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El fin de la gerontocracia

"El gobierno de Cuba es una gerontocracia despótica que se ve obligada a dar un paso al costado, como ya lo hizo Fidel aunque siga incordiando, para evitar que los achaques y el cansancio propio de la ancianidad los lleve a cometer errores que puedan dar al traste con su pretensión de que el régimen que ellos crearon los sobreviva".

26 de febrero de 2013 Por:

"El gobierno de Cuba es una gerontocracia despótica que se ve obligada a dar un paso al costado, como ya lo hizo Fidel aunque siga incordiando, para evitar que los achaques y el cansancio propio de la ancianidad los lleve a cometer errores que puedan dar al traste con su pretensión de que el régimen que ellos crearon los sobreviva".

Elegido en 2008 para suceder a su hermano Fidel, quien gobernó a Cuba por más de 40 años, Raúl Castro pidió a la Asamblea que lo confirmó por otros cinco años que establezca un límite de dos mandatos para todas las posiciones de alto rango en su país. Con ello anunció que se retirará del poder en el 2018 cuando cumpla 86 años y concluya su mandato.Como es de esperarse, los cubanos de la calle no salen de su asombro al escuchar estas palabras de quien ha ostentado de manera indefinida los más altos cargos de la Nación, junto con su hermano Fidel, ¡durante 60 años! Vaya autoridad moral y política para hacer esta propuesta, dirá más de uno.La verdad es otra: se trata de garantizar la permanencia del régimen más allá de la presencia vital de los hermanos Castro y del resto de ‘compañeros’ de las jornadas iniciales de la revolución, todos ellos en edades superiores a los 80 años. El gobierno de Cuba es una gerontocracia despótica que se ve obligada a dar un paso al costado, como ya lo hizo Fidel aunque siga incordiando, para evitar que los achaques y el cansancio propio de la ancianidad los lleve a cometer errores que puedan dar al traste con su pretensión de que el régimen que ellos crearon los sobreviva.Por otra parte, fue destituido el presidente de la Asamblea Nacional, Ricardo Alarcón, otro octogenario, quien estuvo al frente del Parlamento durante dos décadas y fue uno de los siete dirigentes nombrados por Fidel Castro como sucesores cuando entregó sus cargos en el 2006. Alarcón es sustituido por Esteban Lazo, hasta ahora Secretario Ideológico del Partido Comunista, a quien muchos sindican como perteneciente al sector ortodoxo del PCC. Desde este secretariado se controla la prensa, el sector social que ha mostrado mayor inmovilidad.Y como vicepresidente se designó a Miguel Díaz Canel, un dirigente de 52 años quien sustituyó a José Ramón Machado Ventura, uno de los históricos guerrilleros de la Sierra Maestra. Así se completó el primer movimiento del supuesto retiro de la gerontocracia cubana. Se espera que pronto otros dirigentes comunistas que no participaron en la guerra revolucionaria sean puestos a prueba en cargos de alta responsabilidad.Ellos estarán vigilados con desconfianza por los sectarios ancianos, y no contarán con la posibilidad legal de reelegirse indefinidamente. Por lo cual tendrán que andar con pies de plomo y de todas maneras serán rápidamente reemplazados, preferiblemente por otros más fieles al régimen.Así, la prohibición de la reelección indefinida, más que una apertura democrática se muestra como una maniobra de la gerontocracia para tratar de controlar y cambiar a los nuevos alfiles cuando cometan el menor desliz ideológico o político. Aún así, como todo en la vida, los ancianos que hoy se retiran también desaparecerán, como desaparecerá el régimen autoritario que crearon. Entonces, cuando Raúl Castro se retire, Cuba empezará a evaluar el atraso que le significó mantener un sistema anacrónico que lo puso al margen de la historia y de los cambios sociales y económicos de los últimos 70 años en el mundo.

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