una nueva empresa y a buscar socios para poder competir en un mercado exigente con frecuentes y costosos cambios en su tecnología.Hace un año, la entonces Superintendente de Servicios Públicos Domiciliarios le dijo a la ciudad que la intervención terminaría con la suscripción de un acuerdo de buen gobierno y la consecución del socio que adquiriera la mayoría de la nueva empresa de comunicaciones. Y si bien se saben las dificultades que ha tenido la realización de ese negocio, aún no se tiene claro cuál es la propuesta para establecer el acuerdo con la Administración Municipal para blindar a Emcali de los vicios clientelistas que casi producen su desaparición, y de un sindicalismo que abusó de sus prerrogativas para convertir a la entidad en su herramienta para hacer política.Ha pasado el tiempo, y Cali sigue viendo cómo su empresa de servicios públicos continúa intervenida con propósito de liquidación, y es administrada por una Superintendencia cuyo objetivo es vigilar la prestación de esos servicios. Como consecuencia, la que fue en su momento una oportuna solución para evitar el final de Emcali dejó de ser transitoria y se convirtió en una intervención permanente. Y en ese largo periodo, las soluciones definitivas siguen posponiéndose. Ahora mismo, la entidad adolece de un gerente interventor en propiedad, puesto que su anterior titular renunció para aspirar a la Alcaldía de Cali.Mientras tanto, el negocio de las comunicaciones sigue perdiendo valor y la interinidad da pie a especulaciones de todo orden acerca de las presiones de grupos políticos para que sean nombrados sus candidatos. Y la empresa, que es de los caleños, carece de una junta directiva que vigile la actuación de quienes administran su patrimonio, porque las personas designadas son empleados de la Superintendencia y sólo tienen obligación de reportar a esa entidad. Sin duda, la intervención ha sido excesiva, y su prolongación indefinida sólo causará más daño a Emcali. Por eso, y entendiendo los temores que existen sobre el regreso de la politiquería y la corrupción en caso de que sea devuelta a la ciudad, lo cierto es que el Gobierno Nacional se está demorando en definir la suerte de la entidad. Como están las cosas, nada sería más perjudicial para Emcali que continuar en el limbo en que se encuentra.

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