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El paro de siempre

"Tres semanas después de iniciado, de causar pérdidas enormes y perjudicar a la industria y al bolsillo de los colombianos, el paro de camioneros sigue su marcha. Y el país no tiene aún un estimativo sobre cuándo terminará un movimiento que si bien puede originarse en reclamos justificados, no debe ser motivo de amenazas ni razón de perjuicios para la sociedad".

17 de marzo de 2015 Por:

"Tres semanas después de iniciado, de causar pérdidas enormes y perjudicar a la industria y al bolsillo de los colombianos, el paro de camioneros sigue su marcha. Y el país no tiene aún un estimativo sobre cuándo terminará un movimiento que si bien puede originarse en reclamos justificados, no debe ser motivo de amenazas ni razón de perjuicios para la sociedad".

Tres semanas después de iniciado, de causar pérdidas enormes y perjudicar a la industria y al bolsillo de los colombianos, el paro de camioneros sigue su marcha. Y el país no tiene aún un estimativo sobre cuándo terminará un movimiento que si bien puede originarse en reclamos justificados, no debe ser motivo de amenazas ni razón de perjuicios para la sociedad. El movimiento tiene su origen en reclamos como el alto precio de los combustibles, la propuesta no aceptada de establecer precios mínimos para la carga y asuntos como la determinación de prestaciones sociales para los conductores. Además, en la reposición y la vida útil de los camiones, que deben ser reemplazados según acuerdos internacionales. Esos temas son recurrentes porque se plantean con frecuencia, se negocian con el Gobierno luego de las parálisis y después se vuelven a usar para generar el paro. Es un círculo vicioso que no parece encontrar salidas a pesar del impacto que produce en la economía nacional, y el golpe para los consumidores. Es la escasez de materias primas y productos de primera necesidad que empieza a denunciarse conforme pasa el tiempo, y el incremento en los precios de bienes como los productos perecederos.Pero también aparece otro aspecto más que inquietante. Es la amenaza contra quienes siendo del gremio no estén de acuerdo con el paro, como ocurrió a partir del pasado domingo, cuando se empezó a difundir en las redes sociales. Amenazas graves que han sido llevadas a la realidad en algunos casos demostrados por las autoridades. O, como ocurrió en Nariño el fin de semana pasado, cuando fueron derramados miles de litros de leche. Menos mal, hasta ahora no se han producido los bloqueos sobre puntos neurálgicos como Buenaventura o la carretera que conduce a esa ciudad. Pero la amenaza está latente y puede generar la actuación de la Fuerza Pública. Con lo cual se llega a otro escenario, donde la protesta pierde su sentido social para transformarse en un desafío a la sociedad.Por supuesto, el Gobierno está obligado a escuchar la protesta y, en la medida de lo posible, a aceptar las peticiones que sean justas. A manera de ejemplo, no es fácil de entender que los combustibles se hayan incrementado con dureza en la época de precios altos del petróleo y ahora, cuando están en caída, no puedan ser rebajados en proporción equivalente. Esa decisión contribuirá a reducir el costo del transporte, creando un ambiente más propicio para el diálogo. Sin embargo, el elemento más importante para resolver el conflicto está en la voluntad de los transportadores de encontrar soluciones. No puede ser que, como informó la señora Ministra del Transporte, se llegue a acuerdos que al otro día son desconocidos. Con ello, los dirigentes del movimiento están demostrando que su interés está no en conseguir un arreglo justo sino en usar el paro y sus efectos perturbadores para lograr concesiones que luego deben ser desconocidas porque, simplemente, la Nación no puede asumir sus costos. Eso es lo que siempre ha ocurrido y lo que no puede repetirse porque causa daño a los colombianos.

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