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El Niño y sus travesuras

"En el mes de abril, y sin que se confirmará todavía la presencia efectiva de El Niño, Emcali anunció incrementos del 6% para sus usuarios sobre las tarifas de energía, puesto que debía pagar mayores precios e impuestos a los productores. En su momento, El País alertó sobre las consecuencias que tiene el que se comunicara un alza a todas luces exagerada cuando aún no se tenía la certeza de la escasez de agua en las represas que surten a las hidroeléctricas".

8 de junio de 2014 Por:

"En el mes de abril, y sin que se confirmará todavía la presencia efectiva de El Niño, Emcali anunció incrementos del 6% para sus usuarios sobre las tarifas de energía, puesto que debía pagar mayores precios e impuestos a los productores. En su momento, El País alertó sobre las consecuencias que tiene el que se comunicara un alza a todas luces exagerada cuando aún no se tenía la certeza de la escasez de agua en las represas que surten a las hidroeléctricas".

Luego de algunos meses de pronósticos, el que los Bomberos de Cali demuestren que están listos para afrontar los incendios que desencadene el fenómeno del Niño confirma la llegada de la amenaza que, como ya lo demostró en el año de 1992, puede causar desastres y problemas de especial consideración.Por supuesto, el riesgo de incendios es el primero de los peligros para Cali. Mucho más cuando las montañas que la circundan han sufrido el efecto de depredaciones constantes, lo que las hace proclives a conflagraciones de gran tamaño que, ojalá, puedan ser evitadas a tiempo o conjuradas con los equipos y la disposición que en días pasados mostró el Cuerpo de Bomberos Voluntarios.El segundo riesgo lo sufrirá el campo colombiano, que se vería abocado a limitar de manera radical su capacidad de producir alimentos o a restringir su oferta de empleo. Las consecuencias pueden ser demasiado serias como para no tomar medidas que se anticipen a los prejuicios económicos y sociales que pueden ocasionar. Más aún cuando, dada la demora que se calcula tendrá el fenómeno, no pueden ser neutralizadas sólo con subsidios o recurso de corto plazo.Y el tercero es el riesgo de que se presenten apagones. Aunque de nuevo hay que reconocer que Colombia está mejor dotada para generar energía mediante el uso de derivados del petróleo, crecen las preguntas acerca de qué tan preparado está el Estado para enfrentar y controlar la especulación que ya se está presentando.En efecto, en el mes de abril, y sin que se confirmará todavía la presencia efectiva de El Niño, Emcali anunció incrementos del 6% para sus usuarios sobre las tarifas de energía, puesto que debía pagar mayores precios e impuestos a los productores. En su momento, El País alertó sobre las consecuencias que tiene el que se comunicara un alza a todas luces exagerada cuando aún no se tenía la certeza de la escasez de agua en las represas que surten a las hidroeléctricas.Pero hasta el sol de hoy no se sabe nada sobre las actuaciones de las autoridades que vigilan la prestación del servicio y deben proteger a la gente de los abusos y las especulaciones. Y mientras tanto, se insiste en vender a Isagén que fue creada precisamente para garantizar la presencia del Estado en el mercado, para invertir en el aumento de la capacidad de generación del país y para dar tranquilidad a las empresas y las familias que necesitan del vital servicio.Se entiende el propósito del gobierno al insistir en la venta de un activo como Isagén para usar los recurso que de allí obtenga en la construcción de la infraestructura vial que se requiere para romper uno de los cuellos de botella que más impacto tiene en la competitividad. Pero ya es incontrastable que las circunstancias han variado con la confirmación de la inminente aparición del fenómeno climático.Entonces, lo que se presenta es una variación que reclama mantener al Estado como garante de la oferta y como regulador de un mercado que puede ser distorsionado, como ya ocurre, con la especulación. Y que no parece suficiente con la actuación de las superintendencias y comisiones encargadas de vigilar el comportamiento de las generadoras y vendedoras de energía. Lo que está ocurriendo en Cali es prueba de ello.

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