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Con los recobros, las EPS gestionaban ante el sistema de salud el pago de los servicios prestados y medicamentos entregados no financiados por la UPC. | Foto: Archivo de El País

Editorial

El camino por andar

Pero sigue siendo un despropósito desandar el camino recorrido en las últimas tres décadas, que ha permitido lograr una cobertura del 93% de los ciudadanos.

23 de mayo de 2023 Por: Editorial .

Con el 84,2 % del articulado aprobado, la discusión de la Reforma a la Salud que se retoma hoy en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes será más de trámite que de análisis profundo o cambios sobre lo que queda. Este es apenas el primer de los pasos que debe dar el proyecto de gobierno en el Congreso para convertirse en ley, y todo indica que lo que aún le falta no será tan sencillo como lo ha sido el debate que se ha surtido hasta la fecha.

Las polémicas siguen rondando a la reforma en la que tanto se empeña el Ejecutivo y que, de aprobarse, cambiaría estructuralmente la forma como se presta hoy el servicio de salud en Colombia. Hay que recordar que el actual sistema nació de la Ley 100 de 1993, que entre otras transformaciones de la Seguridad Social supuso abrir la posibilidad de la libre competencia y con ello a la ampliación de cobertura, acabando así con la exclusividad estatal que había convertido la salud en un ente paquidérmico, al cual solo tenían acceso los trabajadores formales.

Luego de meses de discusiones públicas sobre el proyecto, finalmente el texto se radicó e inició un tire y afloje político que se mantiene a la fecha, que además provocó un sisma ministerial y sigue generando inconformidades así como enfrentamientos dentro de algunos partidos políticos. En esencia, el articulado se mantuvo con lo que quería el Gobierno y así se ha aprobado en lo que se ha debatido hasta ahora en la Comisión Séptima de la Cámara Baja.

Entre los artículos que ya tienen el primer visto bueno, de los 139 artículos que incluye la reforma, varios causan preocupación en buena parte de la sociedad. Uno es la transformación de las EPS en gestoras de salud y vida, a las que llegarían solo los casos de mediana y alta complejidad, y que en un término de dos años deberían dejar de funcionar como lo hacen hasta la fecha. No es claro cómo se haría la migración de los afiliados y cuáles serían las reglas del aseguramiento, toda vez que estas quedarían para determinación del Gobierno Nacional.

Otro asunto polémico es el que convierte a la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud, Adres, en pagador único, con lo que se permitiría también que los dineros de la salud fueran administrados por Adres regionales. La preocupación de que esos recursos terminen cooptados por el clientelismo y la politiquería en los entes territoriales, es más que válida debido a la historia de corrupción que existe en Colombia y en particular en municipios y departamentos.

Los colombianos apoyan la intención de garantizar que la salud llegue a todos los rincones del territorio nacional, de forma más eficiente y con mejor calidad, en especial a los sectores de la ciudadanía que hoy están abandonados y son más vulnerables. Y sin duda hay que mejorar lo que no está funcionando bien además de garantizar que los recursos de la salud lleguen a donde se necesitan. Pero sigue siendo un despropósito desandar el camino recorrido en las últimas tres décadas, que ha permitido lograr una cobertura del 93 % de los ciudadanos.

Sobre ello deberán preocuparse y votar con responsabilidad los congresistas en los debates que le faltan a la Reforma a la Salud, tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado. Así lo exige el país.

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