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El cambio de Obama

" La estrategia ordena a las agencias federales a expandir sus programas para prevenir el uso de drogas antes que esta se presente, da poder a los médicos para intervenir ante los primeros síntomas de una adicción, amplía el acceso al tratamiento para los que lo necesitan y respalda a quienes están en recuperación".

26 de abril de 2013 Por:

" La estrategia ordena a las agencias federales a expandir sus programas para prevenir el uso de drogas antes que esta se presente, da poder a los médicos para intervenir ante los primeros síntomas de una adicción, amplía el acceso al tratamiento para los que lo necesitan y respalda a quienes están en recuperación".

En un aparente giro respecto a lo que ha sido la política de lucha contra los estupefacientes en Estados Unidos, la Casa Blanca presentó ayer un Plan Nacional sobre Drogas que, por primera vez, convierte en objetivo prioritario el tratamiento y la prevención de la drogadicción como una enfermedad mental, y relega a un segundo plano la detención y condena de los consumidores.Aunque en Estados Unidos ha existido una política para la prevención de la drogadicción en la que gastan gran cantidad de recursos, la verdad es que ella ha obtenido resultados magros. Los adictos han aumentado y muchos de ellos consideran que la cocaína y el éxtasis tienen un uso meramente “recreativo”.El cambio propuesto hace énfasis sobre el tratamiento de consumidores, dejando en un segundo lugar los procedimientos que conducen a la judicialización de los drogadictos. En adelante se gastará más en ayuda a los adictos que en fondos policiales, por lo cual se espera que habrá menos presos y más pacientes en rehabilitación.De acuerdo con las cifras del presidente Barack Obama, en su país hay 23 millones de personas que requieren de tratamiento por drogadicción y tan solo 2 millones lo están recibiendo. Los datos de detenciones policiales asustan: una vez entró en vigencia la ley que daba cárcel a quien estuviera en posesión de 5 gramos de crack, se pasó de 5 mil a 100 mil detenidos en solo un año. Muchos de ellos no han recibido ninguna atención médica en las cárceles y de allí han salido para volver al poco tiempo, en condiciones aún peores.Obama ha señalado que la nueva prioridad procede de un enfoque “científico” del tema que recomienda tratarlo como un asunto de salud pública. La estrategia ordena a las agencias federales a expandir sus programas para prevenir el uso de drogas antes que esta se presente, da poder a los médicos para intervenir ante los primeros síntomas de una adicción, amplía el acceso al tratamiento para los que lo necesitan y respalda a quienes están en recuperación.La Casa Blanca le ha solicitado el Congreso US$10.500 millones que se gastarían en el 2014 y que representan un 16% de aumento comparado con el 2012. De acuerdo con la administración, se trata del incremento más grande en tratamiento y prevención que se recuerde en la historia reciente de la lucha contra las drogas y representa más de lo que Estados Unidos ha invertido en el Plan Colombia en la última década. Adicionalmente, Obama ha pedido US$9.500 millones para financiar a las agencias antidrogas, US$ 3.700 millones para interdicción y US$ 1.500 millones para cooperación internacional, de los cuales Colombia recibiría US$320 millones.Todo suena muy bien. Pero una cosa es tratar a los consumidores y otra lidiar con la cadena del narcotráfico. ¿Qué hacer con los traficantes de drogas, los lavadores de dinero y los productores de las sustancias prohibidas, tanto en el exterior como a nivel doméstico? Debe recordarse que la mayor producción de éxtasis y anfetaminas se realiza en Estados Unidos y que también allá la siembra de marihuana y su expendio es prácticamente legal. Esto debe discutirse y aclararse.

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